164 Girasoles

Prólogo

GIRASOL NÚMERO 1

Zayn Sanderson

Cuando llego al callejón que queda de camino a la universidad me bajo de mi motocicleta y camino hasta la muralla, lanzo mi mochila al suelo y saco las latas de pintura, seco las putas lágrimas que se derramaron por mis mejillas y comienzo el graffiti.

Voy trazando colores y líneas, solo puedo pensar en olvidar todo lo que estoy sintiendo. De por sí siento que cada día desde que tengo diecisiete años va de mal en peor, pero realmente siento que mi vida es una completa mierda en este momento.

Muevo la pintura en spray violentamente, graffitear me relaja, pero siento que no es suficiente en este momento, quiero golpear algo, golpear hasta que mi puño me duela y se hagan heridas.

—¡Mierda!— grito cuando el spray se acaba, era uno que ya había ocupado antes, lanzo la lata y saco otra de mi mochila, vuelvo a pintar la muralla.

—¡Si, tía! ¡Estoy bien! Tranquila, si. Está bien. Okay, adiós.

Escucho como una chica pasa por mi lado mientras habla por teléfono, decido ignorarla y seguir con lo mío sin mirarla si quiera.

—¡Oh mierda!— escucho que grita y no puedo evitar girarme a ver, la chica está en medio de decenas de bolsas de basura, ruedo los ojos. Debió caer. Qué chica más torpe. —¡Lo sabía! Mi tía siempre me dice: Sarah, no camines mientras usas el teléfono. Pero si, lo hago y soy muy distraída, no debería hacerlo. ¡Qué tonta soy!

Vuelvo mi mirada a la muralla para terminar con el graffiti, la chica puede ponerse en pie sola.

—¡Hola! Zayn, ¿No?— habla a mis espaldas, frunzo el ceño y me giro a verla una vez más, la rubia está a unos metros de mi ya de pie. Percibo un acento extraño de su parte, quizá italiano.

—¿Nos conocemos?

—Vamos a la misma universidad, aunque tu eres un año mayor. Soy Sarah.

—Hm, ya veo— digo, alzo una ceja y vuelvo a graffitear la muralla.

—¿Estás bien?

—¿Y a ti qué?

—Te ves un poco triste.

—Repito, ¿Y a ti qué?— respondo sin mirarla, dándole la espalda. Escucho como suelta una risa y unos segundos después se interpone entre la muralla y yo, ruedo los ojos y doy un paso atrás.

—No me agrada ver a las personas tristes, ¿Quieres un girasol?— me pregunta sonriente sacando un girasol de su ramo de flores, apenas había notado que traía eso.

—No, gracias.

La hago a un lado y sigo pintando.

—¿Tuviste un mal día?

—Una mala vida, tal vez— murmuro.

—Cada persona toma la decisión de que una mala vida sea buena, va en ti.

Qué frase tan mierda. Me quedo en silencio mientras sigo con mi graffiti.

—Te dejaré el girasol por aquí, espero que estés mejor, tómalo como una muestra de que puedes encontrar apoyo en cualquier lado.

La ignoro totalmente, fijo mi mirada en lo que estoy haciendo en la muralla. Cuando noto que se va me giro a ver, efectivamente dejó el girasol encima de mis cosas, qué chica más irritante, ¿Por qué me haría sentir mejor un puto girasol? ¿Es que se mete en los problemas de los extraños todo los días?

Cuando termino el graffiti con una frase de un libro que leí hace un tiempo ordeno mis cosas para ir a la universidad, no puedo evitar mirar el girasol, ruedo los ojos y suelto un bufido.

Ya qué, no me hará daño conservarlo. Meto el girasol a mi mochila, me subo a mi motocicleta y me dirijo a tener otro día de mierda en esa universidad.



#24743 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor, sadstory

Editado: 05.09.2021

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