2. Broken

❯── II ──❮

────────────────[El tío Monty]

Elena se mantenía en silencio mientras pensaba en la despedida que tendría con sus amigos más queridos. Se imaginó un adiós muy trágico, como a ella le gustaba. Mientras observaba como todos comían sus rebanadas de pastel de coco, ella estaba en silencio mirando a cada uno de los presentes, allí fue donde reconoció una mueca de agrado de los hermanos hacia Monty, se imaginó que toda la tragedia ya había acabado y que un bonito inicio estaba sucediendo. Sin embargo, eso era muy diferente, pero no podemos adelantarnos tanto a los hechos, así que hay que continuar con esta línea temporal.

—¿A Sunny no le gusta el coco? —preguntó Tío Monty.

Él, el señor Poe y los huérfanos estaban sentados ante una mesa verde, cada uno con un trozo de la tarta de Tío Monty. Tanto la cocina como la tarta seguían calientes por el calor del horno. La tarta era magnífica, rica y cremosa, con la cantidad perfecta de coco. Violet, Klaus, Elena y Tío Monty estaban casi acabando sus raciones, pero el señor Poe y Sunny solo habían comido un pedacito.

—A decir verdad —dijo Violet—, a Sunny no le gusta comer cosas blandas. Ella prefiere alimentos duros.

—Algo poco habitual en un bebé —dijo Tío Monty—, pero muy habitual en muchas serpientes. La Masticadora de Berbería, por ejemplo, es una serpiente que debe tener algo en la boca todo el tiempo, de no ser así empieza a comerse su propia boca. Muy difícil de mantener en cautividad. ¿Le gustaría a Sunny una zanahoria cruda? Es algo muy duro.

—Una zanahoria cruda sería perfecto, doctor Montgomery —contestó Klaus.

El nuevo tutor legal se levantó y se dirigió a la nevera, pero de repente dio media vuelta y negó con el índice, mirando a Klaus.

—Nada de «doctor Montgomery» —dijo—. Es demasiado formal para mí. ¡Llámame Tío Monty! Ni siquiera mis compañeros herpetólogos me llaman doctor Montgomery.

—¿Qué son herpetólogos? —preguntó Violet.

—¿Cómo te llaman? —preguntó Klaus.

—Niños, niños —dijo el señor Poe con severidad—. No tienen que hacer tantas preguntas.

Tío Monty sonrió a los huérfanos.

—Está bien —dijo—. Las preguntas demuestran una mente curiosa. La palabra «curiosa» significa...

—Sabemos lo que significa —dijo Klaus—. «Llena de preguntas».

—Bueno, si saben lo que significa esto —dijo Tío Monty, dándole una zanahoria a Sunny—, deberían saber también qué es la herpetología.

—Es el estudio de algo —dijo Klaus—. Cuando una palabra tiene ogía es el estudio de algo.

—¡Serpientes! —gritó Tío Monty—. ¡Serpientes, serpientes, serpientes! ¡Eso es lo que estudio! ¡Adoro las serpientes, todas las especies de serpientes, y recorro el mundo en busca de diferentes especies que estudiar aquí en mi laboratorio! ¿No es algo interesante?

—Es algo interesante —dijo Violet—, muy interesante. Pero ¿no es peligroso?

—No, si conoces el tema —dijo Tío Monty—. Señor Poe, ¿le gustaría también una zanahoria cruda? Veo que casi no ha probado la tarta.

El señor Poe se sonrojó y tosió un buen rato en su pañuelo antes de contestar:

—No, gracias, doctor Montgomery.

Tío Monty guiñó el ojo a los niños.

—Si usted quiere, señor Poe, también puede llamarme Tío Monty.

—Gracias, Tío Monty —dijo el señor Poe con frialdad—. Bueno, tengo una pregunta, si no le importa. Ha mencionado que recorre el mundo. ¿Alguien vendrá a cuidar a los niños mientras usted esté fuera recogiendo especímenes?

—Somos lo bastante mayores para quedarnos aquí solos —dijo Violet rápidamente, más en su interior no lo tenía tan claro.

El tema de estudio de Tío Monty parecía interesante, pero no estaba segura de estar preparada para quedarse sola con sus hermanos en una casa llena de serpientes.

—Ni hablar —dijo Tío Monty—. Los tres irán conmigo. Dentro de diez días nos vamos a Perú, y quiero que estén allí, en la jungla, conmigo.

—¿De verdad? —dijo Klaus. Tras el cristal de sus gafas sus ojos brillaban de excitación—. ¿De verdad nos vas a llevar a Perú? Pero... —Se quedó callado por un instante y miró el rostro triste de su mejor amiga—. ¿Y Elena? ¿No puede quedarse con nosotros?

—Klaus, ya hemos hablado de eso —respondió el señor Poe—. Elena irá a casa de su verdadero padre.

—Pero no lo conoce. No... Es igual que se quede con nosotros que con su padre.

—No —chilló el señor Poe.

—Estaré encantado de contar con su ayuda —dijo Tío Monty, mientras se levantaba para agarrar un poco del trozo de tarta de Sunny y escuchar la conversación de Klaus con el señor Poe—. Ayer mismo Gustav, mi ayudante, me dejó una inesperada carta de dimisión. He contratado a un hombre llamado Stephano para que ocupe su lugar, pero no llegará hasta la semana que viene, así que voy muy retrasado en cuanto a los preparativos para la expedición se refiere. Alguien tiene que asegurarse de que todas las trampas para serpientes funcionen, para que ningún espécimen resulte herido. Alguien tiene que leer estudios del territorio peruano, para que podamos recorrer la jungla sin problemas. Y alguien tiene que cortar una cuerda larguísima en cuerdas más cortas y manejables. Y, por supuesto, alguien tiene que escribir las aventuras que vivamos en Perú.

—A mí me interesa la mecánica —dijo Violet, lamiendo su tenedor—, y me encantaría aprenderlo todo sobre trampas para serpientes.

—A mí las guías me parecen fascinantes —dijo Klaus, limpiándose la boca con una servilleta—, y me encantaría aprender cosas sobre el territorio peruano.

—¡Eojip! —gritó Sunny y mordió su zanahoria.

Probablemente quería decir algo parecido a: «¡Me encantaría morder una cuerda larguísima hacer de ella trozos más cortos y manejables!».

—Podría escribir sobre sus aventuras en Perú —agregó Elena con una sonrisa amplia.

Elena miró a sus amigos, luego al señor Poe y después al Tío Monty con una enorme sonrisa sobre sus labios.




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