Duodécimo Capítulo

El cambio había sido monumental, desde ese día en el que el omega paso la noche con Harry, velándolo todos se sintieron llenos de fe.

Niall no se había separado más que para asearse de su alfa, siempre estaba sosteniendo su mano, le daba besos cuando nadie le veía y hablaba con él con la esperanza de que le escuchase.

Justo en ese momento Anne entro, sus ojos mostraron cariño a la escena.

Niall tenía su mano unida a la del alfa, los labios del menor estaban en el cuello, su rostro escondido en el cuello, la otra mano pasaba sobre la cintura de su amado.

—Niall, tienes que comer —casi ordeno la mujer con preocupación, el menor se separo solo un poco del alfa haciendo que sus orbes azules miraran a la mujer.

—Que la traigan aquí —hizo un puchero —, no quiero alejarme de él.

—Está bien —sonrió la mujer —pero comes todo.

La alfa se retiro, sonrió y se sentó en la silla, ya que no quería dejar boronas en la cama y que la hormigas picaran a su querido alfa.

Miro el rostro del ruloso, sus labios estaban ligeramente más rosados y su piel ya no estaba ni tan pálida, menos helada, sonrió pensando en los momentos pasados.

Recordó los borrosos momentos en que el omega apenas podía recordar del día en que se conocieron.

Recuerda el olor tan potente, tan embriagador como si de una droga se tratase, el solo quería sentirla todo el día, llenarse de ese olor.

Recuerda que cuando se separo del alfa, el no quería, pero estaba tan mal que no pudo formular palabra alguna, pero el sin duda lo que menos quería era estar un centímetro lejos del mayor.

La puerta se abrió y sacudió su cabeza, le sonrió a la mujer que le vio cálidamente.

—Come, te esperare aquí —la mujer se sentó en la silla que estaba en la pared pegada el sonrió y empezó a devorar lo alimentos.

Al terminar la mujer se acerco, y le quito los trastes sucios.

—Cuida de el y cuídate —susurro antes de retirarse.

El omega asintió y luego se volvió a colocar como estaba en el alfa.

—Te quiero demasiado Hazz, jamás me perdonare lo que te hice, si lo hubiese sabido jamás hubiera dejado que llegase tan lejos, te amo con todas mis fuerzas, te necesito tanto, todo el tiempo lo hice, quise convencerme que era lo mejor para ti —suspiro —pero en el fondo lo sabía, los dos siempre estaremos mejor al lado del otro y yo realmente quiero vivir una eternidad contigo mi alfa.

Cerro sus ojos disfrutando del poco calor que emitía el cuerpo del alfa, un ligera presión se sintió en su mano y un movimiento lento del brazo que no estaba tomando de la mano se coloco en su cuerpo apretándolo con suavidad.

Cerró sus ojos más fuertemente, su mente le estaba jugando estas cosas muy seguido y realmente le dolía ya que lo que más deseaba era tener a su alfa así, despierto.

Presiono mas su nariz al cuello mientras la frotaba ligeramente.

Un potente e intenso olor a cítricos más presente la ralladura de naranja se sintió, inundándole los pulmones y a la vez llenándole completamente.

Abrió los ojos con lentitud y se separo, sus ojos fueron a su cintura y el brazo estaba ahí, colocado mientras le apretaba con poca fuerza, levanto la mirada y sus orbes chocaron con los verdes más hermosos que jamás amo tanto ver.

Harry estaba despierto.