2° Lasso | Narry only

Segundo Capítulo

Niall estaba viendo hacia la ventana, su ojos azules miraban como el cielo estaba tan limpio, tan hermoso, el día era hermoso para todo quien lo viera pero para el solo le hacía sentirse peor, ese día era perfecto, para alguien perfecto, el solo era un omega defectuoso.

Uno que ni siquiera un cachorro pudo mantener en su vientre siendo que para eso eran los omegas, para darle hijos a su alfa.

Y él no era bueno para el alfa.

Escucho suaves toques en su puerta, respiro hondo y logro sentir el suave olor del alfa a cítricos, había notado en el último mes que el olor de alfa era débil, pero el supuso que todo tenía una explicación, una que no quería saber porque no quería al alfa cerca.

—¿Puedo entrar? —escucho la voz ronca y baja, más de lo que antes la había escuchado, el alfa tomo el pomo de la puerta.

—No —contesto rápidamente —lárgate.

—Niall —rogo el alfa en voz suave.

—Si entras me largo de la casa —amenazo, sin saber lo que eso hacía en la mente del alfa quien se parto rápidamente de la puerta, o lo más rápido que pudo.

—Solo —dejo de hablar —, te dejare comida en la puerta, tu madre no pudo venir —termino y dejando el plato de comida se fue hacia el sillón, sintiéndose agotado.

—No te quiero —susurro el omega con los ojos llorosos, porque simplemente él no quería ala alfa cerca, no lo quería.

Y el lazo se debilito mas al pronunciar esas palabras, Harry abrió los ojos sintiendo como todo se estaba desvaneciendo, como su unión estaba tan frágil, respiro hondo y cerró los ojos llevando su mente a ese recuerdo, a su primer encuentro con el omega.

Ese día, el día después, había despertado sintiéndose terrible, podía sentir el dolor del omega, sentía los tirones, podía sentir como el omega lo pedía, lo necesitaba, le llamaba.

Ese día el omega lo quería cerca.

Recuerdo haber entrado al baño, ver al pequeño hecho volita, recuerda ver su rostro rojo, sus mejillas empapadas de lagrimas por estar lejos de alfa, recuerda ver la marca tan roja, tan necesitada de que el alfa pasara sus labios ahí para calmar el sufrimiento, recuerda haber tomado al pequeño en brazos y sentir como se calmaba, como el omega lo aceptaba.

Como esa unión estaba tan fortalecida, tan fuerte.

Su mente recordaba ese día, mandado sus fuerzas al lazo, fortaleciéndolo con las pocas fuerzas que tenia, con lo poco que quedaba de él, porque él no sería feliz jamás sin su omega.

Su cuerpo se sintió tan pesado, tan débil, sus parpados dolían estar abiertos, sus manos estaban pálidas, al igual que todo su cuerpo, sin poder mas estar alerta cerro lentamente sus ojos, sintiendo como sus pulmones pedían poco a poco menos aire, sintiendo que así se cansaba menos, sintió como su pecho se movía lentamente y solo un poco, y después todo fueron murmullos, porque no logro escuchar nada claro.

Paso una hora, una hora en la que nadie se dio cuenta, nadie se percato de que Harry estaba en ese estado, pero después una sirvienta que había ido a preparar la comida se acerco al cuerpo del alfa para que comiera un poco pero al tocar el cuerpo del alfa estaba frio, toco la frente e igual, escucho su respiración, estaba muy débil y el palpitar igual, vio la piel mas pálido de lo usual, su mano fue a aparar a su boca asustada, corrió hacia el teléfono de la casa y marco el de la alfa.

—Hola —contesto la omega.

—Señora, tiene que venir ahora —dijo con voz nerviosa y quebrada.

—¿Qué pasó Alice? —cuestionó la alfa mientras se escuchaban ruidos del lado de la alfa, la beta respiro hondo y vio el cuerpo del alfa tan calmado, casi muerto.

—Es Harry —contestó con un nudo en la garganta.




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