2° Lasso | Narry only

Quinto Capitulo

Con un cuidado que jamás fue visto en un alfa el doctor le coloco las respectivas agujas y enero el tubo hasta el fondo, asegurándose de que lo que pase por ahí vaya directo a su estómago, la vista del resultado es tan horrorosa como si fuera ver el cuerpo ya muerto del alfa ahí postrado, quiere llorar, más de lo que ya lo ha hecho, pero todo está siendo demasiado que se niega, porque si se lo permite estará todo un año llorando si las cosas siguen el rumbo que todos están viendo.

Sin ganas de ver esa escena va directo a la cocina, calienta un poco de comida, y va a la habitación donde el omega esta, al entrar realmente no lo quiere ver, no quiere ver su vida, no quiere ver sus ojos azules, no quiere ver su piel lechosa y menos quiere sentir ese olor tan dulce que el alfa tanto amaba, siempre, no quiere estar ahí.

Pero está ahí, por Harry.

—Come un poco —dice, esperando que el chico que sale del baño con la cara mojada le conteste algo.

—Gracias Alice —no sonríe, no dice más, no se cree capaz.

Deja la comida en la mesita tomando los cubiertos anteriores y sale de la habitación con su actitud tan retraída, con su corazón apretado en un puño fuertemente prensado en él, sintiendo como cada hilo de su cuerpo se iba cortando haciendo que ella quedara inmóvil, sin nada que le ayude a manejarse, dejándola débil, tan débil.

Siempre quiso al chico como a un hijo, a él y su hermana, tenerlos era una luz, una luz que se estaba yendo, siempre sintió feo no poder procrear, pero tenerlos a ellos le hacía feliz.

Nunca pensó verlos morir, nuca creyó ser capaz, y no era capaz, no si ella quedaría sola, porque no tenía más que a ese chico, perder a la alfa había sido un golpe duro, un golpe que la hubiese derribado de no ser por el alfa de personalidad tan centrada, de actitud tan cariñosa, porque el aceptaba su amor de madre que le daba pese a no ser su madre.

Y ella sabía que si se pudiera daría su vida a cambio de salvar la del chico, pero no había nada que le ayudara en su elección, solo esperara a ver que pasara.

Si ella se sentía así, no quería ni pensar en cómo se sentiría Anne, quien era la madre real de él, de la hermosa chica que años atrás había perdido la vida, que le habían quitado de sus brazos para llevarla a un lugar horrible, por codicia y poder, porque su ella pensara en cómo se sentía ella simplemente ya no aguantaría eso, con una concentración que no se debía de poner realmente pero que le obligaba a estar concentrada en lo que hacía que en el hilo de sus pensamientos.

Al terminar de colocar la comida en trastes y guardar todo para que se conservara, porque ellos no desperdiciarían comida, no con tantas personas que querían y no tenían.

El doctor se acercó, con su mirada que no trasmitía nada, que no le decía nada, una mirada que realmente le gustaba porque no podría soportar una mirada que tuviera plantada el ‘todo va mal’ porque eso lo sabía de antemano.

—Me sirves un poco de comida, muero de hambre y empiezo turno —hablo mirándola, ella asintió sin ganas de hablar porque sentía el nudo en su garganta, como si las lágrimas que se estaba guardando estuvieran ahí y en el momento en el que ella hablara estas saldrían sin filtro alguno.

Con movimientos rápidos sirvió y calentó los alimentos, le sonrió antes de tendérselos, el doctor comió en la isla, algo que no le mostos, ella se quedó ahí porque no quería que él se quedara solo comiendo, aunque también era que ella no quería estar sola, no quería sentirse sola.

—Él es fuerte —la voz del doctor sonó, levanto la mirada la cual estaba e sus pies, le sonrió y asintió —, gracias.

Ella tomo los trastes y escucho como él se retiraba, sintiendo como ese frio en su cuerpo se iba expandiendo, sintiendo que se estaba quedando sola, sin nadie, sin nada.




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