—Estar aquí contigo ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida.
—Igual a mí. Te amo demasiado, Sinb.
Ambas unieron sus almas en un beso necesitado. Las manos de Sinb cayeron en las piernas de Yerin, apretándolas en busca de alguna señal que la deje ir a por más.
Se separaron unos segundos y en los ojos de ambas habían más que mil señales.
—Sería mejor que continuáramos esto en la casa. —Propuso Yerin con un leve jadeo y el pecho subiendo y bajando por el beso tan ajetreado.
— ¿Esto es una propuesta indecente, Jung Yerin?
—Solo digo que estoy dispuesta a entregarme completamente a ti. Te amo demasiado.
—Yo también te amo, Yerin.
Ambas sonrieron y se dieron un gran abrazo. Siguieron recostadas en aquella silla del parque.
—Sinb. —Llamó Yerin.
—Dime, linda.
— ¿Cuánto me amas?
—Hasta el infinito.
—Entonces, ¿Estarías dispuesta a hacer cualquier cosa por mí?
—Iría contra cielo, mar y tierra por ti, bebé. Eres lo mejor que me ha pasado.
—Gracias por decírmelo. Necesitaba escucharlo.
— ¿Por qué?
—Porque tienes que levantarte, falta una hora para tus clases.
— ¿Qué? ¿A qué te refieres? ¿Estoy soñando? —Sinb comenzó a mirar a todos lados, era demasiado real para ser un sueño.
—Me tengo que ir, lo siento. —Yerin se levantó del asiento y comenzó a correr hasta desaparecer dentro del parque.
Sinb no pudo perseguirla porque sentía sus pies pegados al suelo. Pasaron unos segundos cuando una voz a la lejanía se comenzó a escuchar.
— ¡Eunbi! ¡Eunbi!
— ¿Ah? —Sinb miraba a todos lados en busca de la persona de aquella voz.
Su vista se comenzó a nublar hasta que pudo ver la realidad. No estaba ahí. No había Yerin. Todo había sido un sueño.
— ¡Eunbi! Levántate, hija. Tienes que ir a la Universidad.
Eunbi llevo su mano a la cabeza por el dolor que sentía. Aquel sueño parecía tan real.
— ¿Pasa algo? —Preguntó Jessica.
—No, nada. Solo un sueño raro. —Eunbi se levantó de su cama en dirección al baño. —Tomaré una ducha rápida.
—Te espero abajo, hija.
Eunbi se desnudó y se dejó llevar por el momento bajo el agua. Aún sentía su cabeza doler un poco.
Los pensamientos volvieron a ella. Yerin. No era la primera vez que soñaba con aquella muchacha. Soñaba cosas indebidas, así como también soñaba momentos demasiado empalagosos. Siempre en los mismos lugares y con la misma persona.
Trató miles de veces en investigar por internet de qué se trataban sus sueños, mas nunca encontró respuesta. Dudaba en si preguntarle a su madre por ella, pero decirle que tenía sueños húmedos y lésbicos con una chica quizás no era lo mejor.
Solo quedaba lo único que podía hacer, guardarse sus sueños para sí misma.
— ¡Eunbi, tu desayuno está listo!
Aquel llamado la saco de sus pensamientos y retornó a la realidad. Su maldita realidad.
Bastaron unos minutos para alistarse y bajar a tomar su desayuno. Se despidió de su madre y se dirigió a su porche blanco.
Entrando a este su celular comenzó a vibrar.
Sabía de quién se trataba y no iba a dudar en contestar.
— ¿Cómo está el amor de mi vida? —Se escuchó en la otra línea, Sinb rio por reflejo. Adoraba aquel entusiasmo.
—Estoy bien, Hoseok. Tú entras en tres horas, ¿Cierto?
—Sí, amor. Pasaré por ti al salir de mis clases.
—Esperaré por ti. —Respondió Sinb con una sonrisa. Dos cuadras más e iba a llegar a su destino.
Bajó de su auto y se dirigió a su facultad: Administración. Deseaba ser una gran empresaria como su madre, su ejemplo a seguir.
— ¡Ey, Sinb!
— ¡Eunseo! —Sinb corrió al ver a su amiga de instituto en su facultad, aunque llevaban carreras diferentes era una gran alegría tenerla de cerca.
—Tampoco me ahogues, mujer. —Eunseo se quejó con una sonrisa siendo abrazada más fuerte por Sinb.
—Te había extrañado tanto.
—Yo también. —Dijo Eunseo liberándose por fin del abrazo. — ¿Qué tal tus vacaciones? ¿Tú y Hoseok ya...?
— ¡No! Ni se te ocurra decirlo frente a él.
— ¿No crees que ya es tiempo? Mujer, lo vas a dejar con las ganas todo el tiempo.
—Es que simplemente no sé porque no puedo. Quiero, pero algo en mi interior siempre me dice que está mal lo que hago y no puedo. ¿No te ha pasado?
—No, nunca me ha pasado. Creo que pasar mucho tiempo leyendo Harry Potter te ha afectado la cabeza.
— ¡Ah, no! Con Harry no te metas. —Sinb se abalanzó encima de Eunseo dándole un abrazo mucho más fuerte.
—Alumnos del aula A-113, ingresar a sus respectivos lugares. —Anunció un profesor parado en la puerta del aula.
—Te llaman, Eunbi.
—Salvada por la campana, te veré después.
—No tengas dudas de eso. —Respondió Eunseo caminando a su aula.
Sinb entró a su aula en busca de su asiento con una sonrisa en el rostro. Eunseo era su amiga de instituto desde que se vino a vivir a USA. Perdió contacto total con sus amigos de Corea y visitarlos era algo imposible, ya que Jessica por algún motivo extraño odiaba el hecho de regresar.
Para Eunbi era algo que la choco al principio, pero luego tuvo que superarlo. En ese entonces conoció a Eunseo, su mejor amiga, su confidente, su hermana de otra madre y su todo. Meses después conoció a Hoseok en un grupo de baile del instituto. Ambos congeniaron rápido y meses después se declararon oficialmente como novios.
Jessica aceptó con mucho agrado a Hoseok, cosa que confundió un poco a Eunbi ya que era muy celosa con ella, pero no se podía quejar, quería mucho a Hoseok.
Las clases pasaron más rápido de lo esperado, Eunbi se dirigió a la biblioteca por unos libros, era la segunda semana de clases y ya tenía mucho que estudiar.
Obtuvo los libros que necesitaba y salió del lugar. Lo que más necesitaba ahora era su dulce y cómoda cama.