2. Oscuros: El poder del olvido

1. El sueño

 

Jane se encontraba caminando de un lado al otro por el lugar, subiendo las grandes escaleras de madera para lograr ir a las habitaciones de la institución demoníaca. Estaba lloviendo a cántaros, los truenos y relámpagos iluminaban mi andar, Jane debe admitir que se sentía sola y descuidada por sus seres queridos. El rechinar del viento era como gritos de dolor de personas que se encontraban en el mismísimo infierno siendo torturados por el peor demonio, ese demonio al que todos tenemos llamado Javier. Aquello era realmente horrendo, ella pensaba que los gritos eran de cada una de las personas que no había salvado, de aquellas pequeñas niñas y de todos en el gran mundo de la magia. Esas personas a las que le prometió salvar y que dejó en el olvido por su bienestar. Nuevamente cayó en aquel juego de la hipocresía demoníaca que condena sus venas llenas de oscuridad.

Ella tenía miedo, temía por todos sus amigos que no se encontraban a su lado, que no sabía en donde estarían ahora. Ella no tenía ni la menor idea de la ubicación de sus amigos y de su hermano, ella no sabía donde comenzar a buscar o si al hacerlo ellos no quisieran su ayuda. Las cosas se salieron de control en su mente, su mente se encontraba realmente perdida en un gran mar de sentimientos y dolor que emergían de todo su cuerpo, mucho más de su mente y corazón. Su mente la estaba volviendo loca y su corazón pedía a gritos por un encuentro con todas esas personas que ella amaba.

Sus ojos estaban completamente perdidos, estaba en la luna si es que así se puede llamar a un estado como el que ella se encontraba. Jane, ya no era la misma joven que fue en la cena con los padres de Luke, ahora ella era una persona nueva, una persona que conocía el dolor y sufrimiento y que en ese momento lo peor le pareció tirar alcohol sobre el hermoso vestido de la madre de Luke. En ese momento ella se dio cuenta que lo que una vez pensó que era lo peor en realidad no era nada, simplemente una tontería que pasaba en ese preciso instante de la vida. Esas simples cosas sin duda en un momento como éste serían estupendas.

Ahora ella estaba sola, sola en el mundo.

No podía pensar más que en seguir viviendo, pero era doloroso y ella pensaba que no podría lograrlo sin alguien a su lado, sin una persona que la apoye. Sin amigos, sin familia, sin su amor verdadero.

Toda su vida pensó que éste momento sería algo ficticio, ella creía en las palabras que una vez Luke le había prometido y ella a él, pero al parecer no fue así ya que ahora estaba realmente sola.

Lo primero que se le ocurrió fue caminar hacia la habitación que tenía su nombre. Su nombre figuraba en la puerta que le correspondió, Janette Mitchell. Había una gran decoración y se encontraba la madera barnizada y en perfecto estado, estaba limpió y ordenado.

No tardó demasiado en abrir la puerta y entrar a dicha habitación.

Decidió que lo mejor sería cambiar su atuendo, se puso un pantalón suelto y una remera larga que cubría sus curvas. Se hizo una gran colita arriba en su cabello y suspiro de alivio por unos pocos segundos.

Se recostó sobre la gran cama y miró el techo con el ceño fruncido, ella sentía como su corazón estaba completamente partido a la mitad. El dolor que ella sentía jamás podría olvidarlo, ella sabía que tenía que aceptar la soledad y seguir con el camino que le depara.

La joven no tardó mucho en quedarse completamente dormida.

El sueño se hizo presente.

Por fin, algo bueno sucedería. Ella lograría salir de un mundo real para ir a su mundo, el mundo del sueño.

Se encontraba viendo unos hermosos ojos azules, eran tan azules como la misma noche. Como ella ocultaba grandes secretos oscuros. Tan oscuros que no podía descifrar tan sólo uno de ellos, pero dentro de aquella grandiosa mirada había cosas que nunca nadie logro imaginar. Cosas buenas y malas, esos ojos transmitían mucho, puede que no lo reconozca en éste momento pero sé que Jane es capaz de saber lo que sucede detrás de aquella hermosa mirada. Esos ojos azules se encontraron con los marrones de ella. Ambos hicieron contacto visual, fue como magia para el espectador. Ella se sentía realmente nerviosa por lo que él pudiera pensar por verlo de esa manera, pero quizás no se preocuparía. Esas son cosas de las que Jane no sabía como hacerse cargo de la situación, esas cosas la hacían dudar de lo que era, la hacían ver como una pequeña niña que no sabía que hacer o decir. Ella quiso mirar el rostro de la persona a la cual le correspondían esos ojos, pero lamentablemente no lo logró ya que su bello y delicado o quizás horrendo rostro se encontraba cruelmente borrado.

Las manos ásperas, los dedos largos y finos que ese hombre poseía tenía las manos de ella, aquellas pequeñas y delicadas manos que ella poseía.

Ambas manos se acariciaban, era una bella sensación. Era realmente real, al menos así se sentía.

Los ojos marrones de Jane se fijaron en el escenario, era bello. Había pequeñas velas por todo el lugar, parecía que se encontraban en un gran y verde bosque. La noche era su acompañante, había música en el aire. Música delicada, bella, era una orquesta. La joven Jane, miró el suelo y se dio cuenta que se encontraban recostados sobre una gran manta llena de pétalos negros, le pareció realmente perfecto.
En unos pocos segundos, ella pudo sentir algo extraño y levantó la mirada. Logró ver los ojos de él, eran violetas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.