Tessa estaba en medio de la habitación, no sentía nada ya que su gracia no se encontraba justamente dentro de ella. Al caer la joven Tess había sido expulsada de su cuerpo, pero nadie sabía aquello. Jane vio la oportunidad de su vida al notar que aquel cuerpo de ángel estaba sin habitantes dentro, una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de la joven y se acercó inmediatamente a la joven Tess. Jane llevó su mano derecha hacia el corazón de Tessa y cerró los ojos dejando así su cuerpo para entrar en el de Tessa, el cuerpo de Jane sería donde la joven Tess aparecería al despertar de su gran sueño. Jane abrió los ojos, los ojos grises que Tess poseía y que ahora ella tenía. Se levantó inmediatamente del suelo y oyó el ruido de agua correr, para sus oídos aquello no era para nada lindo, es más era algo que ya no lograba soportar más así que decidió ir a cerrar la canilla. Se dirigió con un fuerte dolor en sus pies ya que Jane no sabía como caminar mucho con tacones y mucho menos con tacones tan altos y delgados como los que Tessa utiliza, comprendió inmediatamente la caída de la joven Tess. No era mucha ciencia, simplemente había que bajar la mirada y todos notarían la locura que la ángel de ojos celestes tenía en los pies.
Al llegar al baño sus ojos se abrieron como nunca antes, pues Alex se estaba bañando y aquello produjo que las mejillas pálidas de la joven se volvieran completamente escarlata. Trató de no hacer ruido alguno, pero aquello fracaso y resbaló con un charco de agua. Claramente el sonido fue oído por Alex, se estiró con cuidado para lograr ver a la persona caída y alzó ambas cejas completamente sorprendido al ver a Tessa, para sus ojos era ella la que estaba allí.
— ¿Tess? —Preguntó él.
Se ató una toalla en la cintura y se acercó para ayudar a Jane, él no comprendía absolutamente nada de lo que estaba sucediendo y le pareció bastante extraño ver a Tessa en las duchas. Jane sonrió ampliamente cuando él la ayudó y se separó inmediatamente para verlo, los ojos celestes de Jane recorrieron el cuerpo perfecto que poseía Alex. Supuso que al tragar saliva sonoramente él la habría escuchado.
— ¿Qué haces aquí, Tess? —Preguntó Alex con el ceño fruncido.
Ella simplemente negó con la cabeza. No se le ocurrió nada que decir, y ella sabe que no puede mentir.
—Oí un ruido de agua y emmm... Eso. —Dijo ella.
Alex al oír la respuesta extraña que Tessa le había dado frunció inmediatamente el ceño, él sabía con claridad que Tessa jamás hubiera titubeado ante su presencia. Ella era segura de sí, ella ya lo había visto sin ropa antes y jamás podría haber reaccionado de ese modo tan petulante, mucho menos al ser una de las más importantes de La Provincia. Una pequeña risita se salió de los labios de él y negó.
— ¿Así? Creí que habías venido por más. —Dijo él alzando una ceja y tomando la mano de ella llevándola al abdomen mojado de él.
Jane tragó saliva sonoramente.
—No... Simplemente... —Hizo que soltará su mano y se limpió sobre la falda azul ajustada que tenía puesta—. Simplemente oí el sonido detestable de una canilla abierta. —Dijo ella saliendo del lugar con la cabeza en alto.
Alex al oír y ver la acción de Tessa lo dudó, por un momento pensó que quizás no era ella pero luego de oír como lo trataba aceptó que simplemente estaba sufriendo un colapso nervioso o algo así. No le dio importancia y comenzó a vestirse con un traje de color negro, hoy había una cena familiar con todos para tratar de unir fuerzas. Al terminar de vestirse salió y vio a Tessa dando vueltas sin saber que hacer o a donde ir, le resultó bastante extraño, a decir verdad demasiado. Esa no era la actitud de la bella Theresa Wilmeroong, jamás podría verla caminar en círculos sin saber a donde dirigirse. Ella siempre hacía lo que quería.
Él decidió acercarse a ella.
— ¿Todo está bien, Tess? —Preguntó él.
—Si. Estaba viendo el arte, muy... Pintoresco y atractivo. —Jane trató de sonar interesante.
¿Tessa?
Alex se negó a pensar que las cosas estaban mal y simplemente asintió.
— ¿No piensas ir a cambiarte? —Preguntó Alex con una pequeña sonrisa sobre sus labios.
Ella le devolvió aquella sonrisa y asintió.
—Deberí... —Se detuvo inmediatamente al sentir como pequeños recuerdos llegaban a su mente, hizo una pequeña mueca de dolor—. Eso haré, tú me haces perder el tiempo, Sr lohan.
Él al oír que lo llamó por su apellido supo inmediatamente que esa mujer era su bella Theresa Wilmeroong. No todos sabían sobre el apellido de aquel ángel del señor.
Ella negó con la cabeza y palmeó el hombro de él, Alex la miró con una pequeña sonrisa ladina. Luego se dio vuelta y comenzó a caminar hacia la habitación de Theresa, al llegar vio a un hombre en la cama con una gran sonrisa en su rostro. Jane tomó asiento sin comprender, aquello no lo podía recordar y por ese motivo no sabía como debía actuar ante él.
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Editado: 10.04.2021