Nacho colocó dentro de su coche la sillita de viaje de Leo.
— ¿No te preocupa de lo que están hablando esos dos? — Le preguntó Mateo por detrás y Nacho que salió del coche miró a Ezequiel alejado con Colin, después se dirigió a su hermano.
— No me preocupa. — Le respondió Nacho apoyando un brazo en la puerta del coche. — Si a ti sí te preocupa no debiste hacerlo quedar con él.
— Colin y yo empezamos a salir justo después de que ellos rompieran, me preocupaba que todavía quede algo de su relación. — Se excusó Mateo.
— No te preocupes, Colin lo dejó porque Ezequiel trabajaba mucho, seguramente vuestra relación dure más. — Lo tranquilizó Nacho con un ataque directo a su hermano y bajó el brazo de la puerta del coche. — ¿Cómo está madre?
— Ya sabes, en pasarelas y eventos como siempre. — Respondió Mateo y giró la cabeza para vigilar a su novio. — ¿De verdad estás saliendo con ese chico? — Miró a Nacho y él asintió.
— Porque lo diría si no es así.
— Quería disculparme por quedar contigo para calmar a mi novio. — Se disculpó Colin con Ezequiel y sonrió avergonzado. — Mateo es bastante celoso… No pude seguir diciéndole que no.
— No vuelvas a escribirme. — Le pidió Ezequiel y poniendo una mano en la cabeza de Leo caminó hasta Nacho y Mateo. — ¿Podemos irnos? — Preguntó Ezequiel a Nacho.
— Sí, deja que coja a Leo. — Dijo Nacho ayudándolo a abrir el portabebé y cargando con su hijo para meterlo dentro del coche.
Ezequiel se terminó de quitar el portabebé y lo arrojó en el interior del coche mientras Nacho aseguraba a su hijo en la sillita.
— Me pasaré una tarde para ver a mis sobrinos. — Comentó Mateo y Ezequiel lo miró al tiempo que Nacho salió del coche.
— Si vas a hacerlo avisa con antelación. — Le exigió Ezequiel.
— ¿Quieres que avise para ver a mis sobrinos? — Se mostró sorprendido Mateo y vio a su hermano poner una mano en el hombro de Ezequiel.
— Solo, hazlo. — Le dijo Nacho a Mateo y cerró la puerta del coche. — Nos vamos. Darle saludos a madre si la ves. — Hizo a Ezequiel caminar y se inclinó para abrirle la puerta.
Mateo cruzó sus brazos y miró a Colin que se paró a su lado.
— ¿Qué le has dicho? — Lo interrogó celoso.
— Ya te lo dije, solo quería disculparme por la encerrona. — Contestó Colin y caminó por detrás de su novio para irse.
Sentado dentro del coche en movimiento, Ezequiel tenía la cabeza oculta entre sus piernas y miraba en su teléfono móvil el perfil de Colin en la red social.
— ¿Estás bien? — Le preguntó Nacho cuando paró el coche en un paso peatonal.
— Puedes dejar de seguirlo por mí. — Le pidió Ezequiel ofreciéndole su teléfono.
Nacho lo cogió y dejó de seguir a Colin, dándole con el teléfono en el hombro cuando se lo devolvió.
— Ya está. — Le dijo y Ezequiel se incorporó cogiendo su móvil. El perfil de Colin se mostraba cerrado para él e internamente lo agradeció y lamentó en silencio. — El primer paso para dejar de querer a alguien que no te quiere es no mirar sus perfiles en redes sociales. — Habló Nacho y Ezequiel lo miró arrugado la cara.
— No estoy enamorado de él. — Respondió y cuando Nacho lo miró fijamente, insistió. — No lo estoy. Solo estoy molesto y dolido… Tengo derecho a estarlo cuando alguien me decepciona.
Nacho apoyó las muñecas en el volante y asintió.
— Supongo que sí. — Suspiró y tras mirar a su hijo, lo hizo con Ezequiel. — ¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
— ¿En mi tiempo libre? — Repitió Ezequiel dudoso y Nacho asintió. — Me gusta jugar videojuegos. Me anima y me desestresa.
— ¿Y has estado alguna vez donde se crean los videojuegos? — Ezequiel parpadeó y vio a Nacho sonreírle.
Llevando a Leo en el portabebé, Ezequiel se quedó boquiabierto cuando vio frente a la puerta de la oficina de Nacho una estatua a tamaño real del personaje principal de un videojuego.
Nacho sonrió poniendo su mano en la espalda de Ezequiel para hacerlo entrar.
— Es impresionante. — Le dijo Ezequiel mientras entraba y observó después el área de trabajo de Nacho y su equipo. Una estancia habilitada con mesas y ordenadores, pósters enmarcados en las paredes y alguna que otra recreación de objetos de videojuegos expuestas. — Esto también es impresionante. — Admitió Ezequiel y se puso de costado a la sala para que Leo pudiera ver. — ¿Verdad que es chulo, Leo?
Nacho tocó la cabeza de su hijo y atendió después a una chica que lo llamó desde su mesa de trabajo.
— ¿Puedes decirme qué te parece esto? — Le pidió Salma y Nacho se disculpó con Ezequiel.
— Perdóname un momento. Puedes echar un vistazo por ahí y… — Lo agarró de un hombro para hacerlo darse la vuelta y ver su despacho. — Aquella puerta es mi oficina, puedes ir allí. — Ezequiel asintió, mirándolo y descubriendo lo próximas qué estaban sus caras antes de que Nacho se alejara.
— Tu papá también es impresionante. — Le dijo Ezequiel al niño, tocando a la vez sus dos mofletes. Leo se rió y Ezequiel se rió con él, luego rodeó con un brazo el portabebé y caminó mirando a su alrededor.
Vio una piedra de color cobre sobre un expositor y corrió a verlo.
— ¿Quién es ese chico? — Preguntó Jon apoyando un brazo en la pantalla del ordenador de Salma y Nacho con una mano en la mesa, miró hacia Ezequiel. El cuidador de su hijo sacaba fotos a la piedra expuesta. — Alguien debería echarlo antes de que toque algo que no debe. — Nacho se incorporó cuando Jon iba a ir como voluntario para echarlo.