Rubby
Luego de tres largos meses de lo Apocalíptico, mis padres me siguen buscando por doquier. Yo sé que jamás me hallarán es algo imposible; nadie podría encontrarme en este horrendo y tedioso Infierno.
No quiero ser pesimista ante la situación, pero ya es demasiado tarde para considerar cambiar la situación o mi pensar. Estar en este lugar, me cambió un poco. Necesito aceptar la realidad, pero... no sé cuál es esa.
Muchas veces, me puse a pensar sobre eso, sobre la vida y la muerte. La realidad es inexistente, por ese motivo, no sé qué debería ser real y que no, ya que nada lo es, pero al ser algo... debe ser real.
Todo está escrito dentro de mí, no sé cómo encontrar las respuestas, pero me dijeron que todas están allí y que debo esperar el momento adecuado para que ellas solas se hagan presentes y florezcan en el momento adecuado.
Estoy dentro del tornado que Lucifer creó en algún momento de su vida. Es un ser muy viejo, así que en algún año perdió el tiempo haciendo ese extraño tornado infernal.
Por lo que sé le había llevado bastante tiempo hacer aquello, después de todo, el Infierno es difícil de mantener y mucho menos de recrear.
Muchas personas piensan en el Infierno: a mí, me gustaría no saber nada de este lugar horrible. El propósito de este lugar no tiene nombre, al menos, eso es lo que yo pienso.
Dos días después, Lucifer había comenzado a realizar cosas raras, planes que nadie sabía. Dijo que debíamos tratar bien al nuevo invitado, ya que este era muy importante para él.
La verdad me llama mucho la atención su accionar.
«Alguien era importante para él diablo», pienso mirando a este demasiado nervioso, caminando de un lado al otro.
No sé lo que está ocurriendo. Bueno, no del todo, pero me gustaría saber más. Necesito tener ideas para salir de aquí, quiero escaparme de este Infierno, pero sé que eso es imposible.
Tengo miedo de lo que ocurra, me dan miedo muchas cosas. Las que ocurren y las que podrían venir.
Hay cosas que todavía no entiendo, soy nueva en este mundo sobrenatural, pero los seres de aquí no tienen idea de eso o si la tienen, no les importa.
—¿Traerás a Luke? —Alza una ceja preguntando Dios con algo de ímpetu al reconocer el nerviosismo de su propio hijo frente a sus ojos.
Todo lo que está ocurriendo me da un poco de miedo, pero no tengo que tener ese sentimiento. No quiero que me nuble el juicio, necesito hacer las cosas bien. Creo que ya estoy sonando como mi padre.
—¿Quién es Luke? —Pregunto frunciendo el ceño sin comprender la situación.
Necesito tener todas las respuestas necesarias para sobrevivir. Quizás con las respuestas encuentre el modo de extorsionar al diablo, aunque lo dudo, ya que él es el maestro del engaño.
—Mi hijo. —Sonríe risueño y mira a Dios fijamente a los ojos—. Así es, padre querido.
Me llama mucho la atención saber esas cosas, pero no sé si deba meterme en ese mundo, aunque no necesito que me den permiso para hacer preguntas.
—¿Tienes un hijo? —Pregunto llena de intriga.
—Claro que sí.
Lucifer comienza a caminar de un lado a otro, sin detenerse en ningún momento, guarda sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta y mira sus pies al dar cada paso hacia adelante. Realmente, se ve nervioso y algo asustado ante la situación.
—Parece que alguien está nervioso.
—No, esto es diferente. Luke es el siguiente para reinar en el infierno.
Saber que una persona tiene un destino completamente programado, suena horrible, ya que no le dan oportunidad.
—Espero que sea mejor que tú ¿Podrías dejar a Dios y a mí libres, por favor?
Quiero salir de aquí, quiero ver a mis padres y contarles que estoy muy bien o lo mejor que puedo estar en un lugar como este.
—Ohh, no, no.
—¿Por qué? —Alzo ambas cejas.
—Limpia la entrada —Sus ojos se vuelven rojos ante el pedido—. ¡Ahora, perrito!
Esto me está molestando, no puedo soportar que Lucifer trate de esa manera a su padre.
—¡Ya basta! —Exclamo con seguridad en mi tono de voz.
—¡Cállate! —Sale de los labios de Lucifer.
—Es tu padre, déjalo.
—Está bien, Rubby, lo merezco —Reconoce Dios.
Dios es soltado para lograr realizar aquella tarea que su propio hijo le encomendó, y puedo llegar a ver desde aquí cómo es sometido a limpiar la entrada del Infierno.
Todo esto es una verdadera locura. No puedo creer nada de esto; Lucifer es un maldito.
Debo confesar que nunca hubiera imaginado a Dios ser tratado de ese modo tan peculiar.
—¿Cómo traerás a Luke?
—Fácil, debo hallar a Julieta, la Muerte. Ella lo traerá.
«¿Julieta?», pienso seriamente en aquello.
Me suena ese nombre, pero sé que no puede ser la misma persona. Eso es imposible.
—¿Luke está muerto? —Pregunto llena de intriga.
—Claro que no.
—¿Cómo traerás a la jinete?
—Dios la traerá.
—¿Cómo estás tan seguro?
—No lo dudo.
—Pues, yo sí.
—No lo hagas.
—No haré nada que tú me digas hacer.
Lucifer comienza a chiflar para llamar a Dios de vuelta a su lugar. Esto es verdaderamente asqueroso.
—Ven, perrito, llama a la Muerte.
Dios baja su cabeza y chasquea sus dedos para llamar a Julieta. No puedo creer que eso sea tan sencillo.
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Editado: 11.04.2021