Castiel
Luego de que Rubby se dirigió a la escuela, decido que ya es tiempo para hacer la invocación. Hace mucho tiempo no hacía esta clase de cosas. Claramente, un poco de superstición conmociona mi mente, no sé si saldrá bien o no, pero sé que eso traerá buenos augurios a la sociedad mundana.
La vida en la Tierra es bastante diferente de lo que podía recordar, aunque tiene sus ventajas. Ahora estoy un poco preocupado por todo lo que va a suceder; sin embargo, sé que Dios tiene un plan para todos aquí.
Observo la nada, siempre sentí que hay algo allí. Puede que no sea nada, pero siento que en el Vacío hay algo que consume a los seres que van a la nada. Me preocupa ser uno de los que vaya a ese destino, pero debo ser fuerte por los demás.
Debo aceptar que no soy eterno en una lucha sobrenatural, sé que hay seres más poderosos que yo. Cuando el Vacío venga por mí, abrasaré a la nada con mis fuerzas y me dejaré llevar.
Los ingredientes son demasiados y el tiempo inmoderadamente corto. No dudo en perder el tiempo, no puedo hacerlo. Tengo que ponerme a trabajar o el mundo nuevamente se acabara, nadie quiere que eso vuelva a suceder.
Quiero hacer muchas cosas, deseo contarle a Rubby todo, pero no puedo. Sé que las cosas van a cambiar y tendré que hacerlo en algún momento, pero ella todavía no está lista para introducirse por completo a este mundo; Rubby tiene varias acciones y pensamientos mundanos.
No me agrada que tenga que despedirse de toda la creación de mi padre, no quiero que nadie muera, pero me parece que si no hacemos nada, eso es lo que va a suceder. Es complicado enfrentar a una nueva abominación.
En un abrir y cerrar de ojos, ya tengo todos los ingredientes sobre la mesa de la cocina. No tardo en hacer aquel hechizo de invocación. Pero por alguna extraña razón no ha funcionado, lo cual me parece bastante raro. Lo había hecho como se debía; comienzo a oír pisadas que se intensifican cada segundo que sucedía.
Respiro hondo ante la situación, no quiero ver lo que va a venir. Quiero que la vida cambie de una vez por todas, pero no puedo hacer nada. Quiero acercarme a cambiar todo, pero no puedo.
¿Es miedo lo que siento?
¿Es dolor al miedo de perder?
No quiero volver a caer en ese juego, pero sé que Dios me ha hecho algo que a ningún ángel le dio. Todavía no logré comprender lo que es, aunque estoy seguro de eso: lo siento en mis entrañas.
Deja de pensar en esas cosas, Castiel, es tiempo de pensar qué fue lo que hice mal en el hechizo de invocación.
Mi ceño se frunce inmediatamente, no quiero saber lo que está por suceder.
Siento miedo y una fuerte duda dentro de mi corazón y gracia. Definitivamente algo hice mal, pero… ¿qué?
Un fuerte viento se hace presente, casi de inmediato, sé que funcionó.
—No lo hiciste tan mal, solo que eso es mío y no de Jesús.
Lo miro fijamente a los ojos.
No pude ser posible, es casi un sueño o algo similar.
—Lucifer… creía que…
Él está vivo, no es posible.
Algo extraño se me cruza por la mente, algo que no tiene absolutamente nada que ver con la situación, pero últimamente mis pensamientos son así de peculiares:
¿Por qué los actores y actrices de Disney siempre son mayores que sus personajes?
—¿Qué había muerto? Bueno… para tu información sigo aquí, no morí y no pienso hacerlo dentro de mucho tiempo. Solo me tome un par de vacaciones interesantes —Comenta Lucifer con una pequeña sonrisa sobre sus labios—. Fuera de todo esto y de sus locuras mundanas. ¿Por qué siempre quieren salvar a la humanidad? Ya está condenada.
Mi ceño nuevamente se frunce.
—¿Qué clase de vacaciones? —Pregunto observándolo a los ojos con la cabeza ladeada para que note mi preocupación—. No creo en tus palabras, será mejor que me digas la verdad.
Lucifer lleva una de sus manos hacia su barbilla y me observa con su típica cara de desagrado y discordia emocional, al quitar su mano se logra observar con detenimiento sobre aquel rostro una gran sonrisa que decoraba aquella cara: una sonrisa llena de diversión.
—Un ejército.
Sus palabras, mejor dicho, aquella confesión me la veía venir. No entiendo la razón por la que decidí preguntarle sobre eso, me habría quedado con las ganas. Ahora sé lo que él planea, pero… ¿Contra quién utilizara aquel ejercito?
—¿Cómo se supone que lo haces y para qué hacerlo?
Una carcajada sonora se escapa de los labios de aquel arcángel.
—Para destruir al Anticristo, Castiel.
No puedo creer que Lucifer esté del mismo lado de nosotros, pero es ahí cuando me doy cuenta de que todos estamos del mismo lado. Claro, exceptuando a Jenna. Ella está sola y, por ese motivo, debemos acabar con ella.
—Sí. Bueno… “él” es ella.
Sé que no debí confesarle eso, pero ya es demasiado tarde para pensarlo.
El ceño de Lucifer se frunce sin comprender.
—¿Hablas de que es una niña? —Cuestiona alzando ambas cejas.
Mi ceño se frunce como el de él.
—De eso mismo hablo.
—Toda mi vida me prepare para luchar con un hombre, no con una niña.
—Sí, pero las niñas…
—Lo sé, son más fuertes y controlan tu mente.
Sin pensarlo más de una vez asiento con la cabeza.
No emito sonido alguno al hacerlo.
—Bueno… ¿Qué esperamos?
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Editado: 11.04.2021