Castiel
Respiro lo más hondo posible al darme cuenta de toda la locura que sucede en ese horrible lugar. Hay muchas cosas de este mundo que no logro comprender, pero estoy seguro de que no quiero que alguien salga herido.
Siento que todos estamos deseando que nadie muera, que todos estén bien, pero sabemos que eso no puede ser del todo verdad. No deseo que ella muera por mi culpa, lo mismo me sucede con Rubby. Siento que sus destinos están en mis manos y no puedo hacer mucho por ellas.
¿Por qué todo es tan complicado? ¿No hay un pequeño descanso para tomar?
Siento que tengo muchas dudas, sé que está mal tenerlas, pero no puedo hacer nada para cambiar mi forma de ser. Siempre fui un ángel que piensa en la humanidad.
Hay algo en los mundanos que me demuestran que todo se puede llevar a cabo. Siempre tienen un punto extra para sobrevivir en este mundo, son espíritus libres, son más fuertes que nosotros.
Desearía poder convertirme en un hombre, al menos por unos días, pero sé que no puedo hacer eso. No puedo renunciar a mis alas, no puedo renunciar a lo que soy: soy un ángel del Señor.
Respiro hondo al visualizar algo que no me agrada, no quiero volver a ver lo que mis ojos están viendo. Me duele reproducir la imagen y es mejor no hacerlo, ya que todos quedarían un poco asustados.
Nadie puede seguir observando todo lo que ocurre, pero me mantengo lo más firme que puedo. No puedo pensar de un modo diferente, tengo que hacer todo lo posible para seguir resistiendo y ella también.
Un grito sofocante se escapa de los labios de Tammy, mi corazón cae al suelo, trato de hacer lo posible para respirar y verla a los ojos, aunque es imposible.
Me siento mal por ser parte de todo esto y no poder hacer nada para liberarla de ese infierno. Creo que lo único que deseo es que pueda estar bien, pero lo dudo mucho. Estas cosas me hacen dudar más de lo que me podría haber imaginar.
Tengo que encontrar el modo de hacer lo posible para abrir los ojos de las personas, pero ellas no tienen que tener miedo de ver el más allá. Nadie tiene que tener miedo de ver algo diferente.
Sé que los mundanos le temen a lo diferente y único, pero es tiempo de dejar de lado los prejuicios y lograr abrir la mente para que nuevas cosas sucedan en sus vidas.
Trato de hacerme el fuerte, pero lo soy y en momentos no. Este es uno de los momentos más débiles de mi vida, nunca me había sentido de este modo y sé que lo único que me reconfortaría sería verla a los ojos y acercarme a ella.
No entiendo la razón por la que todos nos desean separar, ¿acaso es muy complicado ver feliz a un ángel? No puedo encontrar un motivo por el cual estos seres quieran vernos mal.
Espero que el tiempo pase, pero no me doy cuenta de lo que ocurre al paso de este. Es extraño y peculiar no saber lo que sucede, pero aún así lo sueñas y deseas con todo tu ser.
Creo que esas cosas nunca serán posibles, aunque lo soñemos y queramos, solo es una oportunidad para no perder la esperanza.
—Suficiente. —Sale de los labios de Lucifer con su ceño completamente fruncido, se puede observar como los presentes temen por lo que puede suceder si no cumplen con las palabras de su amo.
Nadie tiene la bola mágica, todos están pensando en lo que puede o no suceder. Están asustados, no puedo negar, yo también lo estoy. Nunca había visualizado algo como eso. Todo esto tiene que terminar de una vez, antes de que sea demasiado tarde.
—Vamos, Tam, tú puedes salir de aquí —respondo con una pequeña sonrisa sobre mis labios, que no demuestra más que tristeza al verla en ese estado horrible en la cual la tienen.
Tengo que ver que ella me responda, quiero que diga algo, no puedo seguirla viendo de ese modo. Se ve tan… perdida.
Me alegra saber que ella estará bien. Sé que en este momento no está nada bien, pero sé que lo estará. Ella es el ser más fuerte junto a Dios. Tamara se encuentra atada y sometida ante las palabras del Rey del infierno.
Todos temen al oír los mandatos que él otorga y desea, los presentes parecen morir del miedo que conservan sobre sus cuerpos. Se ven un poco apagados, ya que empiezan a unir cabos y pensar que si Lucifer la asesina, todos morirían.
Todos vamos a morir, nadie se podría salvar si Dios o Tamara mueren. Tenemos que hacer lo posible para que ellos sigan vivos; Dios siempre supo cómo esconderse y hacer que Tamara desaparezca.
—Llévenselo. —Los ángeles que se encuentran siguen sin subestimar las palabras del hijo de Dios.
—¡No! —Exclamo con todas mis fuerzas.
Siento como las manos de aquellos ángeles me toman con fuerza. Sé que me llevan nuevamente a esa horrible celda infernal. Antes de entrar, logro visualizar como dejan a Tamara inconsciente, postrada en la cama con lágrimas de dolor que lentamente caen de sus maravillosos ojos verdes.
Me siento completamente impotente ante la situación, no sé qué hacer o si debo hacer algo. Evidentemente pienso demasiado el qué hacer y no tengo una respuesta de cómo seguir adelante o ayudarla a salir de ese agujero negro, que la consumía lentamente, un agujero que se encuentra bien dentro de ella y la solución solo ella la tiene. Solo ella puede escapar.
Nadie puede ayudarla, solo ella tiene la manera de salir de ese mundo. Está atrapada en algo similar a un mundo prisión, pero esa prisión está en su mente. Solo ella puede crear la llave para salir de ahí, no hay nada que pueda cambiarlo.
—¡Cass! —Exclama la ojiverde al ver cómo me llevan a un lugar diferente donde ella no me podría visualizar.
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Editado: 11.04.2021