2020 La profecía

Capitulo III

     Evander.

Hace mucho no reunía a toda mi gente, dispersada por el mundo y los que están conmigo de forma peramente en la oficina central, creo desde la segunda guerra mundial, casi nada nos puede matar pero las bombas atómicas y los gases mostazas son peligrosos para mi especie, no sabía si podía salirse de control lo que estaba sucediendo y ahora voy por mi plan supremo.

Me dirijo a mi gente, el auditorio está repleto, veo caras amigas y algunas enemigas que creen que somos amigos, pero lo bueno de tenerlos todos conmigo es que acá también puedo organizar las cosas y limpiar un poco la mala hierba que amenaza con acabarme.

siento mucha emoción, hacer planes es lo mejor de la vida casi inmortal, con tanto tiempo por delante hay que preservar el poder, no como los humanos que deben confiar en el otro, para delegar el poder una vez muera, sus vidas son tan cortas y efímeras, son segundos en la mía.

Veo que entra Ajax en compañía de Diotima, una sensación renovada recorre mi cuerpo, por fin los tengo todos conmigo, y es hora de arreglar unas cuantas.

Salgo de los bastidores los murmullos se callan y empiezo mi discurso cruzo miradas con mis amigos y con mis enemigos también, debo cuidarme de los dos, no puedo confiar en nadie cualquiera me puede traicionar en cualquier momento, el poder es mío, soy el único aquí y no habrá nadie que me lo arrebate, yo soy el jefe y me voy a declarar  dios sin importar a quien deba acabar.

Antes de salir le hago señas a mis hombres, ya saben que deben hacer, hay unas cuantas hierbas malas que arrancar ya mismo, no creo que sea seguro esperar más tiempo y después me hare cargo yo mismo de ellos.

     Marie Ann

Aun no salgo de mi estupor, abro la maleta que tengo en las manos hay un celular, documentos míos, algo de ropa de la que ellos usa y dinero, nada extraño, la puerta suena, parece que la quisieran aporrear, debería sentir enojo pero realmente no siento nada, dejo las cosas en el sofá y camino como autómata para abrir, no sé quién podría ser.

Hay un hombre de pie frente a mí con cara de cansancio, ojeras pronunciadas, algunas arrugas tempranas para parecer tan joven, ropa vieja y gastada y su mirada transmite terror, sus pupilas están dilatadas y tiene algunas manchas de lo que  parece sangre salpicada en sus manos.

- Hola, eres Marie Ann.

Es tanta mi impresión que solo puedo mover la cabeza afirmativamente quedándome clavada en el suelo como si me hubiesen puesto cemento en los pies.

- No hay tiempo, soy Abraham y debo sacarte de aquí, te están buscando para matarte

- Que me dices no entiendo nada – siento como el frio recorre mi cuerpo, mi corazón se acelera la boca se me seca, de golpe regreso a la vida, no hay toque de frente para calmarme, la adrenalina empieza a recorrer mi cuerpo.

- Marie Ann están buscando para matarte, debes venir conmigo  ya.

- Pero como sé que es verdad,

- Porque se eres la mujer que dice al profecía, llevo mucho tiempo buscándote, yo sé lo que traman, yo sé lo que está pasando y ahora debemos correr, no  hay tiempo de presentación, ahora vamos.

Me acerco a la maleta que traía conmigo, tomo un pequeño bolso que tengo en perchero y guardo las cosas, no se quien este hombre, tengo el pulso acelerado y la boca seca, tomo un sorbo de agua y lleno una botella y sin mirar atrás cierro la puerta, igual ya estoy muerta, Abraham me tiende la mano y sin dudarlo la tomo y empezamos a correr no sé porque corremos, pero yo lo hago.

El celular suena y sin pensarlo respondo la llamada, es Ajax, me sorprende su llamada, busco un lugar tranquilo para responder y hablar con el haciéndole señas  a mi acompañante para que pare.

- Hola Ajax,

- Señorita Marie Ann por favor huya, corra, la van buscando para matarla, debe esconderse ya, el plan máximo de Evander entra en acción esta misma noche.

- Pero cual es, cuénteme, sino como podre ayudar.

Escucho un sonido de fondo, el grito ahogado de Ajax y una voz en el fondo que le dice, ya estás muerto. Abraham me mira mientras las lágrimas corren por mi rostro el miedo se apodero de mí, no puedo más y vomito todo el contenido de mi estómago. El me sostiene mientras me reincorporo me tiende la mano y solo nos queda una cosa por hacer, correr.

- Ya estamos llegando  al refugio, por favor corre, no podemos parar nos siguen.

Después de mucho correr, me duelen las piernas, tiemblan como gelatina, el aire que entra  mis pulmones parecen cuchillos calientes, duele mucho, no encuentro aire y siento que me puedo caer en cualquier momento.

Abraham abre una puerta y me hace seguir, son una escaleras bajando, todo es oscuro, no puedo ver nada, me apoyo de las paredes que están a los lados, es un camino estrecho de una sola persona, cuando terminamos de bajar, se abren unos pasillos oscuros igual de estrechos, parece un laberinto y quien no lo conozca fácilmente se pierde, estoy a la expectativa siento que algo nos puede atacar, todo esta tan silencioso que escucho el sonido del latir de nuestro corazones y las respiraciones más fuerte de lo normal, no soy capaz de soltarme de las paredes, tengo miedo, cuando siento que no puedo mas, que mi cuerpo no puede dar un otro paso, que puedo desfallecer en cualquier momento, llegamos a una sala estrecha tenuemente iluminada, me dejo caer en el suelo rendida, Abraham me pasa un botella de agua y sin dudarlo la tomo, no lo pienso dos veces y me la tomo de una sola, siento como entra  a mi cuerpo y me refresca, siento la mirada de mi acompañante, me mira como si fuera un bicho raro.




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