Sacó lentamente del conjunto de notas una que, al parecer, era la más vieja. Explicó que estaban ordenadas de forma cronológica y que había marcado las que no tenían una información significativa con la historia de nuestra madre. Ya saben, las ocasiones y breves circunstancias minuciosas y cotidianas del día a día, me imagino que cosas como “¡Qué horror, el vestido de la vecina muestra sus piernas! ¿Por qué a mí no me dejan? ¡Sufro!”, y así, lol.
Quería saber lo necesario para tener una idea de cómo era, lo que realmente pasó con nuestra madre, crecí sin ella, una historia que se me había ocultado durante tanto tiempo, durante toda mi vida...
— Comenzaré a leer desde algo que pasó antes de que conociera a nuestro padre, ¿vale? —dijo mi hermano.
Y así comenzó:
«Lunes 19 de agosto, querido diario: aunque estoy molesta por haber cambiado de instituto a mitad de curso por el trabajo de mis padres, hoy fue un buen día, un poco distinto de los demás,
Un chico simpático, se acercó para ofrecerme sus apuntes de las lecciones que no había podido tomar. Es un chico lindo, quizás no el más lindo, pero sí con bellos ojos, me habría encantado recibirlos y platicar un poco con él, pero la compañera de al lado ya se le había adelantado, no podía tener los apuntes de ambos, ¿o sí?. Qué pena por él.
Este lugar no está tan mal, pero aún lo extraño...», citó mi hermano.
— ¿“Aún lo extraño”, se habrá referido a nuestro padre?
— Guarda silencio por favor, la historia es bastante interesante... —dijo mi hermano para mantenerme en silencio.
Reanudó su lectura:
«Miércoles 21 de agosto, querido diario, ¡qué emoción! Creo que he llamado el interés del chico que me había ofrecido sus apuntes, hoy se acercó y me invitó al teatro para ver una función de estreno, creo que será una de romance y, lo más seguro, esperará que el ambiente sea como la obra. No te mentiré mi amado diario; me gustaría, él también me interesa mucho; no sólo es atractivo, también es fuerte e inteligente, saca buenas calificaciones y me explica las lecciones de matemáticas que siempre se me han dificultado entender… ¡Aceptaré su invitación!
Sábado 24 de agosto, acabo de llegar del teatro con él, ¡y ahora me gusta mucho más!, se comportó de una forma tan maravillosa, es todo un caballero, sabe cómo tratar a una dama; vino a mi casa y me recogió, llegamos a través del auto que su padre le había prestado, es un gran conductor, me abrió las puertas y, a pesar de que dije que pagaría mi parte, insistió en que como él fue quien invitó, le correspondía pagar por todo, pícaramente dijo “en la próxima cita me invitas tú, ¿bien?” mientras me guiñaba el ojo. Admito decir que ese gesto hizo que mi corazón palpitara fuerte, pues demostraba tanta confianza, como si tuviese por asegurado que me iba a gustar lo suficiente como para ser yo quien lo invitara la próxima vez.
La función fue encantadora, emotiva y muy conmovedora, por sorpresa de mi parte, él fue quien más lloró y, aunque fuese la primera vez que veo a un chico llorar por algo como una obra, su libertad de expresión llamó mucho más mi atención en él, me gustó ver su lado sensible. Es tierno.
Después de que terminó la obra, aún era temprano, así que buscamos un lugar para sentarnos y conversar por unas cuantas horas, me encantó escucharlo y, a su vez, era muy bueno escuchando, siempre prestándome atención, sin distraerse con tonterías como la presencia de otras chicas. Realmente me gustaría que esto funcione, pero todavía no estoy lista, ni segura. Ha pasado poco desde que me mudé aquí, todavía pienso en ÉL.
Jueves 29 de agosto, ay querido diario, lo admito, a fin de cuentas, hice tal y como él había predicho; le invité a salir. En nuestras conversaciones descubrí que le gusta la naturaleza, acampar, escalar y observar a los animales silvestres y ese tipo de cosas, así que se me ocurrió la grandiosa idea de invitarlo a un día de campo en una bella pradera que había visto no lejos de la ciudad. Él encantado con la noticia, aceptó y todavía más al saber que cocinaría yo misma nuestro almuerzo. Tengo grandes expectativas para ese día», se detuvo.
— El resto de este cuaderno narra las experiencias que tuvo nuestra madre con el tal chico mientras estudiaban en el bachillerato. Si quieres saber los detalles los lees más tarde, pero en resumen tuvieron una bonita relación —anunció.
— ¿A poco él era nuestro padre? —pregunté con un poco de confusión.
— Dije “comenzaré a leer algo antes de que conociera a nuestro padre”, ¿no?
— ¡Sí~! Pero, ¿para qué lees algo que no tiene sentido ahora? —protesté sin idea alguna de lo que él hacía.
— Oh~, sí que lo tiene —expresó con una misteriosa sonrisa.
Veo a la esposa de mi hermano, ya que su intriga era sinónima a mi aura en ese momento.
— Tú hermano no hace nada que no tenga un porqué, conserva la calma —me dijo muy segura con una tierna sonrisa.
— Me conoces bien, preciosa —dijo con una sonrisa de satisfacción.
— No llevamos dos semanas, mi amor —dijo haciendo entender como si esa frase fuese algo habitual entre ellos para este tipo de situaciones.
— Ookay... —sólo pude decir para romper ese pesado aire matrimonial.
— ¡Perfecto! Saltémonos estos otros dos cuadernos que tienen nada que ver —dijo mientras ojeaba los cuadernos y los colores que había puesto para identificar el contenido.
— ¿Tanto pasó ella con ese chico?
Pregunté al ver el quinto cuaderno más lleno que un grupo de amantes a las hamburguesas después de una competencia de “Más rápido que Sonic, más veloz que Speedy Gonzáles, más vacío que un agujero negro”, de la hamburguesería local, lo sé, le han de pagar una millonada a su equipo de marketing, cuánta creatividad, ¿no?
— Según mis cálculos duraron algunos dos años. Terminaron porque él había tenido que mudarse —dijo mi hermano sin más.
— ¿Otra vez por mudanza? Qué mala suerte tuvo nuestra madre —dije con sorpresa.