21 días en un psiquíátrico

Capítulo Único

El año 2009 nació mi hija, por varias razones personales tuve depresión postparto, por eso estuve 21 días en un psiquiátrico público, no dormía, no comía, fue muy duro, pero no quiero contar mi experiencia personal, sino las historias de quienes conocí en este lugar, que siento deben ser contadas, ya que muchos de ellos ya no están con nosotros.

Cuando llegué a ese lugar no quería hablar con nadie, sólo miraba el espacio infinito, con el pasar de los días, hice amigas, la mayoría estaba por depresión postparto al igual que yo, luego venían los intentos de suicidio, los drogadictos, y finalmente los rematados, quienes habían estado internados por mucho tiempo.

Empezaré contando la historia de quienes han pasado años en ese lugar.

— Le dicen el mono, nunca supe su nombre, según me contaron había estado allí desde niño, sufría de esquizofrenia, y su familia lo abandonó, como no pudo ir a hogares de menores por su situación, siempre había estado allí, en ese tiempo que yo lo conocí tenía alrededor de 50 años.

— Otra era la negra, hablaba sola todo el día y se tocaba sus partes íntimas en público, llevaba internada al menos 10 años, también fue abandonada por sus familiares.

— La siguiente sólo le decían la mamá, una joven de 20 o 25 años máximo, siempre andaba con dos muñecas. Tenía un grado de retraso mental, quedó embarazada, y cuándo nacieron sus mellizos, las autoridades consideraron que no podría cuidarlos así que fueron dados en adopción inmediatamente, debido a eso perdió su cordura. Una vez, por casualidad, uno de los bebés de plástico cayó en un techo, ella estaba desesperada, como los encargados no nos hicieron caso cuando avisamos, varios varones internos subieron a uno de los niños que había en el lugar a rescatar el juguete, al bajarlo nuevamente la joven volvió a su actitud pasiva.

— Entre el grupo de quienes estuvimos internados un tiempo, había a un joven, Ale, muy simpático. Había intentado suicidarse dos veces antes, primero tomando pastillas, luego se fue al desierto, pero lo ubicaron por el GPS de su celular. Cuando ya tuvimos cierta complicidad, me dijo que a la tercera no fallaría. A él le gustaba la música, a mí la poesía, así que le puso música a mis letras, coincidentemente ambos salimos el mismo día, me dio su número de celular, y chateábamos hasta que luego de una semana no me contestó los mensajes, pensé que estaba ocupado, a los dos días me llamaron de su número, era su primo, hacía un día Ale se había tirado en un pozo del río Loa, murió ahogado.

— Antonia era de la ciudad de Tocopilla, su esposo era conductor de vehículo de servicio público, tenían dos hijos, el menor de un año, desde que nació había sufrido de depresión post parto, agravada porque su marido se separado de ella por irse a vivir con una amante, la que iba con él para todas partes en la ambulancia. Ella se había intentado matar con pastillas, antes se vistió con su mejor ropa, y se maquilló como para una gala.

Nos reíamos de los preparativos que hizo, porque otra interna que llegó también por intento de suicidio, que su pareja trabajaba en la morgue, le comentó que luego de los intentos de revivirla, y la autopsia, uno quedaba horrible, o sea dijo Antonia, perdí mi tiempo arreglándome para que al velarme me viera bonita.

Luego de varios meses de haber salido de ese lugar, vi su cara en una noticia, había sido encontrada muerta en unos requeríos de la playa de su ciudad, se presumía suicidio.

— María era de Calama, pasaba 6 meses en su casa, y 6 internada, tenía un hijo de 5 y uno de 18, de que nació el pequeño se le declaró depresión postparto. Nada más puedo contar sobre ella, era muy reservada con su vida privada.

— Una de las historias que más tristeza nos dio a todos fue la de un jovencito de 17 años, y una joven de 16, ella de la etnia romane (gitana) ambos fue verse y enamorarse, andaban para todos lados juntos, excepto cuando a ella la venían a visitar, era un hombre algo mayor, todos pensábamos que era su papá o su abuelo, pero el día que le dieron el alta, supimos que era su esposo, y el motivo por el que ella había intentado suicidarse. Coincidentemente al joven también le dieron el alta y se fueron cada uno con su familia, el dolor que vimos en sus ojos nos partió el alma, pero nada podíamos hacer.

 

 

La única vez que tuve miedo en ese lugar, fue cuando trajeron una mujer gritando y amenazando a todos, amarrada en una camilla, la pasaron a la pieza donde estábamos, todas estábamos sentadas en el piso fuera del lugar mirándonos, no queríamos entrar, pero llegó la hora y nos acostamos aprovechando que le habían puesto un calmante, al amanecer despertó y pidió agua, nadie se movía. Ya que era imposible dormir con esos gritos, me levanté y le di un poco de agua, quería que la soltara, pero no lo hice, me insultó, así que me acosté de nuevo, en la mañana estaba mejor, la soltaron, al final se unió a nosotras, lo que todas agradecimos, era muy alta y grande, en el tiempo que pasó con nosotras nunca volvió a tener ese tipo de comportamiento violento.



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En el texto hay: esperanza, depresion y suicidio

Editado: 23.12.2019

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