Hay algunas historias que no se cuentan, son tan íntimas y hermosas que se dañan su recuerdo al momento de relatar en voz alta, porque simplemente son recuerdos mágicos donde se dio todo de uno por esos segundos.
Pero yo les quiero contar esta historia. Quiero correr el riesgo de profanar su belleza con la esperanza de que el corazón ajeno se llene de vigor, porque no es una narración cualquiera: es nuestra historia.
Es el nacimiento del verdadero amor sin etiqueta, sin limitaciones, dolores o inseguridades; ese sentimiento que lo creen sobrevalorado e inexistente; un halo de luz que tuvo que forjarse a través de miles de otras historias.
¿Por qué no comenzamos contando veintiún gramos? una vez me dijeron que el alma pesa veintiún gramos, cada gramo es una historia que te lleva a los decigramos, centigramos y miligramos.
Cada gramo fue lo que me llevó a amarlo a él, mi alma compartida.