21 gramos.

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A unos días del hermoso septiembre fue que sentí alegría y tristeza al mismo tiempo; me confesaste una mañana que gustabas de mí como yo de ti, pero no iba a pasar nada entre los dos.

Un día antes, martes, fue que te pregunté si pudieras ir conmigo a la feria porque nunca había ido en mi vida. Habías dicho que sí pero sentí miedo al día siguiente de no poder cumplir mi sueño de ir con la persona que me gustaba.

Y te mentí esa mañana, diciéndote que solo me atraías pero no quería nada en un futuro.

Fuimos a la feria de todas maneras. Fue una noche mágica que llega a mis sueños cuando mis inseguridades me atacan, recordando cada gesto que hubo en esas horas de ensueño. Me diste la mejor primer experiencia que pude haber tenido en tan poquito tiempo.

Porque me trataste como un amor intocable, haciéndome sentir hermosa y querida, dándome las sonrisas que había perdido hace tiempo antes de su llegada personificada; dejándome con un par de besos en los labios antes de ser entregada a la realidad de la vida.

Creo que no te mentí en realidad, solo no desenvolví correctamente mi respuesta a tu confesión: no quiero nada con alguien en un futuro porque ya tengo a alguien con quien vivirlo, no necesito de más solecitos en mi vida si con uno me siento completa.

Porque este solecito es hermoso y mágico, dándome el amor del cual se presume erroneamente en las demás historias.

Solecito, me has enseñado a amar.



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En el texto hay: amor, amistad, romamce

Editado: 22.04.2019

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