3:14am.
Paulo se despertó de un sobresalto, observó a su alrededor y notó que la puerta de su habitación estaba abierta, sorprendido se levantó a dar un vistazo, sintiendo que algo no estaba bien, el frío cubrió la habitación y la madera del piso rechinaba con cada paso que este daba.
Paulo se sentía solo y desprotegido, al no saber que era lo que pasaba a su alrededor, un leve golpeteo se alcanzaba a oír proveniente de la del pasillo de la casa.
“¿Debería acercarme?” Se cuestionó por unos instantes, se armó de valor y decidió salir a investigar sigilosamente, observo en la última ventana del pasillo, lo que parecía ser tres garras desvaneciéndose.
Paulo dio un paso atrás, un tanto nervioso, asustado y lleno de incertidumbre por un instante se paralizó, no sabía qué hacer, como reaccionar o donde esconderse, temía que el dueño de aquellas garras fuera tras él.
Se acercó tambaleante y sudoroso a una de las paredes, tanteando con sus manos, tomó el hacha de emergencia, dio un paso atrás cuando percibió la sensación de una leve, pero constante respiración a nivel de su nuca, tomó el hacha firme, con las dos manos y de un solo movimiento, osado se atrevió atacar, aquella criatura, para sorpresa y asombro de Paulo, ahí no se encontraba nada, no había nadie.
Debido a la fuerza que este implemento, de un solo impacto el hacha terminó clavada en las vigas de madera que conforman las paredes de su casa, sin posibilidad de extraerla con facilidad y en ese mismo instante, su cuerpo experimento el sentir de algo absolutamente desconocido que ascendía lentamente por su pierna derecha.
Con desesperación intentó sacar el hacha incrustada en la pared, mientras aun aquello subía pausadamente, él se sacudía, estremecido y desesperado mientras su intento de extraer el hacha era inútil, saco fuerzas de donde no tenía y un tirón lo consiguió, pero al volver la mirada a su pierna, nuevamente, no encontró nada.
Paulo dudaba si esto que estaba viviendo era real o una mala pasada de su mente, por unos instantes, todo estaba en calma, su respiración se pausaba, cuando de pronto sus oídos alcanzaron a escuchar sonidos provenientes del piso de abajo, tomó el hacha con aún más fuerza y aún tembloroso, pero con la firmeza de descubrir que ocurría, comenzó a bajar las escaleras, encendió el apagador la cocina, la visibilidad era poca, la luz era tenue, aun así logro divisar algo que paso rápidamente y se ocultó a un lado de la nevera, tambaleándose entre la realidad y la ficción, miro hacia los lados, preguntándose así mismo.
“¿Qué está pasando?”
En un santiamén, algo indescriptible de repente brincó hacia él, Paulo cayó al suelo, soltando el hacha, desesperado intento alcanzarla, pero fue inútil, quedo muy lejos, aquella supuesta sombra comenzó a ahorcarlo con sus manos obscuras imperceptibles, de las cuales salían unas largas garras, mientras estaba siendo atacado, logro divisar en el comedor a su izquierda, un cuchillo, pateo con fuerza la mesa, jalo el mantel, desesperado por obtenerlo, hasta que este cayó.
Inmediatamente, intento apuñalar a aquel ser por la espalda, pero al hacerlo, el cuchillo lo traspaso por completo, como si nada y se enterró directamente en el pecho de Paulo, este al sentir el frío filo de la hoja de esa arma blanca quedo atónito, solo alcanzo a pestañear, un pestañeo largo y tardío.
Al abrir sus ojos se percató que estaba en su habitación, que el reloj sobre la cómoda a su derecha, marcaba las 3:12 am, calmado con su respiración y corazón en completo estado de relajación, se levantó dirigiéndose a la puerta de su habitación, verificando que el pomo tenía el pasador y se dirigió al baño, de regreso, se acostó en su cama una última mirada al reloj, observó que este marcaba las 3:14 am y la puerta de su cuarto, ahora se encontraba abierta.