23 Historias Cortas de Terror

Audio maldito

— ¿Disculpe, es su teléfono? ­— dijo la chica sentada junto a mí mientras recogía su cabello y señalaba con su mirada al suelo de aquel viejo, vacío y oloroso al punto de ser repugnante vagón del metro, desvié la mirada hacia el sitio indicado por ella, extendí mi mano para tomar un viejo teléfono celular y al volver a mi posición la chica ya no se encontraba allí, desconcertado sacudí mi cabeza y me dispuse a revisar el aparato, en el cual para mi sorpresa encontré una fotografía de aquel vagón de metro, pero lo más extraño era que en dicha fotografía aparecía yo, justo con la vestimenta que llevaba puesta ese día, junto a otro archivo, un archivo de audio para ser más preciso

¿Que hace una fotografía mía en un dispositivo que jamás en la vida había visto?

Intenté no pensar en ello hasta llegar a mi destino, salí del metro y me dispuse a caminar hacia mi casa, pero al encontrarme a unas cuantas calles aquel celular vibró, dando como única notificación, un archivo mp3, al descargarlo pude notar que el nombre del archivo era idéntico al audio encontrado anteriormente. Un poco preocupado por la situación decidí deshacerme del dispositivo móvil arrojándolo a un cesto de basura.

Finalmente llegué a mi hogar, abrí la puerta y casi de inmediato mi perra saltó emocionada hacia mí, lamiéndome y brincando, acaricié su pelaje y jugué unos minutos con ella, pero de pronto comenzó a regurgitar algo, no me preocupé pues era algo que hacía con frecuencia, pero me llevé una gran sorpresa al ver que lo que expulsó era un dispositivo USB.

Extrañado y un poco alarmado levanté la unidad USB y limpié la baba con mi sudadera, arrojé el bolso en el sofá y fui directo al ordenador, conecté el USB y allí encontré solo un archivo, aquel archivo que me perseguía desde hace horas, apagué el ordenador y encendí la TV para distraer mi mente, al cambiar los canales encontré una caricatura de mi infancia, decidí dejar el canal y acostarme en el sofá con mi mochila de almohada, casi diez minutos pasaron y en mi mente solo quedaban vagos recuerdos de mi día entero, parecía que todas mis cargas y cansancio se las había llevado aquella caricatura, pero justo al sentirme relajado uno de los personajes se acercó a la pantalla como si me observara, se me hiso un poco rara aquella escena pero no le di importancia o eso intenté hasta que aquel personaje pintoresco articuló una frase
— Vamos Myles, escucha el audio —.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo entero y sentí mi sangre helarse al escuchar aquellas palabras, temeroso desconecté la TV de la corriente y encendí de nuevo la PC con el único fin de escuchar aquel estúpido audio y acabar de una vez con esto.

Abrí el reproductor y me coloqué los cascos, acerqué el puntero con el pulso tembloroso al archivo y le abrí, durante los primeros tres segundos del audio hubo un silencio casi absoluto, silencio que solo era roto por una respiración algo agitada en el fondo del audio y mis latidos acelerados, al cuarto segundo un gemido de temor pudo distinguirse y seguido una voz, la voz de aquella chica del vagón del metro susurrando.

— Bien hecho Myles, comenzaba a pensar que jamás lo escucharías—, no podía creer lo que escuchaba, repetí el audio desde el segundo tres y al prestar un poco más de atención pude notar los gemidos de fondo mientras la chica hablaba, el audio continuaba y lo que seguía realmente me aterrorizó.

—Hace mucho tiempo que te observo, lo hago muy de cerca, sé que no lo has notado, sé que para ti solo ha sido un día extraño, pero fíjate bien, retrocede sobre tus pisadas... ¿te has dado cuenta ya? —intenté detener el audio, pero mi ordenador no respondía, la voz continuaba y en mi la paranoia aumentaba ¿Qué sucede?, ¿De qué habla y quien rayos era aquella chica?

fue ahí cuando por fin lo entendí, jamás salí de aquel viejo vagón del metro, el olor nauseabundo que percibía provenía de mí, esa chica era la parca, nunca volví a casa...
— ¿Disculpe, es su teléfono? ­— dijo la chica sentada junto a mí mientras recogía su cabello y señalaba con su mirada al suelo de aquel viejo, vacío y oloroso al punto de ser repugnante vagón del metro, desvié la mirada hacia el sitio indicado por ella, extendí mi mano para tomar un viejo teléfono celular y al volver a mi posición la chica ya no se encontraba allí, desconcertado sacudí mi cabeza y me dispuse a revisar el aparato, en el cual para mi sorpresa encontré una fotografía de aquel vagón de metro, pero lo más extraño era que en dicha fotografía aparecía yo, justo con la vestimenta que llevaba puesta ese día, junto a otro archivo, un archivo de audio para ser más preciso

¿Que hace una fotografía mía en un dispositivo que jamás en la vida había visto?

Intenté no pensar en ello hasta llegar a mi destino, salí del metro y me dispuse a caminar hacia mi casa, pero al encontrarme a unas cuantas calles aquel celular vibró, dando como única notificación, un archivo mp3, al descargarlo pude notar que el nombre del archivo era idéntico al audio encontrado anteriormente. Un poco preocupado por la situación decidí deshacerme del dispositivo móvil arrojándolo a un cesto de basura.

Finalmente llegué a mi hogar, abrí la puerta y casi de inmediato mi perra saltó emocionada hacia mí, lamiéndome y brincando, acaricié su pelaje y jugué unos minutos con ella, pero de pronto comenzó a regurgitar algo, no me preocupé pues era algo que hacía con frecuencia, pero me llevé una gran sorpresa al ver que lo que expulsó era un dispositivo USB.

Extrañado y un poco alarmado levanté la unidad USB y limpié la baba con mi sudadera, arrojé el bolso en el sofá y fui directo al ordenador, conecté el USB y allí encontré solo un archivo, aquel archivo que me perseguía desde hace horas, apagué el ordenador y encendí la TV para distraer mi mente, al cambiar los canales encontré una caricatura de mi infancia, decidí dejar el canal y acostarme en el sofá con mi mochila de almohada, casi diez minutos pasaron y en mi mente solo quedaban vagos recuerdos de mi día entero, parecía que todas mis cargas y cansancio se las había llevado aquella caricatura, pero justo al sentirme relajado uno de los personajes se acercó a la pantalla como si me observara, se me hiso un poco rara aquella escena pero no le di importancia o eso intenté hasta que aquel personaje pintoresco articuló una frase
— Vamos Myles, escucha el audio —.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.