En la esquina de una de las más sucias habitaciones de la casa-hogar “Nuevos Comienzos” se encontraba la pequeña Valentina de tan solo 5 años quien hace ya 3 días llegó a ese lugar, luego de un accidente el cual le arrebató la vida a sus padres, tres días en los que no había probado ni un bocado, solo agua.
La madrugada del día 8 Valentina sufrió un colapso y fue llevada al hospital de donde a la primera oportunidad logró escapar para “buscar a sus padres”, vaya que la pasó mal durante los siguientes días, mientras vagaba por callejones oscuros y mendigaba comida en los basureros se encontró con muchos “monstruos” quienes intentaron dañarle y asustarle, pero aun en las noches más oscuras saldrá el sol.
Ese día Valentina despertó como siempre, dispuesta a enfrentarse a todo, pese a su corta edad, pero algo había cambiado, mirando a su alrededor pudo ver un mundo totalmente nuevo y extraño, tantos colores, el sol parecía sonreírle, el ambiente que apenas la noche anterior se sentía tan hostil era ahora cálido y confortable.
Asombrada por el nuevo entorno Valentina se dispuso a investigar, a recorrer aquel colorido mundo, pronto la pequeña descubrió lo que parecía ser una ciudad, con sus altos edificios y grandes carreteras, pero había algo peculiar, todo estaba construido de chocolate.
Te preguntarás si aquella ciudad estaba desierta y de no ser así donde estaban sus habitantes, pues déjame aclararte la situación...
Valentina estaba asombrada por todo lo que veía, pero su sorpresa sería mayor al escuchar una voz tierna que se dirigía a ella preguntándole si se encontraba bien, al volver la mirada Valentina pudo notar de dónde provenía dicha voz, se trataba de una uva-pasa cubierta de chocolate, de hecho, todos los habitantes de aquel fantástico mundo eran dulces y chocolates.
Así pasaron los años y valentina vivía feliz comiendo solo los dulces de aquel dulce mundo, aunque sus favoritos eran unas bolas de chocolate que crecían en la punta de unos árboles de un tronco y solo dos ramas y que además no eran mucho más altos que ella.
Valentina vivía feliz en una pequeña cueva en las afueras de una de las ciudades, hasta que un día unos dulces agrios llegaron hasta ella y con forcejeos la llevaron a una mansión de galletas y la encerraron en una habitación, ella no podía entender qué sucedía, pero luego una barra de orozuz se acercó a ella y le explicó que era una criminal buscada, a lo que extrañada Valentina dijo no haber cometido ningún crimen y simplemente tomar algunos chocolates, pero desconociendo que fuese un crimen.
Al escuchar esto la barra de orozuz salió de la habitación y pasado unos minutos los caramelos agrios la volvieron a trasladar, esta vez a una especie de castillo donde unas enfermeras de malvavisco le recibieron y casi inmediatamente le inyectaron algo, en ese momento Valentina comenzó a sentir los parpados pesados, intentó no dormir, pero cayó en un sueño profundo, al despertar ya no se encontraba en su mundo de dulces, sino en la habitación de un hospital psiquiátrico donde pasados unos meses por fin entendió que ese mundo nunca existió, que era una asesina y que los dulces que comía eran en realidad partes humanas que desprendía de sus víctimas, siendo así las barras de orozuz y los caramelos agrios oficiales de policía, los malvaviscos las enfermeras del hospital y esas exquisitas bolas de chocolate cabezas humanas.