Trabajar, fumar, tomar litros y litros de energizantes, ese es mi día a día desde hace ya un par de años, a finales de enero mi pareja se fue a casa de sus padres durante un par de semanas producto de discusiones entre nosotros.
En el silencio de estas cuatro paredes solo el brillo de la pantalla de mi celular rompe la absoluta oscuridad de mi habitación, no he tomado un baño en seis días, no he comido en cinco ni bebido en dos, mi historial de búsqueda repleto de invocaciones demoníacas, rituales y cánticos falsos, por qué he pasado días buscando estas cosas, por qué estoy dispuesto a negociar mi alma, que pediría a cambio…
Pensé en dejar el tema, pero no dejaba de darme vueltas en la cabeza, así que fui al centro y conseguí algunas hierbas, velas de colores, un pequeño conejo y sal. Al llegar a casa me quité el abrigo y arrojé los zapatos lejos en la sala de estar, fui a la cocina y tomé el cuchillo junto con el conejo, rebanando su cuello y dejando correr su sangre en un bowl viéndole patalear hasta quedar inmóvil.
Daba vueltas entre la sala y la cocina, planteándome el practicar aquel ritual, pero mi mente me decía a gritos que mi vida necesitaba un cambio, que no lo lograría de otra manera, que este era el único camino.
Me dispuse entonces a dibujar un pentagrama con sal en el suelo, poniendo una vela negra en cada punta de la estrella y el recipiente con sangre en el centro de la figura, agregué romero, cúrcuma, trece flores boca de dragón secas y un puñado de azufre, encendí las velas y comencé a recitar un cántico en latín ”Per sacras et ocultas infernas potestates, te oramus ut te ipsum in forma corporea hac nocte manifestes, per sacras et ocultas infernas potestates, te oramus ut te ipsum in forma corporea hac nocte manifestes, per sacras et ocultas infernas potestates, te oramus ut te ipsum in forma corporea hac nocte manifestes" acto seguido el contenido del bowl se encendió aún sin tener contacto con ninguna de las flamas de las velas, las cuales también incrementaron su tamaño.
La habitación se tornó oscura, no lograba ver absolutamente nada pese a ser las 10 am y estar el ventanal abierto de par en par, escuché una voz susurrar mi nombre y sin rechistar exclamé.
—Sé bien que no eres él, pero si viniste fue porque te interesa lo que estoy por proponerte, no planeo negociar mi alma, pero tengo algo más que podría interesarte… — a mitad de mi monólogo las velas se apagaron y la temperatura descendió a tal grado que podía sentir el frío penetrar mis huesos, tragué saliva con dificultad y proseguí — Requiero cuatro y medio millones de dólares en mi cuenta bancaria, sin bloqueos de ningún tipo, gastables hasta el último centavo, aunado a ello deseo la fama y reconocimiento como escritor, cosas de las cuales disfrutaré al menos durante cincuenta años, pero por qué habrías de aceptar dichas peticiones, te preguntarás, la respuesta es sencilla, porque pese a no darte mi alma, te ofrezco convertirme en un recolector de estas —.
Sentí una fuerte presión en el pecho y de mi nariz comenzaron a correr algunas gotas de sangre, al caer la sangre al suelo la luz volvió a la habitación, el frío se desvaneció y como si hirvieran las manchas de sangre se evaporaron.
Desperté en cama y el reloj marcaba las cinco treinta y dos minutos de la mañana no me sentía diferente y creí que todo había sido un sueño, así que me levanté de la cama, fui al baño, me acicalé y me dispuse a desayunar, era mi primera comida en días, solo un pan tostado con un poco de mantequilla y una taza de café sin azúcar mientras revisaba las redes sociales, de pronto la curiosidad me consumió
¿Debería comprobar mi cuenta bancaria?
Pasé unos minutos debatiéndome en sí entrar o no a la app del banco, pero lo hice y para mi sorpresa el saldo había incrementado justo el equivalente en mi moneda local a 4.5 millones de dólares, froté mis ojos con mis dedos y volví la mirada a la pantalla para darme cuenta de que la vista no me engañaba.
Decidí no divulgar esta información e ir comprando cosas de bajo costo periódicamente para no levantar sospechas, comencé a escribir un libro de terror, poco a poco mi vida fue mejorando, aún tenía depresión, ansiedad, pensamientos suicidas y ganas de abandonarlo todo, pero ahora eso era opacado por bienes materiales.
En cuanto a mi libro, fue publicado, miles de copias vendidas, firmas, entrevistas, conferencias y demás, mi nombre era sinónimo de éxito, es una pena que mi manera de saldar mi deuda fuese recolectar almas y que el medio para hacerlo fuesen estas historias, gracias por leerme, lastimosamente cuando mueras pasarás la eternidad en el infierno, no intentes dejar de leer o deshacerte del libro, ya es tarde para eso, mejor pide algo a cambio, no te prometo que se te concederá, pero sentirás que al menos la vendiste y no solo me regalaste tu alma…