Las sorpresas que da la vida. Nunca creí en los dichos de las personas; o en las viejas creencias y palabras que se inventan. Has escuchado aquello que tanto dicen: “Dejalo ir, si vuelve es que es tuyo sino nunca lo fue”. Hoy 30 de Noviembre soy fiel creyente de esa frase.
Por eso te digo con mucha seguridad que todo lo que está en la línea de tu vida, buscará la manera de encontrarte.
No importa cuanto te alejes, cuanto huyas o corras, siempre te alcanzará, te guste o no.
Atte. Alex. Realmente me llamo Alejandro pero nunca me ha gustado que me llamen así.
Alex
—Entonces. ¿Aceptarás ir conmigo a cada una de las posadas navideñas, a la cena de nochebuena y además pretender ser mi novia enfrente de mi familia?. —insistí un poco preocupado por la respuesta y la reacción que Lupita tendría, lo menos que deseaba era ofenderla o hacerla sentir mal.
Con todo y que la idea retorcida de fingir una relación fue suya a cambio de un trabajo en el restaurante.
—Si. —respondió segura, con su mirada dulce y brillante, la misma que me dedicaba desde que éramos niños
—Pero.. —intenté añadir, con la intención de darle un poco más de tiempo para que recapacitará su idea loca. Más loca estaba ella, ya que, no parecía cambiar de opinión.
—Solo que tengo mis condiciones. —me interrumpió y puso sus manos en su cintura para demostrar su seguridad.
—Adelante.
—Como mi novio falso, me tienes que consentir y ser lindo conmigo; me tienes que demostrar que me quieres, es decir, tienes que fingir que me demuestras amor. Irás por mí en las tardes a la escuela y me traerás al restaurante. Cenaremos de vez en cuando con mi familia y otras veces con la tuya. Saldremos por un café y, tal vez, a comer en las tardes. No me llamarás "mi amor", "mi vida" o esos apodos tontos; invéntate algo creativo, por favor.
—¿Algo más que deseé la princesa?. —le pregunté sarcásticamente.
Diablos y si se molestó por mi tono de voz, de verdad necesitaba hacerle creer que yo ocupaba de su ayuda, que estaba harto de que mi familia se burlará de mí.
<<Odiaba que todo se tuviera que hacer como ella quería. Si bien, estaba teniendo la oportunidad de recuperarla tampoco quería ser su esclavo, o tal vez, aún tenía miedo al compromiso. A Pesar de ello no me dejaría doblegarme ante las peticiones de la señorita perfecta.>>
—Mira Alex. -se posicionó con su porte firme-. Tú necesitas acompañante para las posadas y yo necesito el trabajo, lo haces a mi manera o buscas a otra tonta que te haga el favor.
<<Dios mío, deseaba que ella fuera la que me hiciera el favor, realmente no estaba tan desesperado por llevar a alguien más a las fiestas de navidad, deseaba llevarla a ella, solo ella.>>
—Lupita, necesito pareja para llevar a las fiestas, no a alguien que me utilice como su títere, además para ello falta todo un mes. ¿Por qué pretenderlo desde ahora?
—Por eso.
—¿Por eso?. ¿Qué?
—Sería muy extraño que de la noche a la mañana yo sea tu novia, súmale que ¿Cómo voy a faltar a la cena de navidad de mi familia, solo para acompañarte a ti?. Tú me das el trabajo, yo te acompaño a las fiestas y listo todos ganamos. —me explicó y yo pretendí poner atención, como si no fuera evidente que estaba perdido en su cara y sus expresiones.
—¿Estás segura de poder pretender ser mi novia, lograrás soportar ese gran peso y no enamorarte al final?. —le pregunté suavemente en el oído, mientras tomaba con mi mano su barbilla, acercando su cara hacia mí.
Sabía que la ponía nerviosa. Aunque, pudiera ser que ella ya no sintiera lo mismo que antes, eso si, no me iba a arriesgar a preguntarle, pues su nerviosismo y su respiración la delataban, muy en el fondo algo me decía que Lupita, Lu como acostumbraba decirle, sentía algo por mi.
<<Tranquilo Alex, tu amor de la niñez acaba de volver y ya corres hacia ella a confesarle que no la has olvidado, que no has tenido nada oficial porque sabías que ella volvería. Debía convencerla con mis acciones que yo era el indicado para ella, porque para mi ella siempre fue la correcta. >>
—Lo que tú no sabes es que aparte de ser una excelente chef, también soy una gran actriz. —remarcó hostilmente a la par que se alejaba de mí—. Te voy a dar 24 días para enamorarme, cada día una cita. ¿Podrás lograrlo?.
—Hecho, es un trato.
Estrechó mi mano firmemente, así que, tomé la oportunidad y la pegué a mi cuerpo. Perforándome con sus grandes ojos y su cara de seriedad, me hacía pensar que en cualquier momento una cachetada recibiría de su parte.
Por suerte o para mi mala suerte mi padre llegó a interrumpir este gran acercamiento.
—Hola Lupita, ¿Cómo estás?.
Al verlo inmediatamente se alejó de mi agarre y se pasó un mechón de pelo por detrás de su oreja, signo de nervios y vergüenza.
—Muy bien Don Julián. Discúlpeme, pero ya me tengo que ir. —entonó muy nerviosa.
—No me digas eso, tu mamá me comentó que vendrías.
—Me alegra que siga teniendo contacto con mi mamá. —Lu me miraba de reojo para cerciorarse de que no hiciera ningún tipo de movimiento para acercarme a ella.
— ¿Y tu hermana?. —seguía cuestionando mi padre, para generar una conversación con ella. Yo solo me reía sin saber si de los nervios o del apuro de que nos dejará solos.
—Trabajando mucho en la oficina.
—Así como tú trabajas mucho aquí. —me entrometí en su plática.
Inmediatamente los ojos de Lupita se dirigieron hacia mí. Si esos ojos fueran balas, ya me hubieran perforado todo el cuerpo, nuevamente Lu sentía vergüenza y me volteó a ver para intimidarme, amaba ver como se ponía nerviosa y más si era a causa de lo que sentía por mí.
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Editado: 04.12.2024