02 Diciembre.
Día 2
La forma en que influyen las personas en nuestra vida es resumida en inspiración. Inspiración para tomar decisiones, sean buenas o malas, que nos mueven hacia un resultado.
Cada acción y cada reacción es vista por los demás; nunca sabemos cuándo una buena obra puede mejorar el día de alguien.
Cada mente es un mundo, y el mío es un desastre; Por el momento. lo describiría como algo muy parecido a la Tierra: es un verdadero cochinero. Pero en él habitan personas como Alex y Lupita, que recogen cada pedazo para intentar salvarlo.
Mi mayor fuente de inspiración había sido mamá, la señora Carolina. Todos hablan de nuestro gran parecido y nadie admite que es su recuerdo lo que nos mantiene vivos.
Atte. Noemy.
Lupita
El camino a la posada fue ameno. Mi seriedad era más notoria que de costumbre, y no hacía nada para ocultarlo, pues mi cerebro no dejaba de dar vueltas en lo que mamá estaba sintiendo o en lo que estaba lidiando.
Fue agradable, la manera en que en cuanto me subí a su carro, él extendió el auxiliar para que pudiera conectar mi teléfono y pusiera la música que yo quisiera.
—Me alegro que ahora sí hayan llegado a trabajar ustedes dos. —nos señaló Don Julián.
Ambos nos miramos y sonreímos.
Me dirigí a la cocina, y Alejandro se fue a revisar unas facturas a la oficina, que se encontraba en la parte de atrás.
Separados por una pared.
<<Gracias, Dios, por no tentar mi voluntad al estar cercas de él>>.
Me presenté con el jefe de cocina. El señor Juan, una persona mayor y muy exigente. Me recordaba a alguien, pero mi cerebro no lograba descifrar a quién.
Me ordenó antipáticamente que cortara cebollas y tomates para poder hacer la salsa bandera, que se utilizaba como acompañante en varias recetas. Yo obedecí al instante y me concentré picando las cosas, cuando Noemy llegó con una pequeña nota.
—Toma, te manda tu enamorado secreto —dijo burlonamente
Impulsivamente agarré la nota y la abrí:
“Lindo primer día. Ahora sí, tu primer día oficial de trabajo. Te ves increíble con ese mandil viejo. Mi berrinchuda favorita.”
—Gracias —respondí un poco sonrojada mientras metía la nota en la bolsa de mi pantalón.
Noemy, es más chica que nosotros y está próxima entrar al College, por lo que intenta averiguar cuál sería su carrera. Así que, pasea por todos los lugares posibles del restaurante intentando encontrar su pasión.
—¿Me puedo quedar a verte cocinar? —me pidió muy tiernamente, y yo no me pude negar.
Nuestra relación no era de mejores amigas, ya que miraba en ella a una hermana menor. O más bien, me reflejaba en ella porque yo también era la hermana menor.
Entre ollas, tablas y utensilios, nuestra tarde se consumió casi por completo. El señor Juan nos pidió que termináramos de asar la carne para los tacos y antes de que quisiera iniciar con esa tarea, Noemy saltó con una idea:
—¿Sabes hornear? —sin dejarme responder—. Qué pregunta tan tonta, obviamente debes de saber; te enseñan en la escuela.
Asentí con la cabeza y le respondí:
—Llevé materias relacionadas a la pastelería y panadería el anterior semestre. Así que, tengo muy fresco en mi memoria esas habilidades.
—¿Me ayudas a preparar un chocoflan? —propuso con sus ojos de borreguito a medio morir.
—¿Acaso no les dije que asaran la carne? —nos regañó el señor Juan con su voz bastante ruda, que solía asustar.
—Tío Juan, préstame a Lupita por unas horas, please.
¿Tío?¿Juan era su tío?. Tal vez ya lo conocía por eso me parece familiar. Aparte, yo no le dije que si la ayudaría a preparar el chocoflan, aún así ella sabía que no me iba a negar a ayudarla.
—No —ordenó gruñonamente—. Es el primer día de la muchacha. Faltan dos horas para cerrar y ya te la quieres llevar.
—Please tío, por mí —haciendo cara de perrito regañado—. Además, papá ha estado raro y quiero darle un detalle.
Yo solo permanecía viéndolos, sin decir más. Lo que me parecía extraño era que, si Don Julián había estado raro y mamá también, puede ser que algo había pasado entre ellos que los tenía así.
—Ayúdame —escuché la petición de Noemy.
Juntas nos pusimos enfrente del señor Juan y, saltando, le suplicamos:
—Please, please. Déjanos hornear algo. Vamos señor Juan. Please please. Puedes, puedes, puedes dejarnos.
—Además tienes muchos cocineros y meseros a tu cargo —interrumpió Noemy.
—Está bien, pero tendrás que lavar los platos de la segunda jornada.
—Ya que —respingue.
—Solo las dejo porque ustedes dos son más odiosas estando juntas, y no planeo soportarlas —dijo el señor gruñón.
#8720 en Novela romántica
#1322 en Joven Adulto
romance acción drama reflexión amistad, navidad feliz amor eterno, amor navidad chefs peleas secretos
Editado: 04.12.2024