Parte 2
Es complicado hacerle ver lo perfecta que ella es. ¿Cuándo comenzó a darle más importancia a las opiniones ajenas que a lo que ella misma era? ¿Cuándo dejé que lo hiciera? Tal vez me faltó recordárselo cada mañana. Me faltó estar allí.
Reconocer lo importante que es nunca fue mi problema. Hermosa por fuera y tan pura en su interior, la máscara de niña perfecta que se ponía a diario se derrumbaba ante mi presencia.
Podía verla tal y como ella es. Ni ella ni yo necesitábamos pretender cosas innecesarias. Éramos suficiente el uno para el otro, como dos piezas descompuestas que se entendían a la par que se iban descubriendo.
Atte. Alex
Alex
—Es mi turno de poner música —artículo Lu, al mismo tiempo que conectaba su teléfono.
Concentrada, tardó unos minutos en elegir la canción, como si estuviera realmente analizando cada canción para poner la correcta, de acuerdo a lo que sentía en el momento.
Yo no conocía esa canción. Podía escuchar música; era algo instrumental y lenta. Aún así, nunca la había escuchado antes. Por un instante, mi ilusión era que fuera música romántica que amenizara nuestro viaje de cruzar la frontera para llegar a Mexicali.
Me hizo creer que podíamos tener un momento satisfactorio.
Cuando el artista comenzó a cantar, me percaté que era el grupo Reik. Ellos siendo famosos por tener música de desamor, se llevaron consigo cualquier oportunidad de un posible beso.
No presté atención al inicio de la canción, y Lu cantaba muy bajo, así que continué con mi vista en la carretera. Al llegar la segunda estrofa de la canción, Lu subió su tono de voz y, mientras me miraba, cantaba a la par del cantante.
Nunca me había llegado al corazón una canción, y ahora Con la cara en alto se había quedado grabada en mi corazón, pero sobre todo, la tristeza y dolor con que ella me la dedicó.
La canción terminó y no supe qué decir. Sujeté su teléfono y, antes de dejarla decirme algo, puse otra canción de su playlist.
La complací siguiendo el mismo género musical y el mismo artista. Desde que me mencionó que le gustaba esa música, hice mi investigación. Obvio, solo me enfoqué en la música romántica que pudiera tener.
Pero te conocí. Inicié a cantarla. Yo no cantaba igual de lindo que ella, pero sí quería dejar mi punto claro.
Sin despegar mi vista del camino, podía sentir la mirada de Lu. La canción describía exactamente lo que sentía por ella y lo que ha estado guardado en mi corazón desde que yo la conocí.
Ella me salvó de mi vacío, llenó este corazón con solo su existencia y me hizo creer en el amor, aun sin saber si la merecía o si la merezco.
<<Si tan solo Lu conociera todo lo que esté tonto corazón siente por ella… Si pudiera, lo expresaría, pero en este momento nada cambiaría, así que lo guardaré por un rato más>>.
Nos mantuvimos en silencio, pues ninguno quería añadir más a lo que ya habíamos cantado.
Podía leer su mente, aún cuando ella estaba en total silencio. La conocía lo suficiente para interpretar su mirada, sus movimientos y para saber todo de ella. Había captado mi indirecta con la canción y, sobre todo, estaba cómoda conmigo.
Estaba tranquila, y decir eso de ella era realmente una bendición ante todo el caos que es mi linda, perfecta y hermosa novia falsa.
Parecía que el enojo de ayer se había esfumado, gracias a Dios, porque soportarla enojada era una pesadilla. Aunque lucía muy linda enojada.
<<Siempre luce hermosa, mi trompuda favorita.>>
Asumí que estaba un poco molesta por no haberme reportado desde la mañana. Toda la mañana estuve con Alicia. Tranquilos, no me gustan las señoras mayores. ¿O si?
Deseaba paz por un segundo con ella. 5 días. Solo 5 malditos días que llevábamos juntos y, ¿de verdad se tenía que complicar todo esto?.
El problema que aquella vez nos separó se tuvo que volver a presentar. No, por favor, ¿Qué diablos pasa con el señor Dan?. Cada vez que ve a su hija feliz tiene que llegar a querer lastimarla.
Ahora debía averiguar: ¿Dónde diablos se encontraba ese hombre?¿ Y qué quería de Lupita?.
Sea lo que sea, no iba a dejar que nos separara. Esta vez no.
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Estando en la Plaza cachanilla, Lu sujetó mi mano y me llevó hasta a la fuente que se encontraba en el centro de la plaza.
—Sé que no es especial o un lugar tan bonito como todos los malls en Estados Unidos, pero es importante para mí.
—¿Por qué lo es?
<<Le atiné, la traje sin querer a esta plaza. Okey, lo aceptó. Alicia me había dicho que a Lu aún le gustaba salir a caminar mientras comía nieve y que esta plaza le daba buenos recuerdos>>
—Cuando era más chica, mamá nos traía aquí. Siempre nos tomaba fotos enfrente de esta fuente. Recuerdo cómo nuestros pies dolían de tanto correr por los pasillos. Mamá nos daba cierto dinero para gastar, y yo me desesperaba porque quería comprar el mundo. Luego paseábamos por los pasillos y, al final, terminaba comprando la cosa más inservible, pero siempre con mi cono de helado.
La sonrisa de felicidad se enmarcaba en el rostro de Lu. Sus ojos me demostraban que había disfrutado su tiempo aquí.
—Creo que encontrar el vestido puede esperar. Vamos.
—¿A dónde?.
—Por helado.
Divisé la heladería más cercana y nos dirigimos al lugar.
Mi novia era como una niña chiquita, fascinada por tantas opciones de helado. Toda su vida ha sido muy indecisa, por lo que yo tuve que elegir por ella.
Comimos el helado sentados en un pasillo que tenía otra fuente con pequeños espacios para descansar. Me contó sobre sus aventuras aquí con su hermana, mientras su mamá trabajaba en la estética, su deseo irracional de meterse a una de esas fuentes y todas las compras tontas que pudo haber realizado aquí de niña.
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Editado: 04.12.2024