24 días para enamorarme

Capítulo 16. Decorar se convirtió en mi parte favorita.

08 De diciembre

Día 8

Podría jurar que sus ojos me miraban, que sus labios me besaban y que él estaba allí a mi lado. La realidad golpeó y me di cuenta que no, que estaba sola.

Solo yo, en un cuarto oscuro. Un hombre de altura promedio, con barba y cabello rubio, me llevaba en sus hombros. En algunas ocasiones me sumergía en un balde lleno de agua y me dejaba sin respiración, hasta que me ahogaba.

Mi cabeza dolía; sin embargo, no era mi versión adulta, era yo en mi niñez. La constante pesadilla se presentaba cada noche, a excepción de los últimos días.

Creo que Alejandro aminoraba esos temores. Eliminaba mis pesadillas o, tal vez, era que mis miedos ahora no eran hacia aquel hombre, sino a perder a Alex.

Atte. Lu

Alex

—Muévelo más a la derecha. No, no más a la izquierda —me daba órdenes Lu—. No, céntralo más, está chueco.

Estaba poniendo de mi parte para ayudarlas a decorar, aun cuando detestaba esto y ellas solo se comenzaban a desesperar. ¿Qué más querían de mí?

—No, ponlo más arriba —decía ahora Noemy.

—Si lo pone más arriba, se perdería entre tanta guirnalda —la contradecía Lu.

—Si la pone más abajo, se verá feo —respondía disgustada mi hermana.

Empezaron a discutir entre ellas y mi paciencia se acabó. Era demasiado con acceder a decorar; no las iba a aguantar con sus tonterías.

—Ya, no soy su juguete —las regañé a ambas—. Si no les gusta, háganlo ustedes.

—Quítate, entonces —me dijo Lu, un poco desesperada, y me jaló de la camisa para que me bajara de la escalera y hacerlo como ella quería.

Me dispuse a bajar y me quedé deteniendo la escalera para que no se lastimara.

El miedo a las alturas de Lu no se pudo haber esfumado tan rápido. Era cuestión de tiempo para que sus piernas empezaran a temblar y se quedara congelada sin poder bajar del miedo. Y si, yo estaría allí como su príncipe azul para sostenerla en mis brazos y bajarla.

<<Me puedo quedar aquí deteniendo la escalera: doble premio, no hago nada y tengo una excelente vista desde aquí>>

—Alex —escuché a Lu llamarme mientras me tocaba el hombro—. ¿Me bajas? Me da miedo.

En efecto, no podía bajar por miedo a caerse. La iba a ayudar a bajar, no antes de jugar un ratito.

Hice temblar la escalera a la par que le decía:

—No seas chillona, bájate. ¿No que muy valiente, que “yo hago todo”? A ver señorita independiente, bájate.

—¡Alex, deja de mover la escalera! Ya no estoy jugando —alzó su tono de voz aferrándose más a la escalera.

Moví un poco más la escalera y se comenzó a enojar aún más.

—¿Qué? No te escucho, estás muy arriba —me hice el tonto.

—¡Alex, ya! De verdad tengo miedo. Basta —me rogó al mismo tiempo que me gritaba.

Supe que era momento de bajarla antes de que se enfadara aún más y le extendí mi mano para que se sujetara.

En una maniobra dudosa de su parte, colocó su mano en mi hombro y pasó su pierna por unos de mis hombros para posteriormente quedar con ambas piernas sobre mí.

—¿Qué haces, Guadalupe? —le pregunté, confundido.

—No me quisiste bajar cuando lo pedí, ahora no me bajo.

—Ah, ¿sí? —la reté, sujetándola muy bien de sus piernas, y comencé a dar vueltas.

—Ya pues, ya es suficiente.

— No, hasta que se me dé la gana.

—¡Alejandro! —comenzó a contar para demostrar su dramatismo—. 1…2…

Sin dejarla llegar al tres, me apiadé de ella, o más bien, me daba miedo lo que fuera a hacer cuando llegara al número 3.

He de admitir que Lu tenía mucha fuerza en sus piernas y abdomen. Sin dejar de agarrarse de mis hombros, pasó una de sus piernas al otro lado para que la pudiera tomar de la cintura.

Bajando todo su cuerpo por mi cara, aspiré todo su perfume y su aroma natural, el cual era fascinante y refrescante.

La bajé lentamente a propósito para poder tener más tiempo el contacto.

Cuando su cara pasó cercas de la mía, la detuve de inmediato; uno de mis brazos la detenía debajo de sus glúteos y el otro, de su cintura. Aproximándome a sus labios y apretándola fuertemente contra mí, estaba casi seguro que esta pelea la había ganado y mi premio iba a ser más que gratificante.

La voz de Alicia hizo que rápidamente Lu diera un pequeño salto y ocasionó que la bajara por completo para que pudiera tocar el piso.

—¿Interrumpí algo? —preguntó Alicia.

Lu dio un pequeño rebote y se separó rápidamente, comenzando a tomar las decoraciones para esconder su nerviosismo.

<<Con todo respeto, Alicia, ¿no podías llegar en otro momento? Si interrumpiste; yo solo quería besar a su hija y era mi oportunidad perfecta.>> .




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