09 de Diciembre
Día 9
Tengo éste extraño sentimiento de estar enfrascado en mi realidad, una que no me deja disfrutar del verdadero sentido de la vida.
Espero encontrar respuestas a tus preguntas.
Espero ser la luz que ilumina tus noches y el sol que da calidez a tu frío corazón.
Nunca tuve miedo a la vida, sino a no saber cómo vivirla.
Nunca tuve miedo a perderte, sino a no saber cómo demostrarte cada día lo mucho que te amo.
Atte. Alejandro
Alex
Mi investigación me había llevado a obtener la información que quería, pero no había sido suficiente, necesitaba más ayuda para enfrentarme a lo que se avecinaba y aún más al leer la maldita nota periodística:
Importante capo de la mafia secuestró a su hija y huyó a Estados Unidos para ocultarla durante semanas.
Se dice que planeaba intercambiarla con el cartel más grande de Sinaloa a cambio de su libertad.
Mi mandíbula se tensó y empuñe las manos al leer la información. Nuestro gran sistema de justicia había dejado libre a este monstruo y ahora sabía lo peligroso que era para ellas.
No vamos a negar que enfrentarme a una persona así de peligrosa me posiciona como un gran héroe, ¿no?. No todo el mundo puede presumir grandes aventuras como estas. A la vez doy gracias a dios por hacerme más interesante con mis hazañas.
Tengo que ser más discreto. Esta vez nada de esto se va a salir de mis manos. Me lo repetí una y otra vez, intentando disminuir mi ansiedad y estrés acerca de las circunstancias.
Le había pedido a papá que me acompañara a contactar a Juan, mi primo, hijo de mi tío Juan, el cocinero del restaurante.
Toda la vida creí que no era muy original ponerle tu nombre a tu hijo, sin embargo, las tradiciones familiares nos llevan a hacerlo. Tan así que yo me llamo igual que mi padre, solo que no me gusta mi primer nombre, por ello, muy pocas personas conocían que también me llamo Julian.
<<Asumo que cuando tenga mis hijos con Lu, yo también voy a querer que mi hijo se llame Alex o algo por el estilo. O también existe la posibilidad de que tengamos una hija y ella quiera ponerle Guadalupe. O puede que ella no quiera hijos. ¿Entonces a quién le pondremos nuestros nombres? ¿a nuestras mascotas?.>>
Mi primo Juan es policía estatal, siendo solo unos años mayor que yo. Habíamos sido los mejores amigos en nuestra juventud antes de que se fuera a Mexicali a seguir sus entrenamientos para convertirse en policía, después de eso no hablábamos muy a menudo.
A pesar del tiempo, siempre puedo contar con él y él conmigo. Luego de nuestra plática acerca de mis problemas con el padre de Lu, se ofreció a ayudarme a investigar.
En los reportes resaltan los abusos físicos que había cometido contra Alicia en su juventud y los intentos de secuestro hacia Lu. Había aún más, no sólo Alicia lo había denunciado, existían aproximadamente otras 3 denuncias por parte de otras mujeres.
Me alejé de mi padre y le hice señas a Juan para poder hablar a solas
—Realmente necesito tu ayuda. No puedo dejar que este hombre le haga daño a Lu.
—Voy a seguir rastreando el caso y a este sujeto. Cualquier información que tenga, te lo digo.
Aunque podía confiar en mi primo, sus palabras no me eran suficientes para tranquilizarme. Necesitaba accionar ya, si no quería que este problema escalará.
—Gracias. —fue lo único que logré verbalizar, al tener la mente a mil por hora en busca de una solución que no implicará a Lu lejos de mí.
Desvié mis ojos hacia la pared detrás, pues necesitaba un incentivo para relajarme. Mi mente no estaba y mi corazón se encontraba con Lupita. Ella era mi única esperanza y motivación.
—Se ve que te importa mucho esta muchacha. —mi primo rompió el silencio y me hizo volver a mi tormentosa realidad.
—Si, me importa tanto que estoy seguro que será mi futura esposa—admití más calmado.
—La mujer que logró convencer a Alejandro merece tener un altar. ¿La conozco?. —dijo en tono de burla a la par que daba un leve golpe a mi hombro.
—No lo creo, cuando salía con ella tú estabas en Texas y cuando me dejé de ella tú estabas en Mexicali. No tuve tiempo de presentarla.
—Puede que la haya conocido en Mexicali y hasta te la robo. Porque estoy seguro que debe de ser una belleza como para cautivarte tanto. —volvió a burlarse.
—Espero que no la conozcas. —dije entre risas incómodas, al saber que era todo un mujeriego.
Lo último que quería era que Lu cayera en sus garras. Y menos porque ella es mía, solo mía.
—Después pasaré al restaurante a conocer a la suertuda
—Y también a saludar a tu padre, no crees. —le rebatí.
—Es cierto, había olvidado esa parte.
—Alex, Juan. -nos llamó papá para que nos acercáramos a él-. Se dieron cuenta de que hay una dirección donde podemos encontrarlo.
Por un instante me decepcioné de mí mismo al dejar pasar esa información tan importante. Por otro lado, volteé mi vista hacia mi primo en busca de una mirada de complicidad. Mi satisfacción llegó al obtenerla, pensábamos lo mismo: Una misión más como los buenos primos que éramos.
Sin decir ni una palabra más nos dirigimos hacia el auto.
—Esperen, yo iré con ustedes.—nos detuvo papá, como si leyera nuestra mente.
—No papá, es peligro.
—Alex tiene razón, tío.
—Voy a ir y no es discusión. —nos alzó la voz y ambos aceptamos. Mi padre podía estar un poco mayor, pero el miedo que aún le teníamos nunca se había ido.
Al dar con la ubicación, los tres sentimos un disgusto y un poco de miedo; el lugar era desastroso, había montones de cajas y basura por toda la casa. Estábamos en un barrio bastante peligroso. Por suerte para nosotros íbamos con un policía, lo que nos hacía sentir más a salvo.
#2954 en Novela romántica
#142 en Joven Adulto
romance acción drama reflexión amistad, navidad feliz amor eterno, amor navidad chefs peleas secretos
Editado: 20.11.2024