23 de diciembre
Día 23 l Parte 1
Puede que sí. Si estoy esperando algo que tal vez nunca llegue a mi vida, o que no volverá.
Estoy ilusionado con que pase y muy en el fondo me aterra que no vuelva a suceder. La diferencia es que me dolerá y muy posiblemente me destruirá, más de lo que imaginé que podría llegar a ser.
He aprendido que con miedo tengo que hacer las cosas. Solo que está vez me frenó, el maldito miedo me detuvo de seguir luchando y el único enojo es conmigo. Tal vez debí hacerle caso a los demás cuando decían que no eras para mí, pero me aferré.
Sabes, me rehusó a creer que éste es el fin, no voy a parar hasta que funcione. Si el destino no quiere, yo haré que suceda y si no sucede, le doy a Dios todo el permiso de llevarme. Porque yo no permaneceré aquí, si no es a mi manera.
Atte. El corazón de Lu, perdidamente enamorado.
Lupita
Me pregunté toda la noche: ¿Cómo me sentía? ¿Qué es este sentimiento?. ¿Cuál emoción tiene que comandar en las decisiones de mi vida?¿Qué haces cuando tu corazón está demasiado roto, que ya no existe manera de recolectar las piezas?.
Rota, triste, triturada o derrotada. No importaba, porque la vida sigue, y si no continuas con ella, te quedas atrás. No importa que tan triste esté, tengo que salir de esto que pasa en mi interior. Ahora me cuestiono: ¿Qué si la que no es buena para el mundo soy yo?¿Qué tal si no me destruyeron, solo me demostraron el reflejo de lo que en realidad soy?
Es bastante obvio que era mala idea aceptar estar hoy aquí en el restaurante. Solo estaba aquí porque el señor Juan me pidió ayuda, no más.
No habrá distracciones.
—Me escuchaste corazón. Nada de Alex. Nada de amor.
Además, el susodicho apenas había salido del hospital, no tendría por qué presentarse hoy.
—¿Estás tomando café caliente? —me cuestionó Noemy, haciendo evidente que llevaba un vaso de café humeante.
Moví mi dedo anular de arriba a abajo para confirmarle y mis labios se tensaron, dibujando una línea fina.
—Que la adicta al café frío esté tomando uno caliente. Preocupa —tocó mi frente con su mano, dramatizando sus palabras, para "revisar" si estaba enferma— Esto te afectó más de lo que creí.
Levanté mis hombros y volteé mis ojos. Pues no deseaba hablar y ella lo entendía.
—Me haces un favor —solicitó mi ayuda, aunque el constante movimiento de jugar con su cabello y su sonrisa traviesa me daban mala espina.
Enarqué mi ceja y la juzgué con mi mirada. ¿Qué podría estar pensando esa cabecita? Suspiré, para de todos modos ceder a hacer lo que mi ex cuñada necesitara.
—Ve a la oficina antes de que llegue Alex y me traes la caja que dejé en el escritorio.
Entrecerré mis ojos, pues entendí su plan.
—No estoy haciéndolo a propósito, yo tampoco quiero hablar con Alex y José está por llegar. ¿Me ayudas, por favor?.
Rodeé mis ojos y asentí con mi cabeza.
Me fui a la oficina, rogándole a la suerte de que no estuviera él allí. Y no solo porque no quería verlo, también porque ya no sé cómo actuar cuando él está cerca. ¿Me hago la enojada, la triste, la nerviosa o simplemente lo ignoró?. No. lo. sé.
Respiré y me tranquilice cuando no lo vi. Gracias, Dios.
Me tomó unos minutos encontrar la caja que me pidió Noemy, ya que estaba bastante escondida, o puede que ella la haya escondido a propósito. No importaba, solo debía tomar la caja y salir.
Rápido, sencillo y fugaz. Casi como el amor entre Alex y yo. Mi verdadero: mi trauma, mis chistes.
Al estarme escabullendo y esculcando la oficina, escuché el sonido de la puerta acompañado de la voz de Alex, que parecía estar tarareando una canción.
Qué a gusto él, canté y canté. Y uno aquí sintiéndose miserable y triste cada vez más.
A los segundos de quedarme pasmada por saber que él estaba aquí, me di cuenta que yo iba a parecer como una esculcona y una invasora de su espacio.
¿Qué pensaría de mí?. Va a creer que estoy aquí por él y, sobre todo, que me sigue importando mucho. Lo cual no es mentira. Sin embargo, juro que estaba aquí solo por la caja.
Debía hacer algo. Y esconderme no iba a ser una opción. ¿Qué hago? ¿Corro?¿Salto por la ventana?¿Me escondo debajo del escrito?.
Alex
Llevaba un día en mi casa tras haber salido del hospital. Tuve suerte de que la herida de bala solo fue superficial. Suerte para seguir viviendo. Salado para estar junto al amor de mi vida.
Decidí ir al restaurante, ignorando todas las indicaciones del doctor y obligando a mi hermana a que me llevara. Si no, habría manejado yo mismo, y todo habría salido peor.
No voy a negar que quería ir a La posada con la esperanza de verla. A lo lejos, solo necesitaba una pequeña mirada suya, y sería suficiente.
#9745 en Novela romántica
#1685 en Joven Adulto
romance acción drama reflexión amistad, navidad feliz amor eterno, amor navidad chefs peleas secretos
Editado: 04.12.2024