24 Horas

El hotel

"Todos pueden ver quién eres, solo mírate a ti mismo; dime por qué lo sigues negando."

-Spice Girls

El silencio parecía reinar en el exterior de aquel hotelucho, y el aburrimiento dentro del interior de Miguel. Ese techo tan extranjero era todo lo que su vista observaba, toda su compañía. Tarareaba canciones como único medio de entretenimiento, interrumpido únicamente por golpes en la pequeña recepción, seguida de gritos suplicando que los dejasen salir. Finalmente se dio cuenta que no había sido del todo abandonado el lugar.

Bajó las escaleras en cuadrada espiral hasta el lugar, encontrándose una madre con su hija de cinco años en brazos junto a su marido y una mujer asiática que poco entendía pero compartía el miedo

—¡¡Por favor, déjennos salir!! —Gritó el hombre con total desesperación mientras golpeaba ferozmente la enrejada puerta de mayor tamaño

—¡¡Tengo una nena!! —Agregó la madre, mostrando cierto acento argentino que compartía con su marido

—¿Qué pasa? —Cuestionó Miguel mientras bajaba todos los escalones

—Dios, que susto —Exclamó ella—. Alguien cerró el hotel por fuera, no nos dejan salir, parecen militares. Dicen cercar todos los edificios cercanos a la zona de brote

A él se le hizo extraño, no los había visto cuando ojeó hacia afuera por la mañana, y no le pareció oír nada, pero ahí los veía, veía las siluetas armadas en el exterior, siluetas que de perfil revelaban máscaras similares a las de gas. Observó todo con atención en busca de una posible salida. Notó el pánico en la asiática, la confusión de la niña, y el arma en la cintura del argentino.

—¡Por favor, retrocedan! ¡no podemos dejar salir a personas no prioritarias! —Advirtió aquel de megáfono desde el exterior.

—¡¡Ya le dije, yo soy Juan Salvo, medico de cabecilla del hospital Mercy!!

Los uniformados murmuraron algo, los aislados pronto también lo hicieron

—¿Dicen que no hay salida? —Preguntó Miguel

—No. Cerraron todas...

—¿Intentaron las escaleras contra incendios en los pisos superiores?

—Vos estás loco, pibe. Ahí hay como cuatro o cinco —Respondióle Juan con resentimiento por la situación actual.

—Estás armado

—Si, pero eso no garantiza que pueda matarlos. Esos hijos de puta no se mueren así nomas.

Pronto los militares abrieron con levedad la puerta. Uno se encargó de apuntar a los civiles mientras otro tomó a Juan del brazo y le indicó que saliese. Le quitaron el arma, y a él de la vida de su familia.

—Tranquila, Elena —Le sonrió con una mirada calma y cálida

La silueta del hombre se hizo de a poco invisible en el gris y opaco cristal, todos observaron expectantes. Elena se arrancaba pequeños trozos de piel de su labio inferior con sus dientes, la niña, aun confusa por el sueño y caos, contemplaba las difusas manchas en movimiento, la asiática solo se encogía de hombros contra una pared, y Miguel apoyó sus dedos sobre el hacha, preparando su cuerpo para reaccionar ante cualquier estimulo.

Finalmente todos dieron un pequeño brinco al escuchar un petardazo seguido de tres segundos de absoluto silencio.

—¡¡Juan!!

La mujer comenzó a gritar, histérica y adolorida, el nombre de su marido mientras se dejaba caer de rodillas, en perfecta coordinación con sus lagrimas. Los gritos de sufrimiento no esperaron en escapar de su boca, dañando sus cuerdas vocales.

—¿Mami? ¿Dónde está papi?

—¡¡Hijos de puta!! ¡¡son unos hijos de puta!! —Su voz vibraba fuertemente mientras levantaba su arrugada mirada al techo

Pronto dejó de pie a su hija y se paró para acercarse violentamente contra la asiática

—¡¡Vos, china de mierda, todo es tu culpa y la de tu gente del orto!! ¡¡Seguro ustedes crearon toda esta mierda!! ¡¡Primero nos cagan la vida con ese virus del orto y ahora con esto, por tu gente de mierda es que mi marido ahora está muerto, puta de mierda!!

Ella solo pudo paralizarse entre lagrimas, agarrándose de sus brazos y apretando más y más su espalda contra aquella fría pared

—<Por favor, no tengo nada que ver...> —Intentó lidiar en un inentendible japonés a causa del temor

—¡¡Cerrá el orto, te voy a matar, puta de mierda!!

—Por favor, señora, no es culpa de e.. —Intentó lidiar Miguel con sus manos temblorosa, interrumpido por aquella que le indicaba que se callase

Los insultos siguieron, pronto fueron opacados por un enorme grito ascendente que comenzaba a elevar su volumen a una rápida velocidad. Ni un segundo pasó hasta que fue callado por un fuerte golpe húmedo que retumbó y resonó en todo el lugar, agitando el interior de todos los pechos presentes. Todos dieron un pequeño grito por el susto junto a otra exaltación, solo para ver horrorizados a un hombre en el suelo, con la cabeza estallada a causa de una enorme caída. Rápidamente Elena apuntó a tapar a los ojos de su hija como excusa para abrazarla. Aquella extranjera no pudo más que encogerse y llorar, solo deseaba que todo terminase lo más rápido posible para poder volver a su rutina o reencarnar en un mundo menos loco.

Con sus piernas dadaístas el astigmático apuntó sus enfermos ojos a la parte superior, allí donde gradualmente la oscuridad ocultaba los horrores, divisando brumosamente la barandilla rota por la cual descendió esta suerte de Edward Blake, empujado por un errante Veidt. Pronto observó otra figura que torpemente se asomó como un sonámbulo suicida, solo para dejarse caer como un muñeco de trapo.

—¡¡Cuidado!! —Enunció mientras se lanzó en dirección a la puerta, solo para que otro golpe húmedo azotara el lago carmesí

Como si el tiempo se ralentizara, la asiática observó a mayor detalle como el hueso frontal, temporal y parietal izquierdo se reducían a pequeños trozos mientras el negráceo cerebro salía como un puré arrugado mezclado con finos cabellos y el globo ocular salía despedido por la presión ejercida, casi desgarrando el nervio óptico. Todos observaron con horror, con una vaga expectativa de que aquellos militares entrasen y los salvasen, pero en su interior todos sabían que si hicieran esto, solo lo harían para perforarlos con una alta cadencia de metralla. Todos querían estar muertos, pero en su interior, en lo más profundo, repelían esta idea.



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En el texto hay: zombies, psicologia, accion aventura

Editado: 26.01.2022

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