24 Horas Contigo

#1.- Bodas de Aluminio

Como cada noche, Hana vestía un pijama de satín mientras ponía los platos en la mesa. Estaba encantada de poder cocinarle a la persona que más amaba.

Hana es una joven escritora de novelas de fantasía-amor que ocurren durante viajes en el tiempo. Solo tiene 26 años y con ello ya ha saboreado tanto el éxito como fracaso de sus escritos.

Su familia está compuesta por su padre, el Señor Shinichi Kanronji quien dirige un negocio marítimo de comercio y está entre los mejores tres del país, además de una pequeña fábrica de enlatado de alimentos.

Su madre, una joven dama de nombre Dalia Kanronji, quien en su momento fue una prometedora actriz que se casó en segundas nupcias con el señor Kanronji y consiente mucho a su hija menor.

Sus dos hermanos mayores que se dedican a los negocios de su familia en ley; Nikki quien vive en los Estados Unidos con su familia, trabaja directamente en las aduanas, y Renato trabaja en Alemania en una empresa de automóviles dirigida por su familia política.

Su diferencia es al menos de 10 años.

Hana también cumplió su deseo de tener su propia familia cuando unió su vida a su amado marido de nombre Allen Till-Shiroyama con quien estaba a punto de cumplir su décimo aniversario.

Hana pensaba en lo afortunada que era al tener una familia como la suya, esa foto familiar era su mayor tesoro. Recordaba la forma en que pidió casarse y podía reír de su atrevimiento.

No se quejaba de su matrimonio, Allen era el esposo perfecto para todo el que lo mirara y su físico fácilmente lo confundía con el actor Sakurada Dori pero,, nada más alejado de la realidad. La familia de Allen tenía una fortuna acumulativa, aunque se dedicaba a la arquitectura, podría dejar de trabajar en cualquier momento.

Hana debía dejar de vivir en sus recuerdos y crear nuevos. Pronto tendrían que festejar algo más como pareja y estaba segura de que ambos deseaban lo mismo.

— He vuelto... Hana — dijo una voz que hacía eco en su enorme casa.

— Bienvenido, ¿quieres cenar o bañarte antes? — le saludo Hana dándole un beso en la mejilla izquierda

— Me bañaré antes, ¿vino la Señora Murasaki? — preguntaba quitándose el saco.

— Sí, hizo la limpieza y se fue. Esta vez preparé la cena yo y te va a encantar, es una receta de la clase de cocina extranjera.

— ¿De verdad? Estoy ansioso de probarla. — respondió con dulzura.

Desde el momento en que dijeron "Sí, acepto" Hana estaba segura de que quería estar con él para siempre, pero, a veces le era difícil saber lo que Allen pensaba.

Allen es demasiado serio y nunca ha dicho ninguna palabra bonita hacia Hana, prefiere demostrarlo con acciones. También es bastante tímido y se avergüenza si alguien ve que es cariñoso con Hana, pero, él no pierde la oportunidad de presumirla a cada evento que asistían, además estaba orgulloso de sus logros, solo era muy torpe al demostrarlo.

— Dices que son pulpitos a la mantequilla, ¿verdad? — Pregunto mirando su plato — ¿y los pulpos?

— Están allí, los puse allí...— Hana estaba un poco avergonzada sobre el platillo que presento. Allen comenzó a comer.

—Es delicioso, pero, son demasiado pequeños los pulpos, ¿en tu clase usaron de otro tamaño?

— Quizás... sabes he pensado... en nuestro aniversario, es en dos meses...— sacaría el tema lentamente

— Así es, ¿hay un lugar al que quieras ir? Siento que nuestra relación debería cambiar, aún hay muchas cosas que quiero discutir contigo como los planes a futuro... en mi escritorio hay un sobre, me gustaría que lo leyeras y firmaras lo antes posible, será beneficioso tanto para ti como para la casa...

— ¿Qué?— dijo en voz apenas audible. ¿Discutir conmigo? ¿Nuestra relación debe cambiar? ¿Beneficioso para mí?— Allen... ¿Tienes viajes de negocios?

—Si algunos trabajos de campo... estaré fuera unos días...

— ¿Te acompañará tu secretaria?... ¿O solo Franco?

— Franco, ¿quieres ir?

Hana vaciló. Si Allen quería hablar con ella de su matrimonio, quizás eso significa que quería terminarlo. O, ¿ya se cansó de ella? No, no era eso... ¿Quizás me estaba siendo infiel y la sacaría de la casa para dársela a su amante? O peor aún, le quitaría todo para dejarla en la calle.

—No, debo visitar a mi editor, la fecha de entrega casi se acerca.

— Está bien... pero, es el editor quien te visita, ¿por qué lo visitarías a él?

— Quiero saludar a su familia... son tan buenos conmigo... he terminado de cenar... te encargo los platos, iré a escribir un rato.

— No te duermas tarde.

— Yo creo que exageras las cosas — dijo Mirei, su mejor amiga, a quien llamo apenas entro al estudio — quizás te está planeando una sorpresa. Y tú imaginando cosas

— ¿De verdad lo crees? No es solo para hacerme sentir mejor, ¿verdad? Pensé que quizás quería el divorcio, o me fue infiel, o mi familia política ya no me quiere.

— ¿En serio eres Hana? Ustedes se casaron porque se aman, aunque al principio lo obligaste...




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