24 Horas Contigo

#2.- Mi nombre es Hana, vamos a casarnos

"Un marido es un compañero de viaje, él se reirá contigo por cosas tontas, llorará contigo por cosas frágiles y te sostendrá la mano si el momento es difícil... recuerda Hana, busca alguien que pueda brindarte esas tres cosas..."

— Nikki, este vestido me sacará todo lo que llevo dentro.

— No exageres, te verás bien y serás el centro de atención — dijo ayudándole a vestirse.

Esta noche es el evento más importante del año, la familia más influyente del país ofrecía una cena de caridad y tenía como invitados especiales a la familia alemana Till-Shiroyama.

El señor Kanronji asistiría acompañado de Hana quien pronto cumpliría 16 años, sus hijos mayores asistirían; Nikki acompañada de su marido igual que Renato escoltado por su esposa. La madre de Hana no asistió por motivos de su frágil salud.

Hana miraba alrededor para buscar a alguien con quien platicar mientras su padre hablaba de negocios.

Es tipo de eventos la aburrían mucho, así que solo asistía de vez en cuando, decían que para ser rica no era para nada caprichosa.

Dirigió su mirada a la entrada cuando dejo salir un suspiro desde el fondo de su corazón.

Un joven acaba de llegar junto a una pareja de adultos. El joven usaba un traje negro que le hacía ver como empresario. Su cara seria no mostraba ningún interés y su mirada pícara recorrió todo el lugar de la cena juzgando en silencio.

— Nikki, ¿quién es él?

— ¿Quién?

Hana, impaciente, apuntó al joven, aunque todos la vieron y soltaron una risilla. Tenía que conocerlo.

— Ah, es el hijo menor del magnate Till... oye, ¿a dónde vas?

— ¡A conocerlo mejor!

Hana caminó hasta donde estaban ellos, miro hacia otro lugar un instante y lo perdió de vista. Camino un poco hasta que los vio cerca de su padre. Esa era su oportunidad.

— Hola padre, buenas noches — mostró su sonrisa más encantadora

— Ah mi pequeña princesa... esta es mi hija menor, Hana, apenas comenzará el instituto en primavera — la presento de forma simple.

El extraño solo dirigió una leve sonrisa y se pensaba alejar. El mundo al que Hana no podía acceder, los negocios, era irrelevante, parecía solo un murmullo que llevaba el ambiente.

— ¿Cómo te llamas? — quiso saber

No recibió ninguna respuesta.

— Hija, pierdes el tiempo, ese chico solo habla alemán — señalo su padre — puedes dejarlo para después porque es muy tímido. Su familia nos visitará en nuestra casa de campo en unos días...

Hana no podía dejar ir ese momento

— Espera...— le tomo la manga del saco— Ich bin Hana und Wir werden heiraten...

Todas las miradas sobre ellos a la expectativa de escuchar la respuesta de los futuros novios.

— ¡Hija! ¿Cómo puedes decir esas barbaridades? — la voz de su padre se alzó sobre la multitud

El chico frente a ella dejo de mirarla y giro su cabeza.

Hana estaba esperando que respondiera.

"Ja"

Hana sonrió al escucharlo decir eso, pero, el chico avergonzado se fue a otro lugar. Odiaba ser el centro de atención.

El Señor Kanronji y el Señor Till estaban asombrados y de ninguna manera podrían aceptar ese matrimonio.

❀❀

—No, eso no será posible, solo tienes 16 años — dijo Dalia, la madre de Hana — no tienes mi autorización para casarte, no así.

— Pero, madre, estoy segura de que él es la persona que estará conmigo toda la vida, por favor.

Han pasado algunos días desde aquella propuesta matrimonial adolescente. Recibirían a la familia Till para una comida casual y Hana quería aprovechar para hablar de su boda.

Su padre y madre dijeron no, sus hermanos le dijeron que tomaba el matrimonio a la ligera y no estaba de acuerdo con su reacción exagerada hacia un guapo extraño.

Hana rogó y rogó hasta que su padre le volvió a hablar.

— Si te casas... perderás mi apoyo económico cuando cumplas 18, no más ropa cara y cosas extravagantes, deberás trabajar y no descuidar tus estudios...— el padre pensó que si la acorralaba podría hacerla cambiar de opinión. — no te daré ningún centavo si decides irte con ese chico.

Hana lo pensó un momento y respondió muy alegre.

— Me casaré de cualquier manera. Padre y madre, ustedes se casaron a las dos semanas de conocerse, así que no hay problema si yo decido casarme antes, ¿no?

— ¡Eres menor! ¡Si te casas no te recibiré de nuevo en esta casa!— replicó su madre muy enojada.

— Madre... lo sé, es extraño, pero, quiero estar con él... no importa quién este de por medio porque al final lo haré...

Hana estaba decidida y era terca como una mula, así que no tuvieron más opción que aceptar. Los padres del chico llegaron a la hora pactada para la comida.

Mientras los adultos conversaban los asuntos de la boda, Hana y su acompañante paseaban por ese lugar.




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