Después del desayuno salieron a conocer ese lugar. Sus paredes, edificios y personas estaban llenos de historia. Franco llevaba una nueva acompañante a la que llamo Samantha, vagamente comento que Latrine se tuvo que ir y Olive se fue con ella.
Nadie entendía como era tan sinvergüenza como para salir con tres al mismo tiempo y en el mismo lugar.
Kendra y Keira estaban siguiendo de cerca a la joven pareja que, descaradamente, iba tomada de la mano frente a todos. Yuji los veía desde lejos y no entendía como Keira seguía a un hombre después de todo lo que le dijo, le molestaba que ese fuera el chico de que tanto presumía.
— ¡Keira! vamos por algunos dulces tradicionales — le aviso y la tomo del brazo, Yuji la alejaría de él. Estaba furioso de que estuvieran tan cerca.
Kanade visitaba los locales y probaba todo lo que se le antojaba.
— ¿Kanade? ¿Dónde está el otro chico? — pregunto Hana cuando se encontraron en el mismo lugar
— Se fue con Keira... ¿me uno a ustedes?
— Seguro. — accedió Allen. No lo veía como amenaza. Solo a Yuji quien parecía tener intenciones secretas.
Kendra los seguía desde una distancia segura.
La ropa que llevaba era especial para atraer a Allen. Eligió un conjunto que vio en una modelo. Se levantó muy temprano para arreglar su maquillaje y antes de salir lo retoco un poco. Llevaba unos wedge que combinaban perfecto. Todos la miraban cuando ella pasaba así que está segura que Allen la miraría.
— ¡Chicos! ¿Puedo unirme a ustedes? ❤ — pidió.
Accedieron pero, Kanade veía claramente lo que haría.
Kendra miro arriba a abajo a Hana, solo llevaba una blusa, falda larga y tenis, su peinado nada que mencionar y sin ningún gota de maquillaje. Allen usaba ropa casual. Era evidente que ella no combinaba con él.
Kanade se burló descaro de las expresiones que ponía Kendra en cada momento que miraba a Hana.
— Allen, ¿Te gustaría jugar en el tiro al blanco? ❤ — pidió Kendra
— No, claro que no tengo pésima puntería... ¿Hana quieres intentarlo? — le pregunto mirándola.
Hana asintió y acertó 5/6 para ganar dos peluches en miniatura.
Continuaron caminando y encontraron un puesto que Kanade probó el día anterior donde vendía dulces y comida extranjera. El especial del día era comida coreana.
— ¿Por qué no comemos aquí? ❤ — Kendra pidiéndoles a todos. Hana accedió. Se moría de ganas de probar el galbi. Allen tenía ganas de estofado de Kimchi y Kanade aguantaba la risa de ver cómo Kendra era ignorada.
— Bienvenidos — dijo una mujer — El especial de hoy es Seolleongtang, ¿les gustaría probarlo? Les dejaré el menú y regreso en un momento.
Después de unos diez minutos les trajeron un snack conocido como beondegi. Kendra pidió Soondae sin leer que era, Kanade pidió el especial del día, Allen y Hana pidieron 4 porciones de galbi.
Llegó la comida y lo que pidió Kendra tenía una vista extraña no era para nada lo que imagino. Sin pensar mucho tomo el snack que están frente a ella.
Kanade comía soondae como si nada, lo había probado antes en un viaje mientras veían a los acaramelados alimentarse con pequeñas porciones de carne.
— Allen, deberías probar esto, es delicioso...❤ — le dijo mientras le ofrecía un poco.
— Lo siento pero, yo no como gusanos...— se disculpó y volteo la carne.
Kendra miro su plato, creyó que solo era algo en forma de otro algo. Tomo rápidamente agua. La mesera al ver qué se los había comido todos les llevo otra ración gratis.
— ¡Oiga! ¿Por qué no me dijo que son gusanos?
— Hmm, en el menú lo dice. En la parte de snack...— y le mostró el menú — ¿me dirás qué al menos te gustó el soondae?
— ¿Qué es eso? — dijo retándola. ¿Cómo podría humillarla de esa manera?
— Intestinos rellenos de arroz dulce, sangre de cerdo, fideos de papá, repollo, cebolla y ajo...— dijo natural. Kanade comento que estaba delicioso.
Kendra no aguanto más y salió a otro lugar. La llevaron a ese lugar y la humillan. Allen la vio marcharse sin entender la causa de su enojo, Hana se alegró, no sabía porque se empeñan en seguirlos.
Más tarde volvieron al hotel, listos para la tarde del spa.
Kendra no se apareció pero, si llego Keira furiosa.
— Hana, ¿le diste de comer gusanos a mi hermana?
— No, ella los comió por sí misma.
Las separaba un biombo. Las masajistas llegaron, hicieron su trabajo y después de rato las escucho cuchicheando que la señorita del fondo, Hana, tiene una piel hermosa. Keira se molestó.
— Dime, ¿cómo se casaron en ya poco tiempo? ¿No me dirás qué fue después de tu ausencia injustificada?
— Una cosa no tiene nada que ver con la otra. ¿Tú no me dijiste que estabas acosando a mi marido! — respondió.
— ¿Yo acosándolo? Por favor, si nuestras miradas se comunicaban, no creas que has ganado — contesto mientras se levantaba y agarro su celular — Él vendrá a mí y lo sabes porque tengo más que ofrecer que tú.
Editado: 15.01.2025