Su festejo fue sencillo, estaban encantados de tenerse el uno para el otro. Regresaron a su habitación donde Allen había pedido una cena especial. Si los dos podían reír de cosas tontas estarían bien, ¿no?
Se levantaron cerca del mediodía. El timbre insistente hizo que Allen se levantará. Al abrir la puerta, entro Freja enojada diciéndole que Hana le prometió ir de compras y las dejo plantadas. Hana se levantó rápido y se arregló para ir con ellas. Sabrina y Freja iban demasiado arregladas para decir que solo iban de compras.
Allen más tarde se reunión con sus hermanos que estaban rodeados de mujeres extranjeras. Parecía que los viejos hábitos aún no desaparecían.
— Elige una acompañante, hoy está prohibido estar con ellas — le dijo Andrew. Este chico en realidad se sentía muy mal por tratar de esa forma a su hermano pero, en el hotel había al menos 4 personas que pudo reconocer servían a su abuelo y uno de ellos era una de las mujeres que estaba cerca.
Frank también tenía tres mujeres con él y reconoció al mesero como espía del abuelo. Él propuso ir a una fiesta en el yate que les ofreció el hotel. Allen no quería pero, captó las miradas de incomodidad de ambos y entendió la indirecta.
En el trayecto, le envió un mensaje a Hana diciéndole que había espías de su abuelo y que tuviera cuidado. En ese momento, Hana iba caminando de tienda en tienda pues ninguna era del nivel que pedía Freja.
El lugar era bastante alegre que no pudo evitar tener una jaqueca. Sabrina la miraba con molestia pero, no sé atrevía a decirle ninguna palabras.
— Dime Hana, ¿cuál es tu posición favorita? — pregunto Freja.
Se detuvieron en un café y la pregunta levantó la cabeza de todos los presentes.
— Freja, ¿eso es relevante en una conversación? ¿Por qué tanto interés? — omitió una respuesta y contesto con otra pregunta. Solo la dejarían en un mal lugar.
— Bueno, ¿entonces con o sin? — pregunto. Solo quería fastidiarla un rato. Sabrina no le encontraba lo entretenido.
— Te llamaré la próxima vez que lo haga, sería excitante tener espectadores. — contesto. No les daría oportunidad de burlarse de ella.
Ninguna continúo la conversación y fueron directamente a comer. Sabrina tenía antojo de sopa de mariscos. Hana pasó por una tienda y vio dos muñecas muy pequeñas y quiso comprarlas. Según su historia eran huecas como la matrioska, en ese espacio se escribía un deseo y se intercambiaba con la pareja. Le gustaría intentarlo.
Las compro y Sabrina las llevo a un restaurante que le gustó. Ordenaron la comida mientras Hana pensaba en el deseo que quería junto a Allen, algo especial que pudieran leer en su próximo aniversario. Freja vio las muñecas y soltó una carcajada.
— ¿Crees en eso? ¿Sabes que es un cuento inventado para los turistas? Eres más tonta de lo que creía. — señaló
— Lo que yo crea no es tu problema. Freja, ¿no deberías cuidar de tu marido y sus manos largas? Yo me enojaría si mi marido me engañara.
Freja le dio una cachetada que le hizo voltear la cara.
Andrew es el mayor de los tres hijos y siempre le gustó estar cerca de lindas mujeres. Freja lo conoció en un viaje y fue ella quien le propuesto matrimonio. En los años que han estado juntos, Andrew nunca la engaño o no se dio cuenta pero, que una forastera lo dijera le molestaba mucho.
Hana no sabía nada, solo lo vio en una novela. A veces los clichés están basados en algo real.
Sabrina intento tranquilizar a Freja. Hana lanzó una mirada asesina a las dos.
— Y tú... ¿crees que no sé qué te ibas a casar con mi esposo? Ya no importa si es legal, ¿no?, ¡ya no soy menor de edad! ¿Por qué se tienen que interponer? ¿Tanto es su amor por el dinero?
Sabrina no perdono esa humillación, era parte de su venganza personal hacia Hana, tomo la sopera de alguna mesa y se la arrojó a la ropa. Freja se acercó más y le susurro.
— Claro que no nos importa lo que suceda con ustedes. Allen ni siquiera es de esa familia que tanto presume, él no es un Til-Shiroyama... ¿no te casaste por interés? No eres diferente a otras mujeres.
Hana no contesto, sentía su piel con comezón y su ropa estaba empapada. Freja la levantó y las tres salieron del lugar dejando las compras atrás. Hana intento soltarse pero, no lo lograba.
No importaba hacia donde viera, solo había agua en ese lugar.
— No sé cómo es que está niña causa tanto problemas, me gustaría que mis tarjetas funcionarán pronto. — señaló Sabrina. Se sintió mejor después de arrojarle la sopa. De momento, parecía toda poderosa pero, comenzó a sentir calambres en su vientre.
— Sabrina, ¿estás bien?
— Yo...necesito ir al hospital ahora...me siento mal.
Freja soltó a Hana quién se cayó y se acercó a Sabrina. Llamo a un taxi, al momento en que Hana se levantó Freja no la dejo entrar al auto. Intento empujarla lejos. Se subieron y se fueron.
Hana las vio irse y camino hacia el hotel. No tenía nada de dinero con ella pues Freja se lo quito sin que se diera cuenta.
Camino mucho, durante horas...apenas reconocía el lugar donde estaba. Pensó que quizás solo era su mal karma por creerse super poderosa y así comenzaría su castigo.
Editado: 15.01.2025