24 Horas Contigo

#38.- ¿Compartimos un raspado?

Verano.

Odio el calor de este lugar y tener que visitar a familia que ni sabía que existía.

— Mamá, ¿por qué no invitamos a Kanade? Sería menos aburrido. — Pregunto Yuji mientras desayunaban — dos semanas es mucho tiempo.

— Pasaran antes de que te des cuenta. — Respondió — y no te traje para que te divirtieras si no para que estudies. Pronto tendrás que ingresar a una buena universidad. — respondió la tía antes de que pudiera decir algo la madre de Yuji.

Su tía lo llevo allí con el propósito de no distraerse con algo que no fuera el estudio, sin embargo, recordaba ese viaje a las aguas termales y se le iba el día pensando en que pudo haber sido mejor.

Hana, para él, era una chica interesante pero, después de que Natasha cambiará de casa, dejo de importarme si podían ser amigos o no. Pensó que por razones impuras se acercó y aunque no hizo mucho avance, no podían considerarse amigos de ninguna manera.

Así que decidió pedirle disculpas cuando volviera a casa.

Apenas llevaba dos días allí, la recepción era mala, la sensación térmica era alta y no reconocía a nadie. Seguro cuando era pequeño tuvo amigos allí pero, ahora todo le resultaba confuso y extraño.

Sus pies lo llevaban a lugares comunes, ese día nadie tenía tiempo de llevarlo a comprar cuadernos así que tenía que ir a pie. Si hubiera aprendido a andar en bicicleta eso no pasaría pero, lo ignoró.

Su padre seguramente llegaría esa noche. Dijo que solo los acompañaría dos días porque tenía mucho trabajo. Quién sabe si sería cierto.

Camino y camino lo que pareció una eternidad. Justo vio una tienda y quiso comprar algo de beber. Busco por todos lados su billetera y no la llevaba ni siquiera algunas monedas. Decepcionado por su falta de atención continua caminando solo que ahora de regreso a la casa de su tía.

Era un pueblo pequeño en el cuál se necesitaba un auto incluso para ir a lugares cercanos. Cansado se sentó en una banca vacía que vio. Respiro de alivio y sin querer comenzó a preguntarse si Natasha lo quiso alguna vez. No era posible ya que le puso una trampa tonta solo para culparlo después de infidelidad.

Se levantó después de un rato y con pesar vio que su ropa tenía marcas de pintura. Su día no podía estar peor.

— Oh no...Se cayó la advertencia — dijo una chica que usaba un overol. La recogió y puso en la banca donde seguía Yuji sentado. — ¡listo!

— ¡Oye! cómo puedes decir listo si mi ropa está llena de pintura

— Pero, eso no es mi culpa si no tuya por no saber leer — replico

La voz era conocida. Él levantó la vista y para su sorpresa era Keira.

— ¿Qué haces aquí? — preguntaron al unísono.

Con la mano le pidió que respondiera primero.

— Me mudé aquí después de que mi mamá fuera arrestada...ya sabes...lo que pasó, ¿por qué haces preguntas tontas?

— Nada, solo rompiste contacto y me sentí...ya sabes... desplazado...— contesto incómodo.

Keira lo invito a ir a su casa y cambiarse de ropa. No hablaron mucho por el camino pero, ella se veía bastante bien, como si siempre le hubiera gustado ese lugar.

— Está casa es de mi padre pero, casi no viene porque viaja mucho o vive con Kendra...adelante — dijo al llegar.

La casa era grande en comparación a las demás. Entrando había una comida donde los portarretratos estaban boca abajo. Las cosas que había estaba bien cuidadas y limpias pero, se sentía solo el lugar.

— Allí está el baño y a un lado la lavadora...buscaré algo de ropa para ti.

Keira subió tranquilamente. Casi era el único amigo que tenía. Para ella, Hana fue la amiga que siempre deseo y quería disculparse por intentar hacerse la víctima. Investigo un poco y ellos tenían una relación desde antes de que la conocieran así que fue ella la entrometida. Después de mudarse pudo pensar todo con claridad y cada noche escribía un mensaje para Hana aunque nunca lograba enviarlo.

Ding Dong

— ¿Si? — Dijo al abrir la puerta — Ah, ¿Rosy?

— Hola Keira, mi mamá manda hielo y sirope de varios sabores para que hagas raspados. Te gusta el de fresas, ¿no?

— Así es...gracias y que bueno que vienes — le hizo una seña para que entrara, dejo la hielera en la mesa y le entrego una gran caja de verduras varias — tómala. Me la envió mi abuela.

— Gracias, debes venir a cenar de vez en cuando, no está bien que solo comas cosas pre cocidas. Te esperamos cualquier día que quieras — la invito Rosy

— De acuerdo

Se despidieron y después de unos minutos le llevo una ropa vieja a Yuji. Comenzó a preparar dos raspados de fresa incluso le puso crema dulce y trozos de fresa. Yuji salió del baño anunciando que su ropa está tendida y le agradecía la ayuda.

Keira lo invito a la sala, sentir la brisa del día de verano.

— Keira, ¿esas fotos porque están boca abajo?

— No lo sé — contesto mientras comía. — papá siempre las dejo así... y yo no las quise mover.

— Te haré la pregunta... ¿tú y Kendra...?




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