24 Horas Contigo

#40.- Renato hace galletas

El verano es extremadamente largo y feliz para unos pero, triste para otros.

De visita en el país, Renato intento contactar con su hermana menor pero, no lo lograba; ni siquiera tenía su nueva dirección y Nikki no era de ninguna ayuda.

Lo único que sabían era que Hana y Allen celebrarían su aniversario en la playa pero, no sabía dónde. No se arriesgaría a recorrer todo el lugar solo porque sí. La quería ver porque reconoció, gracias a su esposa, que fue mal hermano, debía defenderla pero, se quedó al margen.

Un poco cansado se detuvo a comer algo, si tuviera el contacto de Mirei para preguntarle pero, quizás le gritaría por dejarla en el limbo de la vida. Comía sin ganas, quería encontrar pronto a su hermana y disculparse.

Había escuchado de Nikki que la familia la golpeo unos meses atrás sin razón aparente pero, no logro separarlos. No entendía a su familia. Era molesta de alguna manera. Lo único que se le ocurrió fue que el conglomerado Kanronji se quedó sin sucesor pues él dejo a la familia para asumir el puesto de líder con su familia política...y no se había arrepentido de la decisión.

— Ah, ¿Hana? Bienvenida...Allen todavía no llega, ¿lo esperaras?

— No, solo quería traerle esto — le mostró una pequeña maleta — salió temprano y olvidó su uniforme. Ya le avisé que lo traería. — contesto

Renato levantó la mirada en la dirección de esa voz. Esa muchachita, era su hermana.

— ¡¿Hana?! — le hablo sin darse cuenta que ella y el gerente voltearon a verlo. Renato se acercó a abrazarla feliz de verla completa. — mi hermanita, ¡qué bueno que estás bien!

— ¡Renato! ¡Moriré si me abrazas así de fuerte! — dijo con mucho esfuerzo

Renato recupero, su imagen siempre sería y la volvió a abrazar con suavidad. Se presentó ante el gerente como Renato Kanronji. Solo así dejarían de verlo tan raro.

Se despidieron y salieron a la calle. Renato solo llevaba una bolsa pequeña de viaje lo que hizo pensar a Hana que quizás regresaría a su casa en el extranjero.

— ¿Aún comes galletas? ¿Preparo algunas? — Sugirió.

Hana contenta lo tomo del brazo y fueron al súper. Renato escogió los ingredientes y algunas cosas extra para la despensa de Hana. La chica no cabía en sí de felicidad y le había enviado un mensaje a Allen diciéndole que su hermano mayor haría sus famosas galletas.

Allen le dijo que le pidiera quedarse un poco más para cenar los tres, en su trabajo le dieron algunas gambas y quería prepararlas para él.

De vuelta en casa, Renato pudo ver algo que los demás no verían. La casa de Hana estaba arreglada y libre de polvo pero, nada combinaba. Aunque la renta era barata compraron los muebles por separado sin esperar a que combinarán o no. Tal vez sería buena idea darle un regalo.

— Renato, ¿cuánto tiempo has estado aquí?

— ¿Unos 4 días? — dijo pensativo y comenzó a sacar las cosas que adquirió. Compro demasiado para dos personas pero, se sentía aliviada de que fueran en su mayoría enlatados.

— ¿Te ayudo?

— No, como crees...es mi receta secreta — dijo, Se quitó los lentes y mezclo harina, huevos, polvo para hornear para después separarlos en partes iguales.

— Hermano...

— Hana, ¿extrañas vivir sin preocupaciones en casa? — pregunto mientras troceaba el chocolate

— Yo...no extraño nada de eso...— no tardó en contestar y añadió — porque he visto lo que la codicia hace...y no quiero ser como ellos.

Renato rió un poco. Troceaba chocolate de fresa incluso separó un poco para ponerlo en baño Maria.

— Sabes, papá no es malo. — Intento explicar — su primer matrimonio término sin hijos y él no heredará nada pero, sus hermanos comenzaron a matarse entre ellos hasta solo quedar el tío R y papá. — añadió el chocolate a las mezclas

— Pero, incluso si fue así, ¿por qué el abuelo se involucró? — pregunto mientras comía un poco de masa horneada.

— Porque nuestra familia se guía por el patriarcado...tú no lo recuerdas pero, cuando nació mi hijo mayor, ellos estaban muy decepcionados por arruinarme de tal manera y papá casi me borró de la familia. Para tener un bastardo es peor y fue hasta algunos años después que me pidió tomar el mando de la empresa...— contó mientras extendía la masa con el rodillo.

— ¿Qué significa eso? Es cierto no recuerdo pero, al final te fuiste con la familia de Lara, ¿no?

— Significa...que con tal de preservar el apellido, él haría lo que sea. Cuando me fui con Lara me advirtió sobre regresar a reclamar acciones y lo mismo con Nikki pero, él tenía sus esperanzas en ti y lo decepcionaste...— corto las galletas con los moldes.

— ¿Que pasará ahora? — pregunto mientras preparaba té.

— Papá evitará que el tío R se apodere de lo suyo. Recuerda que tú apellido ya no es Kanronji sino Til-Shiroyama al menos sobre papel, tu siempre serás Kanronji hasta la muerte...— puso las galletas en el horno y midió el tiempo.

— Renato, ¿alguna vez padre cambiará de parecer?

— No lo sé, solo platico desde mi perspectiva podría ser mejor o peor para ti y eso no lo sé...— se alejó un poco — te diré como limpiar tu casa, princesa.




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