25 razones para quedarte

Carta 13: La bondad que ilumina

Fecha: 20 de diciembre de 2017
Lugar: Casa de mi abuelo, Calle de los Pinos #12, Santa Clara

Querido Dios,
Hoy recordé aquella Navidad hace algunos años, cuando mi abuelo dedicó la tarde a ayudar a mi tía con sus hijos pequeños. Yo lo observaba desde la esquina de la sala, y me sentí tan pequeño y afortunado al mismo tiempo. Su paciencia, su ternura, la manera en que se agachaba para recoger juguetes del suelo o enseñaba a los niños a cantar villancicos… todo eso parecía llenar la casa de luz.

Cada gesto suyo me enseñaba algo importante: que la verdadera Navidad no está solo en los regalos ni en la comida, sino en el amor que uno comparte, en la bondad que se ofrece a los demás sin esperar nada a cambio. Su ejemplo me marcó profundamente, y desde entonces intento llevar ese mismo corazón en todo lo que hago.

Dios, me duele pensar que pronto podría perderlo. Cada acto de amor que vi en él se vuelve ahora un tesoro frágil que temo que pueda desaparecer. La idea de que su risa, su mirada y su bondad se transformen solo en recuerdos me llena de un miedo que no puedo contener.

Por eso te escribo, Señor. Te suplico que no te lo lleves todavía. Permítele quedarse para que podamos compartir otra Navidad, otra tarde de generosidad, otra oportunidad de aprender de su ejemplo. Que su presencia siga guiándome, que sus gestos sigan iluminando nuestra casa y mi corazón, y que su amor siga siendo mi refugio mientras el mundo cambia a nuestro alrededor.

Sé que tu sabiduría es infinita y tus caminos misteriosos, pero te pido, por favor, deja que todavía podamos aprender, reír y sentir su cariño. Quédate con él, Dios, quédate con nosotros, aunque solo sea un instante más. Déjame retener su bondad y su amor una Navidad más.

Siempre tuyo,
Carlos




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.