Fecha: 07 de enero de 2019
Lugar: Casa de mi abuelo, Calle de los Pinos #12, Santa Clara
Querido Dios,
Hoy siento que mi corazón comienza a encontrar un poco de paz. Ayer todavía dolía tanto su ausencia que apenas podía respirar, pero hoy quiero celebrar todo lo que mi abuelo me dio, en lugar de enfocarme solo en lo que perdí.
Recuerdo sus risas, sus abrazos, su manera de enseñarme a ver la vida con amor y paciencia. Cada Navidad compartida, cada secreto, cada juego, cada consejo… todo eso es un regalo que nadie me puede quitar. Aunque ya no esté físicamente, su luz sigue brillando dentro de mí, y eso me da fuerza para seguir adelante.
Señor, gracias por haberme permitido compartir mi vida con alguien tan maravilloso. Hoy, más que suplicarte, quiero agradecerte. Gracias por cada momento, por cada lección, por cada sonrisa que me dio. Permíteme honrar su memoria viviendo con el mismo amor y generosidad que él me enseñó.
Hoy comprendo que la tristeza forma parte del amor, y que extrañar a alguien no significa olvidar, sino recordar con cariño y gratitud. Déjame sentir su presencia en mis recuerdos, en mis acciones y en mi corazón, y ayúdame a transmitir su amor a los demás, para que su vida siga viva en cada gesto que haga.
Dios, ayúdame a celebrar su vida todos los días, aunque la Navidad sea diferente sin él. Que su legado me guíe y que pueda compartir con otros lo que aprendí de él: a amar sin medida, a dar sin esperar, a vivir con alegría y esperanza.
Siempre tuyo,
Carlos
#28911 en Otros
#8746 en Relatos cortos
navidad en familia, familia amor dolor esperanza orfandad, cartas navideñas
Editado: 13.10.2025