Fecha: 8 de enero de 2019
Lugar: Casa de mi abuelo, Calle de los Pinos #12, Santa Clara
Querido Dios,
Hoy siento algo diferente dentro de mí. Aunque todavía duele, ya no siento la misma desesperación que me consumía hace unos días. Estoy empezando a comprender que aunque mi abuelo ya no esté físicamente, su amor y sus enseñanzas siguen vivos en mí, y eso me da fuerzas para seguir adelante.
Cada recuerdo que guardo de él —cada abrazo, cada consejo, cada risa compartida— se convierte ahora en un faro que ilumina mi camino. Comprendo que la vida continúa, y que honrar su memoria significa vivir de manera que refleje todo lo que él me enseñó: amor, paciencia, generosidad y alegría.
Dios, gracias por darme a alguien tan especial en mi vida. Gracias por cada momento compartido, por cada lección, por cada gesto de bondad. Ahora te pido que me ayudes a transformar el dolor en fuerza, y la tristeza en gratitud. Que pueda recordar a mi abuelo con amor y no con miedo, y que su ejemplo me guíe cada día.
Hoy comienzo a aceptar que la vida sigue, y que puedo encontrar consuelo en lo que él me dejó: recuerdos llenos de amor y enseñanzas que jamás desaparecerán. Déjame vivir con la certeza de que su luz siempre estará conmigo, y que cada Navidad, cada gesto, cada sonrisa puede ser una forma de honrar su vida.
Señor, gracias por escucharme y por sostener mi corazón. Ayúdame a recordar que aunque su partida es dolorosa, el amor verdadero nunca se pierde. Que pueda seguir adelante con su ejemplo, su bondad y su cariño siempre presentes en mi vida.
Siempre tuyo,
Carlos
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Editado: 13.10.2025