Fecha: 9 de enero de 2019
Lugar: Casa de mi abuelo, Calle de los Pinos #12, Santa Clara
Querido Dios,
Hoy he estado pensando mucho en todo lo que mi abuelo me dejó. No solo los recuerdos y las risas de las Navidades compartidas, sino también sus enseñanzas, su paciencia, su bondad y su amor incondicional. Siento que su legado vive dentro de mí, y que cada cosa que hago ahora puede ser una forma de honrar su vida.
Comprendo que aunque la tristeza me acompañará siempre, también puedo elegir recordar los momentos felices, aprender de sus consejos y seguir sus pasos en cómo amar y cuidar a los demás. Él me enseñó a ser fuerte, a ser generoso y a valorar cada instante de la vida, y hoy entiendo que esa herencia emocional es más poderosa que cualquier ausencia física.
Dios, gracias por darme un abuelo tan maravilloso. Aunque su partida me dolió profundamente, me ha mostrado que el amor trasciende la distancia, que los recuerdos se convierten en fuerza, y que la vida sigue siendo hermosa incluso cuando enfrentamos pérdidas.
Hoy te pido, Señor, que me ayudes a vivir de manera que su memoria sea eterna en cada gesto mío. Permíteme compartir con otros lo que aprendí de él, reír como él reía, amar como él amaba, y encontrar en cada día razones para agradecer. Que su luz siga guiándome y que su amor siga protegiéndome, aunque ya no pueda abrazarlo físicamente.
Gracias, Dios, por cada Navidad compartida, por cada historia, por cada secreto, por cada momento que me dio. Gracias por enseñarme que el amor verdadero nunca se pierde, y que siempre podemos encontrar consuelo en quienes amamos, incluso cuando ya no están a nuestro lado.
Siempre tuyo,
Carlos
#28911 en Otros
#8746 en Relatos cortos
navidad en familia, familia amor dolor esperanza orfandad, cartas navideñas
Editado: 13.10.2025