Fecha: 10 de enero de 2019
Lugar: Casa de mi abuelo, Calle de los Pinos #12, Santa Clara
Querido Dios,
Hoy siento una calma diferente. La tristeza sigue presente, pero ya no me consume como antes. En lugar de enfocarme en lo que he perdido, comienzo a recordar todo lo que gané al tener a mi abuelo en mi vida: sus enseñanzas, su cariño, sus risas, su paciencia y su manera de hacer que cada Navidad fuera mágica.
Ahora entiendo que la verdadera fuerza está en conservar su amor en mi corazón y dejar que me guíe en cada acción, en cada decisión, en cada gesto de bondad hacia los demás. Cada recuerdo se ha convertido en un refugio que me da consuelo y me inspira a vivir con gratitud y esperanza.
Dios, gracias por haberme permitido compartir tantos momentos con alguien tan extraordinario. Hoy te pido que me ayudes a honrar su memoria no solo recordándolo, sino viviendo de la manera que él me enseñó: con alegría, amor y generosidad. Que cada Navidad sea un recordatorio de su luz y de su legado, y que pueda transmitir su amor a quienes me rodean.
Comprendo, Señor, que la pérdida es parte de la vida, pero también lo es el aprendizaje y la gratitud. Ahora puedo mirar hacia atrás y sonreír, sabiendo que su amor sigue vivo en mí, y que puedo llevarlo conmigo en cada paso que dé.
Gracias, Dios, por enseñarme que aunque las personas se vayan, su amor permanece, y que cada recuerdo es un tesoro que nos hace más fuertes y más capaces de amar. Permíteme vivir con esa certeza y compartirla con otros, para que su vida siga siendo un regalo eterno.
Siempre tuyo,
Carlos
#28911 en Otros
#8746 en Relatos cortos
navidad en familia, familia amor dolor esperanza orfandad, cartas navideñas
Editado: 13.10.2025