Fecha: 11 de enero de 2019
Lugar: Casa de mi abuelo, Calle de los Pinos #12, Santa Clara
Querido Dios,
Hoy siento que mi corazón empieza a sonreír de nuevo. La Navidad ya no me llena de miedo o tristeza; ahora la miro como un tiempo para recordar a mi abuelo y celebrar todo lo que me dio. Sus enseñanzas, su amor, sus risas y su ternura siguen vivos en mí, y eso me da fuerzas para disfrutar cada momento.
Esta mañana, mientras veía las luces del árbol reflejadas en la ventana, recordé sus palabras sobre la importancia de la alegría, incluso en medio del dolor. Y comprendí que él no querría que me quedara atrapado en la tristeza, sino que siguiera compartiendo amor, sonrisas y gratitud con los que me rodean.
Dios, gracias por darme a alguien tan maravilloso. Gracias por cada historia, cada secreto, cada juego y cada abrazo. Hoy te pido que me sigas ayudando a mantener su luz viva dentro de mí, para que pueda enfrentar la vida con valentía, esperanza y amor, y para que cada Navidad se convierta en un momento para honrar su memoria.
Comprendo que la vida sigue y que los recuerdos son regalos que nos enseñan a valorar lo que tenemos y a vivir con gratitud. Hoy puedo mirar hacia atrás y sonreír, sabiendo que su amor sigue conmigo, guiándome y sosteniéndome en cada paso.
Señor, gracias por enseñarme que la tristeza y la alegría pueden coexistir, y que el verdadero regalo es aprender a vivir con amor, incluso cuando quienes amamos ya no están a nuestro lado físicamente. Permíteme llevar su legado cada Navidad, y cada día, y compartir esa luz con otros.
Siempre tuyo,
Carlos
#28911 en Otros
#8746 en Relatos cortos
navidad en familia, familia amor dolor esperanza orfandad, cartas navideñas
Editado: 13.10.2025