Fecha: 12 de enero de 2019
Lugar: Casa de mi abuelo, Calle de los Pinos #12, Santa Clara
Querido Dios,
Hoy escribo con el corazón más ligero. La tristeza aún vive en mí, pero ya no me domina. He aprendido a encontrar consuelo en los recuerdos de mi abuelo, en todo lo que me enseñó y en el amor que siempre me dio. Su presencia sigue conmigo, y eso me llena de esperanza y gratitud.
Cada Navidad, cada gesto, cada historia compartida se ha convertido en un recordatorio de que el amor verdadero nunca se pierde. Comprendo que aunque ya no pueda abrazarlo físicamente, su luz sigue guiándome, sus enseñanzas siguen acompañándome, y su amor sigue siendo un refugio al que puedo volver siempre que lo necesite.
Dios, gracias por darme un abuelo tan maravilloso. Gracias por cada momento compartido, por cada risa, por cada consejo y por cada abrazo. Hoy te pido que me sigas ayudando a vivir con alegría, a recordar su ejemplo y a transmitir su amor a quienes me rodean.
Comprendo que la vida continúa, y que la pérdida es parte de nuestro camino, pero también sé que los recuerdos y el amor que nos dejan son regalos que permanecen para siempre. Permíteme honrar su memoria cada día, vivir con gratitud y esperanza, y encontrar en cada Navidad razones para sonreír y celebrar la vida.
Señor, gracias por enseñarme que aunque las personas que amamos se vayan, su amor nunca nos abandona. Ayúdame a conservar esa luz en mi corazón y a compartirla con otros, para que su legado siga vivo en cada gesto de bondad y cada instante de alegría.
Siempre tuyo,
Carlos
#28911 en Otros
#8746 en Relatos cortos
navidad en familia, familia amor dolor esperanza orfandad, cartas navideñas
Editado: 13.10.2025