Una vez nos terminamos los helados y mi sonrojo había disminuido….¡Volvimos a la adrenalina!
El día pasó de maravilla.
De atracción en atracción. Casi tengo que llevar arrastras al pobre de Jin….
- No por favor, otra vez no – dijo mientras le agarraba de la mano y volvíamos a una de las más grandes montañas rusas.
- La última – dije con cara de perrito pachón.
- Era la última hace cuatro veces – fingió lloriquear, pero aun así, vino.
Entre paseo y paseo me presentó a varios idols con los que comparte amistad. ¡Son super agradables!
Finalmente, para terminar el día de aventuras y diversión, nos subimos en las atracciones más suaves: barcas, tío vivo (de nuevo), noria, entre otras.
Fue cuando fuimos a la casa del terror cuando algo diferente sucedió.
- ¿Estás bien con esta? – dije sin entender por qué quería que esta fuera la última – quiero decir….ambos somos miedicas – le miré con sonrisa para molestarle – sobre todo tú.
El me dedicó una mirada amenazadora, pero me cogió de la mano y nos metimos en un vagón.
- Ya veremos – rió.
- Tsk, seguro gritas más que yo – aseguré confiada de mis palabras 100%.
Pero una vez dentro….no sé si gritábamos más nosotros dos o los diferentes monstruos.
- ¡Esto da más miedo de lo que me dijeron! – comentaba Jin protegiéndose con mi brazo.
- ¡Ya veo!
Aunque estábamos bastante asustados, la situación en general era muy graciosa.
Todo hasta que el vagón falló.
- ¿Qué ocurre? ¿Esto es así? – dije.
Jin se encogió de hombros.
La alarma sonó.
- “Rogamos que los pasajeros se mantengan sentados en sus respectivos vagones. Les pedimos que se tranquilicen. El sistema ha tenido una pequeña avería, en unos minutos continuará el viaje. Disculpen las molestias. Muchas gracias” – dijo la voz de un hombre por megafonía.
Nosotros nos miramos y reímos.
- Lo que no nos pasa a nosotros, no le pasa a nadie.
- ¡De verdad! – afirmó él.
Todo estaba bien, dentro de las circunstancias.
Estaba bien hasta que un zombie-hombre araña me secuestró y me sacó del vagón metiéndome entre los decorados.
- ¿Qué hace? – escuché gritar a Jin mientras luchaba por salir del vagón.
El hombre corrió mientras yo intentaba salir de su agarre.
- ¡Suélteme! ¿No ha visto que hay un fallo en el paseo? ¡Además los actores no pueden tocar a los pasajeros!
- Pero yo sí puedo.
- Eso no está en las normas. En todos las atracciones de este tipo siempre dicen “No toques a nadie y nadie te tocará a ti”.
- ¿Quién te dijo que yo soy un actor?
Mi corazón y mente se detuvieron por unos segundos que parecieron horas.
Entonces me volví mucho más agresiva.
¡Oh no! ¡Nadie me iba a estropear el día!
Empecé a pegarle todo lo fuerte que pude, hasta que conseguí que me soltara.
Escuché a la persona quejarse de dolor mientras, a su vez, notaba pasos de personas corriendo.
- ¡(TN)! ¡(TN)!
- ¡Jin! – dije intentando seguir su voz.
De repente, alguien me abrazó por detrás mientras me vendaban los ojos.
El olor de, lo que parecía ser un pañuelo, me resultaba familiar.
Pero no era momento de pensar en eso.
- ¡Que me sueltes desgraciado!
Esta vez no me respondía. Podía notar, por la cantidad de manos que me agarraban, que mínimo eran tres personas.
Me cogieron y me movieron por el lugar. Sabía que no habíamos salido del recinto por la música y el olor.
Me sentaron en el suelo y echaron a correr.
- ¡Malditos imbéciles! – grité - ¡Jin! ¡Estoy aquí! ¡Jin!
Unos labios me callaron.
- Tranquila (TN) – se despegó del corto beso haciéndome saber que era el mayor del grupo – no hay nada de lo que temer – volvió a juntar sus suaves y gruesos labios con los míos.
Sus manos subieron por mi nuca hasta llegar al pañuelo que me cubría los ojos.
Se despegó de mí y fue entonces cuando miré a mi alrededor.
Tal y como predije, seguíamos dentro del lugar. Pero nos encontrábamos dentro de una casa de los decorados, tenebrosa pero, a su vez, hermosa. Estaba decorada con fotos de Jin y yo, con los chicos y con varios momentos vividos en mi estancia en Corea.
- Jin – empecé, pero el negó con la cabeza para que me callara.
- Al principio no fuimos la mejor familia ni las mejores personas. Nos pasamos y muchísimo y no voy a parar de arrepentirme de cada una de las malas bromas que te hicimos en ese entonces. Pero….el tiempo ha estado pasando y con en las miles de aventuras tanto buenas como malas que hemos vivido. Nos hemos convertido en una familia real, nos hemos convertido en tus hermanos y tú en nuestra hermana pequeña. Pero, conforme más nos conocíamos, algo dentro de mí no me dejaba verte de la misma forma que el resto. Fue entonces cuando me di cuenta de que….estaba realmente enamorado de ti.
Mi corazón no paraba de acelerarse cada vez más.
- Mi manera de decirte esto puede que no sea la más romántica, pero tampoco quería hacerlo en la noria, sería algo muy cliché y nada original – rió con dulzura mientras miraba a nuestras manos ahora entrelazadas – de verdad que querría estar contigo toda mi vida, hasta el fin de los fines (TN) – levantó la mirada algo nerviosa y la fijó en mis ojos - ¿Q….quieres salir conmigo?
….
….
Voy a morir….
No respondí nada.
Cosa que hizo que él se pusiera aún más nervioso, pero aquello duró poco.
Pues me lancé a él y nos unimos en otro beso.
Su mano agarró mi nuca y yo acaricié su pelo mientras el beso comenzaba a ser cada vez más intenso.