Despierto agitada al escuchar mi teléfono sonar. Hay 3 llamadas perdidas desde el celular de Paul. De inmediato intento devolver la llamada y nadie contesta, lo intento poco más de 20 veces y finalmente la operadora indica que el celular esta fuera del área de cobertura. Siento un agujero en mi pecho. Pudo haber sido el, quizá quería mi ayuda, y no estuve a tiempo. Mi madre entra en mi habitación y nota que estoy aferrada a mi celular, sosteniéndolo contra mi pecho.
Se cerca y sin preguntar me guía hacia la cama, sosteniéndome como solo una madre puede, y nuevamente lloro de impotencia, de rabia y desesperación por cómo se están dando las cosas. Ella se mantiene serena, esperando una explicación que en ese momento no puedo darle y se recuesta conmigo en la cama.
— Es Paul. Me llamó hace unos minutos, mamá —le digo cuando finalmente me siento más calmada. Siento que se tensa ante la declaración y corrijo mis palabras— Bueno, alguien me llamo desde su celular, pero estaba dormida y no pude contestar. Apenas vi que era su número devolví las llamadas pero, nadie atendió.
— ¿Estas segura de lo que dices? Si es así, tenemos que comunicarle a la policía. Podrían intentar nuevamente localizar la ubicación del móvil y encontrar pistas alrededor —apunta de manera muy calmada. Le entrego mi teléfono para que vea el registro de llamadas, asiente y se acerca para besar mi frente— Bajaré a preparar café y le escribiré a Sophia sobre esto. Si quieres quédate en la cama y descansa un poco más —dice y la veo dirigirse hacia la puerta, y me quedo viendo unos minutos en esa dirección, me siento cansada, sí, pero mi mente no me permite seguir en la cama.
Decido cambiarme el pijama y bajar a buscar café, me encuentro a mi madre en la barra de la cocina revisando su celular. Al notar mi presencia me sonríe.
—Sabía que no tardarías en venir —declara y señala la taza extra de café servida sobre la barra— Ya le informe a Sophia, me dijo que le pasaría esa información a las autoridades. No me extrañara que vengan de nuevo a hablar contigo.
—A interrogarme mamá. Llamemos las cosas por su nombre. Sabes perfectamente que me tratan como si fuera la autora del crimen —expongo frustrada. No es que me moleste dar información pero, siento que pierden tiempo valioso preguntando una y otra vez lo mismo, esperando que en algún momento confiese no sé qué cosa y así mágicamente Paul aparezca.
—Ven, ya que estamos despiertas vamos a preparar algo para desayunar. Todo es mejor después de comer —indica levantándose de su silla— Se me antojan tortitas, ayúdame con los ingredientes. —y aunque sé que solo busca distraerme, hago lo que dice de todas formas.
Terminamos de cocinar y comemos en el sofá, conversamos sobre cosas diversas, ambas intentando obviar el tema que realmente nos tiene despiertas a esa hora, pero igual aprovechamos ese tiempo en ponernos al día respecto a nuestras vidas.
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Editado: 19.07.2018