—Intentamos salvar su vida. Pero la hemorragia fue imposible de contener. Lo siento mucho. —dice la enfermera y se aleja.
Mis manos tiemblan. Me rodeo con los brazos para intentar controlar los espasmos, pero es inútil. Lu me abraza y empieza a llorar a mi lado.
Dos horas después que me fui anoche a buscar a Leo, Lu llamo a la policía. Ambas acordamos que ese sería el tiempo límite para que yo me comunicara con ella, y así corroborar que todo estaba bajo control, pero ya que eso jamás sucedió, se generó un operativo de búsqueda. El cual, fue totalmente efectivo gracias al dispositivo localizador que Carlo instalo en las llaves de su auto, puesto que las perdía todo el tiempo.
Una vez nos encontraron nos trajeron en helicóptero a la clínica. Limpiaron mis heridas y solo fueron necesarias algunas puntadas, pero en términos generales yo estaba bien así que me permitieron reunirme con Lu en la sala de espera. Allí me confeso que todo lo que dijo Leo era cierto. Además que fue ella quien arrojo la piedra por mi ventana. Pues sospechaba de leo desde el instante en que encontramos el anillo.
—Jamás pensé que llegaría a tanto Venus —dice mi amiga ahogando un sollozo— Creí que hacia bien protegiéndolo. Lo amaba ¿sabes? Desde niños. Y me negaba a aceptar que no le gustaran las chicas. Y menos después de nuestra relación. Pero el solo quería asegurase de que no lo dejara. Fui tan estúpida. Te puse en riesgo a ti y a Paul. Lo siento tanto.
—No es tu culpa Lu— es lo único que puedo decir.
Mi madre se acerca por el pasillo. Sé que ha estado llorando, se culpa por haberme dejado sola. Ya no sé cómo hacerle entender que gracias a eso pudimos descubrir a Leo.
—Sophia quiere hablar contigo hija. Paul aun no despierta, pero le gustaría que hables con ella sobre lo ocurrido. —dice Avril al llegar a nosotras.
Lu me suelta y me acerco a mi madre. Ella me abraza y rompe a llorar nuevamente. Intento tranquilizarla y las tres vamos a la habitación de Paul. El camino se hace largo, aun mi pierna esta resentida, pero dadas las circunstancias es lo que menos importa. Al llegar a la habitación no encontramos a Sophia. Es impactante la imagen que tengo de Paul, sabía que estaría en mal estado pero esto es muy doloroso de ver. Me acerco a él y le pido a mi mamá y a Lu que me esperen un instante afuera. Quiero hablarle a solas.
— ¡Hola! — Le digo aunque no sé si me escucha. Tomo su mano e inhalo con fuerza. Este olor a clínica es desesperante—. Tengo tanto que contarte de estos tres días que no te vi. Estuve recordando cómo nos conocimos. Creo que fue la única vez que te vi perder la paciencia. —una leve risa se me escapa ante el recuerdo— Sucedieron muchas cosas, descubrí un par de secretos que duelen y, desgraciadamente alguien a quien quería mucho falleció, y sé que esto podrá sonarte egoísta pero, me alegra que no fueras tú. —en cierto modo siento que la persona que yo creía que era Leo nunca existió—. Como sea. No vine a deprimirte. Supe que tenías una sorpresa para mí. Así que ahora yo quiero sorprenderte. Resulta que encontré un bonito anillo, uno que tiene grabada la fecha de ayer, y que desde entonces no me he quitado. Quiero que al despertar me veas usándolo, y así mientras planeas una propuesta formal, vas a estar seguro que aceptare casarme contigo. Solo tienes que levantarte de ahí. —le digo con lágrimas entorpeciendo mi visión. Aun no despierta, no sé cuánto tarde en hacerlo, pero quiero que sepa que estaré esperando por él. Siento un leve apretón en mi mano y sé que no todo está perdido. Solo necesitamos tiempo para sanar.
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Editado: 19.07.2018