HIRO
Un hombre lleva el arma; una mujer se abre paso para darle la carta que le ordena detenerse. Los turistas rodean a Hiro y ponen monedas en su sombrero. Él cierra los ojos mientras sus dedos rasgan la guitarra y su voz contagia de amor a los presentes. Al caer la noche, una niña espera a su padre a la salida de su clase de ballet; el equipo de básquetbol del barrio solo conseguirá ganar si su estrella llega a tiempo; una joven sube al autobús buscando el rostro de su amante.
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MIEDO
Nunca he salido de mi pueblo. Llevo el nombre de mi padre y de 4 hombres de mi línea ascendente. Me gano el sustento igual que ellos, pescando. Cuando era niño, aparecí de la nada en la calle de una ciudad desconocida, había edificios de gran altura y gente corriendo. Caminé aterrorizado y una sombra se posó sobre mí intentando absorberme. Decidí defenderme y de mi cuerpo salió un círculo de energía luminosa que lo debilitó y ahuyentó. Tuve en ese instante la certeza de que volvería a enfrentarlo. ¡Estoy aquí de nuevo, el día llegó!
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LUZ Y SOMBRA
Era luz y sombra, como todos. Sus desaciertos levantaron una muralla, sus actos bondadosos la redimieron. Tardé en entender que tenía derecho a equivocarse. Se convirtió en luz cuando aprendió a la mala, entonces de la sombra no quedó rastro. De repente ya no era imponente, ya no daba miedo. Me fui acercando poco a poco y la arropé con un rebozo. Murió sin gloria y perdí mi soporte; desde entonces floto por la vida sin rumbo. Se rompió el cordón que me sostenía. El dolor está adherido a mí como un cilicio. Cuando me visita, seca mis lágrimas con su fulgor, entonces ruego: ¡Madre! ¡Por favor, no te vayas!
Adriloch
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