Mientras ella salía de su oficina, él le estaba esperando desesperado en la oficina del conciliador más conocido como el 'Diablillo', su mejor amigo se lo había recomendado, quería salir de una vez por todas de esa farsa de matrimonio que sus padres habían montado y que él muy tontamente se dejó influenciar.
Cuando ella llegó, se sentó en el mueble en el cual él estaba, ambos a una distancia prudente.
—Señor y señora Ferguson— dijo Diablillo—. Me alegra tenerlos al fin juntos.
Ninguno de los dos dijo nada.
—Ok, los escucharé a ambos— sonrió—. Empecemos con usted, señor.
Él lo miró y luego a ella, suspiro y hablo en tono calmado.
—Hace dos años que somos pareja y queremos terminar porque ya no es como antes.
—No mientas, Saúl— le interrumpió ella—. Admite que te casaste conmigo porque tus padres dijeron que era lo mejor para la empresa.
Diablillo los escuchó pelearse sobre su historia de mentiras, ya cansado, les interrumpió, está era la parte que más le gustaba de su trabajo.
—¿Y si hacen un trato?— obtuvo la atención de ambos—. Noto que ustedes no se han dado el tiempo de conocerse, háganlo por treinta días, usted le llevarás flores y ella le escuchara— sonrió—, si después de eso aún piensan en separarse, vuelvan aquí. ¿Qué dicen?
Los dos se miraron y luego a Diablillo.
—Aceptamos.— dijeron al mismo tiempo.