Saúl
No sabía que estaba haciendo con exactitud. Segundo día y aún no se atrevía a hablar con ella cuando había hecho un trato para hacerlo.
Estaba en la oficina acostado en su mueble, tenía una cobija y almohada. Otra noche durmiendo en el sillón sin el hacer nada. Literalmente.
Le era fiel aunque todo fuera una farsa, pues no quería que hablaran de ellos, prefería tener un bajo perfil, aunque siendo sincero, había tenido una que otra vez su encontrón con alguna chica, pero era cuando el alcohol se apoderaba de él y perdía el control. Esperaba que ella estuviera saliendo con alguien, ella necesitaba ser feliz después de su matrimonio falso.
No iba a negar que le atraía como mujer, su cabello largo y oscuro le distraía, sus ojos cafés eran tan expresivos que le gustaba verlos disimuladamente, incluso su buen definido cuerpo, había mejorado con el tiempo.
—¿Qué he hecho?— dijo en voz alta.
Dormir con ella era un martirio, la noche de bodas no habían estado juntos, nada más compartiendo la cama, la luna de miel fue como unas vacaciones de desconocidos que por casualidad tropezaron y siguieron sus caminos. Y así fueron los días siguientes hasta ese momento, aún sin conocerse realmente. No después del intento fallido antes de que todo pasara.
La mayoría de las veces se quedaba a dormir en la oficina, era mejor que ver el desprecio en los ojos de ella y las pocas veces que dormía a su lado, prefería salir rápidamente de su casa.
—¿Qué me hicieron?— dijo está esta vez con odio.
***
Fleur
Dormir sola no era problema para ella, después de todo, siempre lo había hecho.
Desde que tenía uso de razón, sabía que nadie estaba a su lado cuando se levantará a media noche y le calmara por sus pesadillas.
Era huérfana, sus padres murieron cuando era una niña. Vivió mucho tiempo en un centro de adopción del cual sólo pudo salir cuando fue mayor de edad. Nunca conoció lo que era una familia de verdad después de ese accidente.
Se dio la vuelta en la cama viendo al techo, colocó su brazo sobre su frente y la otra en su abdomen.
Era tarde y Saúl no había llegado, nunca se había preocupado por eso. Sabía que llegaba porque a media noche lo veía a su lado y se alejaba un poco de él ya que estaba tan cerca de su cuerpo que la respiración de ambos se mezclaba.
—¿Por qué me importa eso ahora?
No tenía sueño así que se levantó, se quitó la pijama y se puso ropa cómoda y tenis, eran las once de la noche, tomo una chaqueta, su celular, las llaves, salió de la casa y comenzó a correr.
-----------------
Bueno, solo quería decir que espero que sea de su agrado.
Esta historia es corta, ya está terminada e iré publicando de a dos otres partes.
Disfrútenla....