Fleur
Se colocó un vestido azul oscuro, de tiras y le llegaba hasta sus rodillas, se colocó unos tacones de aguja negros, un collar y aretes dorados, se maquillo sólo un poco y recogió su cabello totalmente dejando ver el escote de la espalda que llegaba hasta su cintura. Tomo la cartera, guardo su celular, dinero, llaves e identificación.
Al bajar las escaleras se encontró con Saúl sentado en el sillón, viendo televisión. Tenía un traje azul, que le quedaba muy bien, pero aún no se había colocado su saco y corbata, las tenía a un lado.
—Estoy lista.— dijo llamando su atención.
Saúl se levantó del sillón y al mismo tiempo apago el televisor, tomó su saco y corbata y la miró, deteniéndose en el proceso de terminar de vestirse.
—Tierra llamando a Saúl.
Saúl se colocó la corbata alrededor de su cuello. Fleur se acercó a él.
—Te ves muy bien.— le dijo él aun sosteniendo cada extremo de la corbata.
Fleur se encogió de hombros con una sonrisa y tomó los dos extremos de la corbata, Saúl la miró extrañado mientras ella hacía el nudo de la corbata. Sabía que él la miraba y le dio una corta sonrisa.
Luego de que Fleur le ayudará a colocar la corbata, salieron de la casa y se fueron en el auto de ella. La idea fue de Saúl y le había sorprendido. Saúl había cambiado su actitud hacía ella y viceversa. El simple hecho de que volvían a conocerse era divertido, había conocido una parte de él y muy poco de otra parte que él tenía oculta, y claro, la versión que es ahora. Por eso dicen que el pasado forja a la persona que serás más adelante.
—Fleur, es en la casa blanca, te has pasado.
La voz de Saúl le hizo salir de sus pensamientos. Él estaba sonriendo por el hecho de que ella se había pasado la casa de Antoni.
—Sólo me pase para poder parquear bien el carro.— se excusó.
Saúl y ella se bajaron al mismo tiempo.
—Te creo— dijo con sarcasmo—. ¿Vamos?
Extendió su brazo. Nunca había ido a una cena de pre-cumpleaños de Saúl, y no sabía a quienes se encontraría.
Fleur entró del brazo con Saúl, la casa tenía un portón de acero que les había abierto un portero, la casa no era muy diferente a la de ellos, sólo que Antoni tenía más vecinos a su alrededor.
Cuando entraron, sintió como el corazón se le quería salir del lugar que ocupa en su pecho. El salón no estaba lleno de personas, pero había suficientes para crear el momento. Estaba la secretaria de Saúl, que le impresionó reconocerla, ella se acercó a él y le saludo, estaba el señor de recursos humanos, los tres diseñadores, la secretaria de Fleur y varios que no conocía.
Alcanzó a escuchar los murmullos sorprendidos de todos los demás diciendo: "¿Vinieron juntos?" "¿Se reconciliaron?" "Al fin vino con su esposa y no sólo"... Y muchos comentarios más que cesaron con la llegada de Antoni del brazo con la que había sido su secretaria un tiempo atrás, Andrea.
Ambos bajaron las escaleras, la piel morena de Andrea resaltaba con el vestido blanco que tenía, su cabello largo estaba recogido completamente en una trenza. En cambio, Antoni tenía un traje negro que resaltaba su singular cuerpo bien definido. Era más alto que Saúl, su cabello era rubio y los ojos azules.
Miro a Saúl de reojo, su cabello marrón oscuro, sus ojos cafés, era tan diferente a Antoni físicamente pero igual de seductor y simpático que él.
—Han llegado los invitados de honor— dijo Antoni llegando a ellos y haciendo que Fleur dejara de pensar en lo bien que se veía Saúl.
Se acercó a Saúl y le saludó, luego a ella mientras Andrea lo saludaba.
—Me alegra que hayas venido.
Fleur sólo le sonrió, no sabía qué responder con respecto a eso. Antoni los guio a todos a la piscina, donde estaba la mesa puesta, con los puestos contados. La música era suave, había otra mesa que estaba llena de diferentes tragos y cada quien se podía servir el trago que quisiera.
Fleur estaba parada al lado de la mesa, mirando a todos, Antoni le estaba diciendo algo animadamente a Saúl.
—Son muy unidos.
Fleur miró a Andrea que le estaba hablando, tenía una copa de champán en su mano izquierda, mientras, Fleur tomaba vino tinto.