30 Días A Su Lado.

Capítulo 18: Día 18.

Fleur

Fleur sentía frio, miro hacia la ventana del cuarto y noto el sol irradiando su luz cálida. Pero su frio era diferente, Saúl no estaba a su lado. No entendía porque si él quería ganar su confianza y tener su amistad, no estaba ahí. ¿O se equivocaba y eso no era lo que quería? ¿Si quería solo su amistad después de aquella noche? Ya comenzaba a gustarle compartir con él, eso quería decir mucho.

Generalmente su humor era muy débil, cualquier cosa le podía cambiar la felicidad por ira y, Saúl hacia que pudiera sentir tanto en tan solo un momento.

Trato de hacer lo que hacía antes de tratar con él, seguir su antigua rutina, pero al parecer se había acostumbrado a levantarse y dormir con Saúl, si al despertar no estaba, le estaba esperando en el comedor para desayunar. Ahora sentía que lo odiaba más, solo que lo hacía por hacer que sintiera la necesidad de saber de él.

Llego a la oficina, su secretaria le sonrió y ella de vuelta pero sabía que todos la miraban, sabía que en su rostro se reflejaba el mal humor que sentía. Cuando cerró la puerta detrás de ella, cerrándola un poco duro, dejo su bolso en el sillón y se sentó en su silla, mirando a la ciudad. El toque a su puerta le hizo irritar más.

—Ahora no puedo atender a nadie.— informo.

El toque de la puerta ceso, pero en cambio, entraron. Se giró en su silla con mal humor para enfrentarse al intruso pero en cambio, Saúl entraba sonriente, con su traje bien organizado, su cabello perfectamente peinado, tenía las manos en sus bolsillos.

—Buenos días, mi querida Fleur.

—Buenos días, Saúl.— apenas dijo y se giró de nuevo.

Escucho los pasos de Saúl al caminar, por el rabillo del ojo pudo ver que también miraba a la ciudad, con una sonrisa, la luz del sol le reflejaba, haciendo que sus ojos se vieran más brillantes y que su cabello castaño se viera de un tono miel bajo la luz.

—¿Me puedes decir porque tanta felicidad?

—Oh, parece que te levantaste de mal humor.

—¿Si no encuentras a tu esposo a tu lado, no es suficiente para estarlo?

Saúl cerró los ojos mientras reía, las arrugaras que se le formaban en el rabillo de los ojos, el sol jugando con su rostro y él mostrando sus dientes, le hacía ver... sexy.

—¿Cuál es la risa?

—Trataste de sonar sarcástica pero fracasaste— se humedeció los labios y la miro—. Me gusta verte enojada.

Camino de nuevo al centro de la oficina, Fleur se giró y lo vio parado dándole la espalda, sin sacar las manos de sus bolsillos, haciendo que se le notara un poco el trasero.

—¿A qué has venido?

—Por ti— dijo Saúl mirándole y regalándole una sonrisa—. Quiero que me acompañes a un lugar.

—No pienso salir de aquí, tengo mucho trabajo.— dijo decidida aunque no fuera cien por ciento verdad, tenía curiosidad, pero se sentía baja de ánimo.

—Muy bien, nos quedaremos y lo que planeaba hacer, lo haremos aquí.

Saúl tomo la silla que estaba del otro lado del escritorio y se sentó frente a ella, con sus manos juntas y sonriendo.

—Verte tan feliz es tan frustrante. — dijo sintiendo que tenía ganas de sonreír.

—Oh, vamos, Fleur. Se te ve bien esa arruga que se te hace en la frente cuando estas enojada.

—Saúl...— le riño.

—Ok— levanto las manos—. Quería hacer esto de otra forma pero no me dejas otra opción.

Saúl suspiro y sonrió.

—Antes que nada— continuo—, quiero que sepas que ya tengo el resultado de la prueba de paternidad, por eso fue que no me encontraste esta mañana, y por otra razón también.

No quería sonar ansiosa por saber el resultado así que se limitó a mirarlo para que prosiguiera.

—Ha salido negativa. Antoni es el padre del bebé de Sandra— dijo.

—¿Y la otra razón por la que saliste tan temprano?— se le escapo la pregunta pero al escuchar que Saúl no era el padre del niño, sintió un leve alivio.

—Fleur, yo quisiera intentar algo contigo, me he dado cuenta de que siempre me has atraído pero saber que me odias, que yo he participado para que tu vida haya tomado un giro inesperado, que no pudieras escoger que hacer con tu vida, hacía que lo que me gustabas se sintiera más como culpabilidad, y, de cierto modo lo es...




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