30 Días A Su Lado.

Capítulo 22: Día 22.

Saúl

No sabía porque estaba tan nervioso. Fleur y él habían empezado una relación que había tenido un inicio poco práctico, la empresa estaba justo donde debía, era reconocida nacionalmente, aún le faltaba comercializar al exterior pero tenía esperanza que con el tiempo lo lograría.

Su nerviosismo no era normal, tenía un presentimiento, todo estaba muy bien y eso era raro.

Trato de pensar en algo bueno, como en Fleur y él hablando bajo la luz solar, la brisa fresca del mar acariciando sus cuerpos, el agua fría del mar, lo bien que la pasaron cuando Antoni y Andrea al fin arreglaron las cosas completamente.

Recordó el momento cuando le había aplicado el bloqueador solar, ya había acariciado todo su cuerpo antes, pero cuando lo hacía de nuevo era como si nunca lo hubiera hecho. Ella había notado el efecto que provocó en él ese momento y se levantó llevándoselo con ella, aprovechando que Antoni y Andrea estaban comprando el almuerzo en un puerto donde habían parado.

Fleur tiraba de Saúl. Él apenas y podía cerrar las puertas detrás de sí. Sentía que no podía resistir más, Fleur en un traje de baño de dos piezas negro, dejando ver sus hermosas sus pecas, todo su cuerpo ante él. Si estar con ella era un pecado, Saúl feliz de ser todo un pecador.

Saúl casi le propone cambiar de dirección al ver que Fleur lo dirigía al baño del yate. No era muy grande, lo suficiente para dos personas. Ella le pasó el seguro a la puerta y lo atrajo hacía ella del brazo. Casi instantáneamente se besaron, Saúl disfrutando poder morder su labio inferior y luego el superior, ella dejándose besar el cuello y morder mientras pasaba sus uñas por la espalda de Saúl y lo pegaba más hacía ella con una pierna.

Fleur se alejó de él, sus ojos cafés estaban oscuros, con la excitación reflejada en ellos, le sonrió a medio lado y le giro, quedando él contra la pared. Casi siempre, con todas las mujeres que había estado, prefería ser él quien llevará las riendas del momento, pero con Fleur todo lo que creía que quería era mentira.

Ella le dio un corto beso con una mordida, comenzó a besar el cuello de Saúl y bajo, lenta y dolorosamente para él. Deseaba que ya estuviera allí, haciendo lo que ella quisiera, su lentitud era su perdición pero a la vez le excitaba más.

Cuando Fleur llegó al lugar, Saúl contuvo el aliento. La forma en que ella se había apoderado del momento era embriagadora para él. Le tomó por el cabello con una mano, haciendo que ella lo hiciera a su gusto, pero Fleur estaba enfrascada en hacerlo a su manera, lento y luego un poco más rápido, y con su otra mano, se apoyaba en la pared, en todo el marco de la puerta. Saúl echaba su cabeza hacia atrás y mordía su labio, con tal fuerza que llegó a sangrar, pero no le importó, lo que le importaba estaba por llegar en ese momento, justo donde Fleur estaba torturándolo placenteramente. Hasta que se dejó llevar, con ella aún en el lugar, de rodillas ante él.

Tomo las llaves del auto, dejando ese recuerdo tan claro y reciente a un lado en su cabeza y salió de la oficina. Tenía una reunión esa tarde con James, y Fleur le acompañaría.

Tocó a la puerta de la oficina de Fleur, le había pedido a la secretaria de ella que no le avisará, al parecer ella supo que era él porque abrió la puerta y le sonrió.

— ¿Lista?— dijo.

—Siempre, señor Ferguson.

Fleur sonrió de lado y salió con su bolso en mano, no sin antes cerrar la puerta. Saúl sonrió y antes de que pudiera alguien verlo, le dio una palmada en el trasero, antes de pasar su mano por la cintura de ella y caminar juntos al ascensor.




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